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PhotoEspaña convierte un local olvidado de Madrid en una selva de arte

PhotoEspaña convierte un local olvidado de Madrid en una selva de arte

Los vecinos del barrio han olvidado qué había antes ahí. "Era un centro de psicología", señala una mujer en la asociación de vecinos, pero otra junto a ella niega con la cabeza: "Ahí cerca había una tintorería", aunque tampoco era eso. Pareciera que, tras un profundo sueño, todos hubieran perdido la memoria. Solo hay una pista: el establecimiento, abandonado durante años, tenía un cartel verde en el que ponía Club Natura, en Eugenio Salazar 25. ¿Era un centro de bienestar o de yoga quizá? ¿Un herbolario? Pío Cabanillas tampoco lo sabe, por mucho que haya preguntado a los vecinos, pero le gustaba el ambiente abandonado del sitio porque contrastaba con su propia obra y con la de Sandra Zobel. Ahora, el lugar abandonado es la galería Imara Estudio y albergará hasta el próximo 17 de julio la exposición fotográfica Revenge, en el marco del festival off de PhotoEspaña.

Ubicada en el corazón del madrileño barrio de Prosperidad, Imara Estudio todavía se está asentando. Poco a poco. Los vecinos asoman la cabeza, curiosos, y algunos se atreven a entrar. "Hola, ¿esto es una carpintería? ¿No? Entonces, ¿dónde está?", pregunta una mujer un poco perdida. "Ya tenemos la anécdota del día", bromea Pío Cabanillas, mientras explica pacientemente a todo el que entra en qué consiste la exposición. "Espero veros, en la inauguración del jueves daremos vino".

En el barrio no están acostumbrados a esta clase de locales (se mezclan los centros de reiki estilo new age y los gimnasios de crossfit con los comercios de toda la vida. Incluso hay una tienda que vende huevos tan solo un día a la semana, mostrando las distintas caras de la gentrificación), pero el fotógrafo señala que la propuesta ha gustado mucho, aunque las exposiciones de PhotoEspaña suelen albergarse en zonas más céntricas de la capital. "El barrio está respondiendo increíblemente", cuenta Pío. "Les comentamos que se metan en los hastags de PhotoEspaña y así hacemos el gran proyecto de cultura de Prospe. Es un barrio encantador, como un pequeño pueblo".

placeholder Espacio Imara en Prosperidad. (Cedida)
Espacio Imara en Prosperidad. (Cedida)

Pío Cabanillas viajó hasta los confines del mundo, literalmente, para hacer las fotografías que ahora pueden verse en el marco de PhotoEspaña. En el remoto archipiélago de las Shetland del Sur, en la remota isla Decepción —evocador nombre— había una estación ballenera abandonada, y ahí comenzó su obra. "En el enclave antártico estaban los vestigios de una de las industrias más aniquiladoras del siglo XX, permanecían ahí como ruinas", señala. Con su cámara no pretendía documentar un lugar físico en concreto (aunque también), sino más bien la memoria de la violencia ejercida por el ser humano sobre la naturaleza. "El paisaje antártico no solo aparece como telón de fondo, sino como una fuerza activa que responde y reescribe el territorio bajo una nueva lógica temporal: la de la resiliencia natural".

Viajaron a la remota isla Decepción en el Ártico, Micronesia y Filipinas para fotografiar lugares abandonados donde florece la naturaleza

Cuando volvió a España y conoció a Sandra Zobel, ambos se sorprendieron por la similitud de sus obras. Zobel había viajado al otro extremo de la Tierra, concretamente a las islas de Yap y Coron, en Micronesia y Filipinas respectivamente, pero su temática era muy parecida. O quizá es que la naturaleza responde igual en todas partes. Con sus fotografías, Zobel también pretendía poner de manifiesto cómo la humedad en aquellos lugares selváticos ha descompuesto rápidamente cualquier huella humana, convirtiendo las estructuras creadas tiempo atrás en esculturas llamadas a desaparecer por completo y quedar en el olvido. "La naturaleza recuperando lo que es suyo", cuenta Pío, recordando de alguna manera esa frase que comenzó a escucharse en los primeros días de la pandemia, cuando todo parecía abandonado y solitario.

Por ello mismo, Imara Studio es el lugar perfecto para su propósito, pues abandonado durante mucho tiempo, parece dispuesto a renacer de nuevo y a tener una segunda oportunidad. Las fotografías de Zobel y Cabanillas funcionan a modo de instalación, pues entrar en Imara Studio es como hacerlo en la selva: por todas partes cuelgan hierbajos y ramas, e incluso hay un sofá abandonado en el centro de la sala, que parece a punto de desaparecer entre la maleza.

placeholder  Isla Decepción. (Pío Cabanillas)
Isla Decepción. (Pío Cabanillas)

"El concepto es relativamente sencillo: el ser humano entra en la naturaleza y la distorsiona completamente o se la carga, y después deja los restos y los escombros, lo que también es destructivo", señala el fotógrafo. "Después la naturaleza recupera su sitio. Por eso decidimos que junto a las fotografías haríamos una instalación en el mismo sentido: todo lo que se ve son piezas que estaban en este mismo local y que cumplían esto que hablamos, todo estaba abandonado, tirado, sin reciclar... con ello hemos decorado la galería".

En total hay trece fotografías: siete de Cabanillas y seis de Zobel. Según sus propios artistas, Revenge no es una serie fotográfica neutra porque no busca embellecer la ruina, sino que más bien documenta la consecuencia material de una ética que prioriza la explotación y la ganancia sobre la vida.

"Esto es un testimonio de cómo el ser humano ha intentado dominar ecosistemas completos sin asumir las consecuencias de sus acciones"

"La estación ballenera y las islas de Micronesia y Filipinas son aquí metáfora y evidencia: un testimonio de cómo el ser humano ha intentado dominar ecosistemas completos sin asumir las consecuencias de sus acciones", explica. "Pero también es símbolo de la persistencia de la vida más allá del desastre. Las imágenes nos recuerdan que toda huella humana es transitoria y que la naturaleza siempre encuentra la forma de reclamar lo que le pertenece. La venganza de la naturaleza no es odio, es equilibrio. Lo que fue tomado será devuelto, lo que fue destruido será reemplazado, lo que fue impuesto será borrado".

placeholder  Fotografía de Sandra Zobel. (Cedida)
Fotografía de Sandra Zobel. (Cedida)

Cuando termine la exposición dentro de dos meses, el centro se convertirá en sala de exposiciones y de eventos: "Para quien quiera presentar un libro, una colonia de L'Oréal, lo que sea. Abajo habrá estudio de fotografía y de filmación, también habrá sitio para almacén porque esto es muy grande. Habrá zona de coworking, laboratorio de fotografía... es una idea multiservicio, de taller y también de cursos y clases. Y aunque es muy audiovisual será muy adaptable. La fotografía, el arte y la escultura tendrán la prioridad", señala el fotógrafo. Pero, hasta entonces, Revenge continuará como recordatorio de nuestra vulnerabilidad ante la regeneración de la naturaleza, para los curiosos o incluso para aquellos que lo encuentren mientras andaban buscando una carpintería.

El Confidencial

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