Boicot contra Spotify por la inversión millonaria de su fundador en tecnología militar con IA

La enésima campaña de boicot contra Spotify (anteriormente ha habido otras por sus condiciones de royalties, por acoger podcasts negacionistas, etc) ya está tomando forma y extendiéndose por el mundo, después de que la banda estadounidense Deerhof hiciese saltar la liebre la semana pasada con el anuncio de la retirada de su música de la plataforma, tras conocerse que el CEO de la plataforma de streaming, Daniel Ek, ha invertido 700 millones de dólares en Helsing, una empresa alemana de armamento diseñado con Inteligencia Artificial.
«Nos vamos de Spotify», dijo la veterana banda indie de San Franscisco, en un comunicado que continúa: «Daniel Ek ha utilizado 700 millones de dólares de su fortuna en Spotify para convertirse en presidente de una empresa de tecnología de guerra diseñada con IA. No ha sido un titular que nos haya gustado leer esta semana. No queremos que nuestra música mate a la gente. No queremos que nuestro éxito esté ligado a la tecnología de guerra de la IA».
El cuarteto reconoce que son unos «privilegiados» porque en su caso la decisión ha sido «bastante fácil» de tomar. «Spotify sólo paga una miseria y nosotros ganamos mucho más con las giras. Pero también entendemos que otros artistas y sellos dependan de Spotify para una mayor parte de sus ingresos, y no juzgamos a los que no pueden hacer lo mismo a corto plazo».
El comunicado explica en detalle su postura ante el destino de esos cientos de millones de beneficios de Spotify: «La tecnología de combate basada en la inteligencia artificial se está convirtiendo claramente en el nuevo artículo de moda para los superricos. Cada vez está más claro que el ejército y la policía existen principalmente como seguridad de la clase multimillonaria. Cuanto más maten los ordenadores, mejor será su cuenta de resultados. La selección informatizada de objetivos, el exterminio informatizado, la desestabilización informatizada con fines lucrativos, probada con éxito en la población de Gaza, también resuelve por fin el eterno inconveniente para los que hacen la guerra: elimina la compasión humana y la moralidad de la ecuación».
Deerhof aseguran que Spotify «se está tirando por el retrete» a sí misma, y que «con el tiempo, los artistas querrán abandonar esta ya ampliamente odiada estafa de extracción de datos disfrazada de compañía musical, que es espeluznante para los usuarios y una mierda para los artistas». Y concluyen: «Deerhoof es una pequeña empresa familiar que sabe cuándo es suficiente. No somos capitalistas ni queremos conquistar el mundo. Especialmente si el precio de la «descubribilidad» es dejar que los oligarcas llenen el globo de armamento informatizado, vamos a pasar de los supuestos beneficios. Creemos que este dilema llegará pronto a un punto crítico, y predecimos que la mayoría de la gente no se va a poner del lado de los multimillonarios».
El grupo cuenta con el apoyo de su sello Joyful Noise, «algo que hay que agradecer, porque están compartiendo el golpe financiero». En otro comunicado, la discográfica dice estar «asqueada» por el hecho de que sus lanzamientos «hayan contribuido inadvertidamente a la maquinaria bélica mundial», y analiza de esta forma la situación: «Desde los albores del streaming, los artistas y sellos independientes se han visto obligados a participar junto a diversas entidades de streaming para sobrevivir, entidades que a menudo están financiadas por fuentes que no se alinean con nuestros valores. No juzgamos a ningún artista que desee mantener su música en la plataforma. Sin embargo, animamos a los verdaderos amantes de la música a que, en la medida de lo posible, compren directamente a los artistas o a la discográfica».
Este valiente movimiento ha sido seguido por artistas como la australiana Leah Senior, que ha iniciado la retirada de su catálogo tras hacer estas declaraciones a The Music Network: «En cuanto vi que Daniel Ek está invirtiendo en tecnología militar de IA, algo se rompió y pensé: 'Basta'. Todos sabemos que Spotify es malo, siempre ha sido malo, pero a los artistas se nos hace sentir que lo necesitamos, como si fuera un mal necesario del mundo musical actual. Pues yo digo que no los necesitamos».



La banda Dr Sure's Unusual Practice también va a quitar su música de Spotify, y llama a «un boicot más amplio» que haga mayor presión sobre Daniel Ek. «Es difícil sentir que tendremos algún impacto como artista pequeño, pero si podemos conseguir que artistas más consolidados se unan, creemos que puede ser una campaña poderosa. Nuestro trabajo, nuestra mano de obra, es casi la única herramienta que tenemos».
El sello holandés de música dance Kalahari Oyster Cult ya ha retirado la mayor parte de su catálogo, y en el panorama hispanohablante, el primero que ha alzado la voz ha sido Rubén Albarrán, líder de la reconocida banda mejicana Café Tacvba, quien a través de un vídeo, ha advertido sobre el peligro de normalizar este tipo de inversiones «que podrían estar siendo utilizadas actualmente en contra de los niños en Sudán, en el Congo, en Palestina, en Ucrania», y afirma: «El boicot es nuestra arma. Como artistas este es el verdadero compromiso con nuestra sociedad».
Mientras tanto, las redes sociales se van llenando de comentarios de usuarios de Spotify que aseguran que van a darse de baja. «Por fin cancelo mi suscripción a Spotify: ¿por qué estoy pagando por una aplicación de mierda que funciona peor que hace 10 años, mientras su director general gasta todo mi dinero en fantasías militares tecnofascistas?», ha dicho un usuario en X. Otro ha escrito: «Cuando la tecnología se convierte en un arma, nuestras suscripciones se convierten en balas. Spotify no tiene las manos limpias: boicot al silencio, boicot a la sangre. Ningún arte debería financiar la destrucción».
Otro usuario dice: «Tu dinero está pagando drones militares, mientras los artistas mueren de hambre. Esto es el mal. Ek sacando provecho del valor de los artistas no ven y reinvirtiendo sus beneficios en máquinas asesinas». También se ha manifestado el sindicato de músicos United Musicians and Allied Workers, que califica a Ek de «belicista que paga a los artistas salarios de miseria»:
ABC.es