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Sijena: ¿Cuáles son los riesgos reales del traslado de las pinturas murales según el MNAC?

Sijena: ¿Cuáles son los riesgos reales del traslado de las pinturas murales según el MNAC?

Durante la Guerra Civil y hasta el final de la II Guerra Mundial, Europa corrió a salvar su patrimonio histórico del románico debido al riesgo de perderlo por los bombardeos, incendios y saqueos ocasionados durante las contiendas. El 'strappo', técnica que se utiliza para separar la capa pictórica de una pintura mural de su soporte, se popularizó y se salvaron muchos murales de esta forma. Éste es el caso de Sijena. Lamentablemente, lo violento de este proceso también dañó muchos otros, que se perdieron para siempre.

Después de que el patronato del Museo Nacional de Arte de Cataluña se haya declarado «incapaz técnicamente» de arrancar sus pinturas murales para devolverlas al Real Monasterio de Santa María de Sijena, la pregunta es cómo, cuando se haga, será posible. El MNAC pide la creación de un equipo técnico para evaluar y elegir la mejor de las posibilidades. ¿Existe o no una posible? «En 1936, la situación de urgencia determinó la utilización del 'strappo'. Actualmente, la urgencia no subsiste, dado que las pinturas no se encuentran en condiciones de riesgo. Al contrario», comentaba Simona Sajeva, directora del Estudio de Ingeniería Aplicada a la Conservación Interface, y una de las máximas expertas en conservación de pintura mural del mundo, en un informe externo realizado a instancias del MNAC en 2016. «Esto constituye una ventaja para las pinturas, dado que cualquier decisión a este respecto se puede tomar haciendo todas las valoraciones técnicas preliminares necesarias», continuó. En eso está el MNAC, en hacer todas las valoraciones preliminares necesarias. Y en esto también estarán el ministerio de Cultura y el Gobierno de Aragón por el bien de las piezas.

Según el estudio que realizó Sajeva para valorar un posible traslado de las pinturas, primero habría que asegurar lo posible que las pinturas no queden dañadas en el desmontaje. Después habría que asegurar un sistema viable de transporte con contenedores que hoy no tienen permiso de circulación, así que habría que pedir una excepción. Y, paralelamente, habría que adecuar Sijena para controlar lo máximo posible su sistema medioambiental. Sajeva habla de «esperar un año» después de la adecuación del espacio antes del traslado definitivo para ver que no se reproduzcan los problemas que hoy tiene la futura sala de exposición de los murales. ¿Puede esperar tanto Aragón? ¿Hasta qué punto es urgente el traslado?

El desmontaje: un problema milimétrico

El principal problema a la hora de desmontar la estructura que ahora contiene las pinturas murales es que no es posible separarlas de las telas de las estructuras de madera. Es decir, habría que trasportar las estructuras completas. En el juicio celebrado en 2016 que dio la razón al monasterio de Sijena, ya se aseguró que el traslado «no era imposible». Sólo había un condicionante: «que no se separe la pintura de la tela y la tela de la madera», tal y como declaró Rosa Maria Gasol y Fargas, conservadora y restauradora de pintura mural.

El estado actual de las pinturas, con cortes, distintos tipos de lesiones, y transformaciones debidas a reacciones químicas sucedidas durante el incendio, obliga a separar de la estructura metálica los dos medios arcos de madera con las pinturas integradas. Una vez hecho esto, habría que colocarlos en soportes de máxima rigidez para limitar al máximo su deformación y llevarlos en contenedores lo suficientemente grandes que fueran más allá del límite de de los 4 metros de altura y 2.50 de anchura que hoy permite el código de circulación.

El trayecto: una dificultad añadida por el tamaño

Lo que todos los técnicos tienen claro, tanto los aragoneses como los del MNAC, es que las condiciones extremas de fragilidad de las pinturas obligan a una máxima precaución. Según Sajeva, el transporte que llevó los murales de Sijena al MNAC no puede ser el mismo ahora, con los nuevos estándares de conservación.

Del MNAC al Monasterio de Sijena hay unos 250 kilómetros, que a una velocidad media de 80 kilómetros hora puede realizarse en poco más de tres horas. Sin embargo, habría que estudiar la velocidad ideal para el trayecto para considerar las vibraciones a las que se verían expuestas las pinturas. Por un lado, no se puede ir lento, puesto que esto alarga el tiempo en el que las pinturas están expuestas a condiciones no idóneas. Y tampoco rápido porque esto sube el riego de vibración no controlable lo que provocaría desprendimientos de partes de la película pictórica.

Según Simona Sajeva, hay que considerar que el conjunto pictórico no ha sido nunca objeto de una operación de transporte parecida. «Sólo pequeñas partes de las pinturas han sido prestadas a otros museos. En todos los casos se trata de porciones reducidas sobre contrachapado, lo que garantiza una superficie continua, uniforme y rígida a las pinturas», escribe.

Llega a Sijena, ¿qué hay que tener en cuenta?

El MNAC tiene los murales en la sala 16, en un sótano con las condiciones medioambientales controladas al milímetro. Si se restituyeran las pinturas al Real Monasterio de Santa María de Sijena, este control, de momento, no sería posible, así que habría que habilitar la sala lo máximo posible para que se controlasen. «La sala está cerrada por la cubierta y no existe otro espacio cerrado sobre ésta. Por lo tanto, el espacio expositivo estaría en contacto directo con el exterior y quedaría expuesto a los cambios climáticos diarios», afirma el estudio.

Otro de los problemas que apunta el estudio es que los cimientos también se encuentran directamente sobre el suelo y éste está saturado de agua, lo que provoca un ambiente muy húmedo. «La humedad relativa del ambiente superior puede alcanzar valores muy elevados debido a la ascensión por capilaridad desde el suelo. Esto hace mucho más problemático el control de los valores térmicos e higrométricos», afirma.

Otro de los problemas sería la exposición a la luz solar. El monasterio cuenta actualmente con aberturas desde donde entra la luz y el sol es un enemigo mortal de la pintura. «Las aperturas en contacto directo con el ambiente exterior constituyen una discontinuidad en el aislamiento de la sala», concluye. Es decir, antes de cualquier traslado, habría que habilitar concienzudamente el monasterio para que no constituyese riesgo alguno para las pinturas.

Remontaje: Las pinturas están dentro del monasterio

Otro de los posibles problemas en el traslado sería la entrada de las obras a la actual Sala Capitular de Sijena. No parece «disponer de aperturas lo suficientemente amplias para permitir el acceso de las pinturas montadas sobre sus soportes». En el momento del estudio, la vía de acceso a la sala era la galería del claustro, cuyos valores de momento no serían iguales a cómo están expuestas actualmente las pinturas.

A la hora de iniciar el remontaje, Sajeva habla de cuatro posibles formas. La primera, la recolocación únicamente de las telas y el contrachapado, con la eliminación de los soportes. Es la más traumática y la menos aconsejable ya que no garantiza que no se dañen las piezas.

Tampoco es aconsejable debido a las sales solubles, combinadas con la humedad, de los muros del monasterio. Esta combinación puede acelerar la aparición de «colonizaciones biológicas». Pone el ejemplo de unas pinturas murales arrancadas en San Baudelio de Berlanga. Fueron arrancas a strappo de las estructuras arquitectónicas por las malas condiciones de conservación en que se encontraban. Arrancadas en 1964, fueron devueltas a su lugar de origen 37 años después. Diez años después, en 2012, el mismo Instituto de Patrimonio Cultural de España constató el empeoramiento de las condiciones de conservación de las pinturas con la aparición de hongos. Las condiciones de Sijena y San Baudelio son muy parecidas.

La segunda es mantener las telas, el contrachapado y los bastidores de madera. Según Sajeva, esto llevaría a una «incongruencia geométrica» que si se subsana provocaría problemas en la fijación y rigidez de las pinturas, imprescindibles para su conservación.

La tercera hipótesis es el remontaje de todo el sistema de soporte de la sala 16 del MNAC. En principio, no sería viable porque el montaje del MNAC imita el interior del monasterio de Sijena y al coincidir con las paredes no podrían encajar los mismos soportes.

Por último, otra opción sería utilizar un sistema completamente distinto. Según el informe, el nuevo sistema de anclaje debería o bien aportar rigidez (para no renunciar al estado tensional y deformante compatible con las condiciones de las pinturas) o bien dejar sitio para las maderas. Debería ser, además, congruente con las estructuras existentes, resolver los riesgos de contacto directo y permitir el mantenimiento de las pinturas y los soportes.

Conclusión: ¿por qué correr el riesgo?

Según la física teórica, prácticamente no hay fenómenos imposibles. Las dos peritos presentadas por el MNAC aseguraron que «no es imposible» trasladar los murales sin dañarlos. El problema es que nadie sabe cómo es posible y cómo llevarlo a cabo. Los técnicos de Aragón pueden llegar a idear un sistema óptimo que en teoría haga pensar en un posible traslado de las pinturas murales sin daño alguno a las mismas. El problema es que los datos que desaconsejan dicha actuación dicen que, aunque posible, es harto improbable. Ganar la lotería no es imposible. Que te toque es improbable. Que te toque dos veces, todavía más. ¿Merece la pena entonces arriesgarse? Si se superan los problemas de desmontaje; si se salvan los problemas de traslado; si se consiguen vencer los problemas de accesos y no hay problemas en su colocación; y si, al final, se logra construir un espacio de conservación óptima para las pinturas, todo será perfecto. Entonces, se hablará del milagro Sijena. ¿Merece la pena jugar a los milagros?

Según Simona Sajeva, la respuesta es no. «Teniendo en cuenta que actualmente no subsisten las condiciones de emergencia que determinaron el strappo en 1936, cualquier decisión sobre las pinturas y su conservación puede tomarse de manera informada y consciente». Éste será el trabajo de la comisión técnica con especialistas de Aragón, el Estado y Cataluña que ha pedido el MNAC. Que las pinturas vuelvan, pero que vuelvan íntegras.

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