Según un factor decisivo: anticiparon con la inteligencia artificial cuánto va a rendir la soja
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Mediante el uso de inteligencia artificial, una startup logró anticipar los posibles rendimientos de la soja en esta campaña, en función de si las lluvias acompañarán o no hasta el final del ciclo de los cultivos. El análisis tomó en cuenta datos de los últimos 40 años y comparó los resultados registrados en los períodos con mayor y menor cantidad de precipitaciones.
Este análisis reveló que, si las lluvias acompañan, los productores bonaerenses en Rojas podrían cosechar 4245 kilos por hectárea (kg/ha), en Pergamino 3542 kg/ha, en Venado Tuerto (Santa Fe) 4488 kg/ha y en La Carlota (Córdoba) 4159 kg/ha. En contraste, si resulta seco, los rendimientos en estas localidades serían de 4082 kg/ha en Rojas, 4393 kg/ha en Venado Tuerto, 3864 kg/ha en La Carlota y 3293 kg/ha en Pergamino.
El estudio fue realizado por YielData, una firma que desarrolló una herramienta diseñada para predecir rendimientos agrícolas combinando información meteorológica, edafológica (del suelo) y de manejo agronómico mediante el uso de inteligencia artificial. Además de calcular el rendimiento promedio, el sistema permite proyectar escenarios con los valores máximos y mínimos que se podrían alcanzar según las condiciones climáticas.
También se analizaron otras localidades, donde se observó que los rendimientos varían según la disponibilidad de lluvias. En un año húmedo, los rendimientos esperados serían de 4132 kg/ha en Arrecifes, 4177 kg/ha en Chacabuco, 3940 kg/ha en Inés Indart, 3585 kg/ha en Roberto Cano, 4541 kg/ha en Salto, 4065 kg/ha en Los Mistoles y 3999 kg/ha en Monte del Rosario. En contraste, si es seco, los valores proyectados serían 3905 kg/ha en Arrecifes, 4162 kg/ha en Chacabuco, 3790 kg/ha en Inés Indart, 3451 kg/ha en Roberto Cano, 4357 kg/ha en Salto, 3687 kg/ha en Los Mistoles y 3567 kg/ha en Monte del Rosario.
Este análisis también permite evaluar los riesgos asociados a cada escenario. “En la mayoría de los casos, un fin de campaña húmedo no solo garantiza un mejor rendimiento promedio, sino que también reduce el riesgo de obtener rindes extremadamente bajos. En contraste, los años con un fin de campaña seco presentan un escenario más volátil, donde algunos lotes pueden mantener su productividad, pero otros quedan expuestos a caídas drásticas”, explicó Mariano Tamburrino, uno de los socios fundadores de la startup.
En Buenos Aires, los datos reflejaron marcadas diferencias entre los mínimos en los años húmedos y secos en términos de rendimiento. “En Arrecifes, por ejemplo, el rendimiento mínimo en años con fines de ciclo húmedos (3329 kg/ha) es significativamente superior al de los fines de ciclo secos (1656 kg/ha), evidenciando la vulnerabilidad ante la falta de lluvias. Un patrón similar se repite en Pergamino y Salto, donde los fines de ciclo secos pueden generar mínimos preocupantes”, indicó. En rigor, en Pergamino el rendimiento mínimo en un año seco podría caer a 1667 kg/ha, es decir, casi la mitad de lo que sería el mínimo en un año húmedo, mientras que en Salto el mínimo proyectado es de 2278 kg/ha.
Un caso particular se da en Chacabuco, donde las diferencias entre escenarios húmedos y secos son casi imperceptibles. En caso de que las lluvias acompañen, el rendimiento esperado es de 4177 kg/ha, mientras que si no lo hacen sería de 4162 kg/ha. “En Salto, los valores máximos incluso favorecen levemente a los años donde el fin de ciclo sería seco, lo que sugiere que, con un manejo adecuado, es posible sostener buenos rindes a pesar de una menor disponibilidad de agua. No obstante, el riesgo de caídas bruscas sigue presente”, agregó Tamburrino.
En Córdoba, el impacto del agua es aún más evidente. En Río Primero, el rendimiento mínimo en años con fines de ciclo húmedos (2640 kilos ) casi duplica al de los años secos (1410 kilos), lo que subraya la importancia del régimen de lluvias en esta región. Totoral presenta una situación similar: aunque el promedio también es superior en años húmedos (4060 vs. 3820 kilos), la diferencia más impactante se observa en los pisos productivos, donde los años secos pueden reducir el rendimiento mínimo a menos de la mitad.
Por su parte, en Santa Fe, a diferencia de Buenos Aires y Córdoba, General López mostró una gran estabilidad productiva. Los rendimientos promedio se mantienen en torno a 4600 kilos, con diferencias mínimas entre fines de ciclo húmedos y secos. “Aquí, la soja parece menos dependiente del régimen de lluvias, lo que sugiere que factores como la calidad del suelo o las prácticas agronómicas juegan un rol clave en la estabilidad de los rindes”, apuntó.
“Si las lluvias acompañan, es probable que los rindes se sostengan en buenos niveles en gran parte de la región pampeana. En cambio, un escenario de fin de ciclo seco podría comprometer los pisos productivos, especialmente en las zonas más vulnerables como Río Primero, Totoral, Pergamino y Salto”, concluyó Tamburrino.
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