La valiosa colección de Guillermo Jaim Etcheverry completa el acervo del Museo de Arte Tigre

“Un acto de grandeza inusual”, así definió días pasados el historiador del arte José Emilio Burucúa la donación en vida del doctor Guillermo Jaim Etcheverry de su colección de arte al Museo de Arte Tigre (MAT). Fue al recibir en su lugar, ausente por motivos de salud, el decreto del Municipio de Tigre de manos del intendente Julio Zamora por la donación de 238 obras de 107 artistas. También a partir de ahora una de las salas de la planta baja dedicada a exposiciones temporarias llevará su nombre.
Durante el acto de presentación, historiadores del arte, gestores culturales, artistas y público en general recorrían con sumo asombro e interés el valioso conjunto de 205 producciones expuestas del total, en la sala principal de la planta baja. Entre ellos estaban Tulio Andreussi, presidente del Fondo Nacional de las Artes y Telma Castro, presidenta de la Asociación Amigos del MAT.
"Pájaro", 1982, de Roberto Aizenberg.
El artista Jorge Sarsale comentó emocionado frente al cuadro de Juan Battle Planas Jugaban dos niños rubios (1963), que por esa pintura decidió a los once años ser artista. Al finalizar la primaria, la Asociación Cooperadora de su colegio le regaló el libro Cuentistas y pintores de Eudeba, donde estaba la reproducción. La anécdota acrecienta su trascendencia al considerar la importancia que siempre otorgó Etcheverry a la educación, al igual que el MAT desde su origen. El museo recibió en el último mes 800 alumnos de 24 escuelas con visitas especialmente diseñadas.
El conjunto, mayoritariamente pinturas, más dibujos, grabados y esculturas, hasta hace un tiempo recorría la casa del médico, científico y ex rector de la Universidad de Buenos Aires. Encontramos trabajos de Ana Weiss de Rossi, Emilio Pettoruti, Lino Enea Spilimbergo, Roberto Aizenberg, Juan Carlos Castagnino, Miguel Diómede, Enio Iommi, Carlos Alonso, Noemí Gerstein, Fermín Eguía, Pablo Suárez, Alicia Penalba, Josefina Robirosa, Mabel Rubli, Alfredo Londaibere. Y de algunos no locales como los españoles Eduardo Chillida, Joan Miró y Salvador Dalí, el chileno Roberto Matta, entre tantos otros.
"Dance", de Alicia Penalba.
El diseño expositivo propuesto en la sala agrupa las obras de acuerdo a la clasificación del patrimonio de la institución desde su inicio en figura humana, naturaleza muerta, paisajes, Escuela de La Boca, Los Modernos y Tigre. Las características de la colección de Etcheverry se encuentran en total consonancia con el acervo del museo. La donación fue resultado de un vínculo construido a lo largo de los años, que se consolidó por el perfil patrimonial y educativo de la institución alineado con la visión del coleccionista. Durante 2024, el equipo del museo realizó el registro documental de todas las obras en la casa de Etcheverry.
La directora del museo desde hace siete años, Graciela Arbolave, estuvo ligada a la institución desde sus orígenes en su rol de restauradora. Defensora de la importancia del patrimonio y del espíritu con el cual se fundó, en diálogo con Clarín comentó: “El MAT nació con relativamente pocas obras, unas 170, y con faltantes. Por ejemplo, dentro de los pintores que habían ilustrado el paisaje argentino no estaba Martín Malharro y tuvimos la suerte de que con la colección de Carlos Franck –donada en 2020– entraron dos obras del artista. Así nos pasa con la colección Etcheverry con artistas que no teníamos (Aizenberg, Pettoruti) o de los mismos autores que sí teníamos y logramos potenciarlos.”
"Los que comen del arte", de Pablo Suárez (1993).
“Los artistas poseen el don singular de hacer accesibles conceptos complejos”, escribió Etcheverry en un texto presente en el catálogo del MAT editado en 2019. Siempre comprometido con la educación, el académico finalizaba: “Colaborar con la indelegable tarea de formar humanos, es la misión de instituciones culturales como el Museo de Arte Tigre, que brinda a su comunidad la posibilidad de reconocerse, de descubrir entre sus muros lo mejor de la herencia pasada y actual.”
Su interés por el patrimonio se materializó también en acciones como el rescate de una serie de quince retratos históricos de rectores de la UBA. Mediante un acuerdo entre la Universidad, el Museo Nacional de Arte Decorativo, la Fundación Antorchas con la supervisión del Dr. José Emilio Burucúa, se logró restaurar la serie de óleos de los siglos XIX y XX.
Dibujo grafito de Lino Enea Spilimbergo.
Con esta donación, el patrimonio de la institución asciende a 708 piezas con eje en el arte figurativo argentino de finales del siglo XIX y mediados del XX, pero con “un brazo extendido” a lo contemporáneo más el núcleo dedicado al Tigre. También fue muy importante la donación en vida del ingeniero Carlos Franck, en 2020, cuyo nombre a partir de ahora lleva otra de las salas del museo.
El majestuoso edificio donde hoy se resguarda todo este acervo se construyó en 1910, con la dirección de los arquitectos Pater y Dubois, y nació como club y casino, conocido como Tigre Club. En 1978 pasó a la municipalidad de Tigre y a partir de 1990 empezó su recuperación patrimonial para convertirlo en museo. Fue la decisión del intendente Ricardo Ubieto, quien compró el acervo fundacional mediante subasta pública con fondos públicos destinados a un legado artístico y cultural para toda la comunidad. El año próximo, la institución cumplirá 20 vitales años que parecen poco, sin embargo, ya han marcado a más de una generación de la mejor manera.
Museo de Arte Tigre. Av. Victorica 972. Miércoles a viernes de 13 a 18 h; sábados, domingos y feriados de 12 a 18 h. Hasta el 29 de marzo de 2026. Entrada general, 5100 pesos. Menores de 12 años, personas con discapacidad y jubilados con acreditación, gratis.
Clarin