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El país que agota pero no aburre

El país que agota pero no aburre

Los más veteranos del lugar recordarán a Indira Gandhi. Pues bien, la mandataria india se empeñó en conocer a Gabriel García Márquez, y lo consiguió en la séptima cumbre de Países No Alineados, celebrada en 1983 en la ciudad de Nueva Delhi, adonde el Nobel colombiano viajó con el séquito que acompañaba al comandante Fidel Castro. El novelista y la ferviente lectora fueron presentados, congeniaron enseguida y no se despegaron. El caso es que, a los dos días de estar juntos, al autor de Cien años de soledad ya le parecía que Indira Gandhi era paisana, que “había nacido en Aracataca”. La historia la refiere el escritor peruano Santiago Roncagliolo. Pero, ojo, el cuento no ha acabado: resulta que Tomás Alcoverro, medio siglo de corresponsal en Oriente Medio, ¡ya estaba allí! Cubría para La Vanguardia, claro, aquella conferencia clave de la guerra fría, en un momento en que en lasuniversidades de la India todavía no habían descolgado los pósters del Che Guevara. “Es que no saben que ha muerto”, bromea Roncagliolo.

Así, en un ambiente distendido, transcurre la presentación de La ilusión de India (Diëresis), de Jordi Joan Baños, corresponsal de este diario desde Tailandia para Asia y quien también ejerció el viejo oficio –observar, fundirse en el paisaje, tratar de comprender y explicar– durante nada menos que una década en el subcontinente indio, un país que “cansa pero no aburre”. Agota, más bien. El padre octogenario del escritor y periodista, con ocasión de un viaje a Benarés, le confesó que la ciudad del Ganges se le antojaba “las puertas del infierno”, cuando ambos iban montados en un rickshaw , “circulando a tumba abierta entre la marabunta”.

Estamos a jueves, en la librería Altaïr, donde Baños explica que su propósito ha sido el de “quitar el velo de Maya de las apariencias”. La mayoría de obras dedicadas a la India se escoran en los extremos: o la presentan como un país místico e idealizado o bien, en una apología intelectual, hablan de un territorio “purulento” que acabará comiéndose el mundo. Ni lo uno ni lo otro; el corresponsal toma “el camino del medio”. El maestro Alcoverro se deshace en elogios sobre el libro de su colega, por su originalidad, por su vindicación del texto, por el estilo muy distante de las crónicas escritas “according to the sources”. Tantos halagos llueven sobre Baños que Pep Bernadas, director de Altaïr, le suelta: “No cal que sopis avui”.

En España el franquismo dejó una herencia: “Nepotismo y corrupción”, dice Giles Tremlett

En los últimos años India no solo ha sobrepasado a China en población, sino que también se ha convertido en un eslabón clave para la industria textil global. Y mira tú por dónde, a esta misma hora están hablando sobre el fenómeno de la moda en la calle de arriba, en la Finestres, dedicada al arte y el cómic. Llegamos tarde, raspando, pero justo a tiempo de constatar el poder de convocatoria de Marc Giró.

Santiago Roncagliolo, Jordi Joan Baños y Tomás Alcoverro en la librería Altaïr

Mané Espinosa

Más de cien personas encantadas de la vida y muchas risas en el bautizo de Filosofia de la moda. Textos escollits (Ela Geminada), en edición (y prólogo) de Rita Rakosnik. Quien suscribe y el cuerpo de bomberos al completo de Fahrenheit 451 agradecen al Altísimo que las presentaciones de libros sean entretenidas, y así la tarde se convierte en un popurrí desopilante donde se mezclan el lujo, el concepto de la elegancia, los prescriptores de TikTok, la Comuna de París, las damas estilosas favoritas de la autora —Elsa Peretti, Audrey Hepburn y Marlene Dietrich—, la teoría del goteo (la imposición de la moda vendría desde arriba) y la boda de Jeff Bezos en Venecia.

Jordi Joan Baños presenta en Altaïr ‘La ilusión de India’, con Tomás Alcoverro y Santiago Roncagliolo

Volviendo la crónica hacia atrás, dice Baños que “hay países a los que les falta un tornillo y países a los que le falta una rueda”; a la India le faltan tres y, sin embargo, se mueve; o sea, que en todas partes cuecen habas. En España, sin ir más lejos, el franquismo nos dejó una herencia de rechupete: “El nepotismo y la corrupción”, a decir del hispanista Giles Tremlett. Lo afirma en +Bernat, el martes, en una charla sobre Franco. El dictador que moldeó un país (Debate), acompañado del editor Miguel Aguilar; Neus Tomàs, directora adjunta de ElDiario.es , y una nutrida representación de la colonia británica en Barcelona.

Postdata: por favor, no dejen las copas consumidas sobre los libros nuevecitos, que son para venderse.

lavanguardia

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