Vuelve El Último de la Fila: «Para nosotros la música era un tema de vida o muerte»

El nombre del grupo, El Último de la Fila, ya era una declaración de intenciones. Les daba lo mismo ser los últimos, lo importante era el recorrido. En sus 10 años de carrera, de 1985 a 1995, y con seis discos publicados, vendieron más de tres millones y medio de copias. El dúo catalán formado por Manolo García y Quimi Portet regresa como lo que son, unos clásicos inquebrantables: el regreso de los hombres rana, como exponía disco póstumo. Antes habían formado Los Rápidos y Los Burros, pero la pócima infalible se materializó con El Último de la Fila.
Y vuelven «alegremente»,−confiesa García−, para traernos su música en directo, con una gira de nueve conciertos que les llevará por 2026 a lo largo de la península: el 25 abril en Fuengirola; el 3 de mayo en Barcelona; el 16 de mayo en Roquetas de Mar; el 23 de mayo en Madrid; el 30 de mayo en Bilbao; el 13 de junio en A Coruña; el 20 de junio en Avilés; el 27 de junio en Sevilla y el 4 de julio en Sevilla. Mañana jueves se ponen a la venta las entradas en la web de Ticketmaster.
Una foto de 1987 sirve de cartel en el que se anuncia su gira. Estuvimos charlando con García y Portet este martes en la Casa de Vacas de Madrid, y pudimos comprobar de primera mano que se les ve con ganas. Casi la misma motivación que sus fans. Y es que los autores de 'Cuando el mar te tenga', 'Aviones plateados', 'Insurrección' o 'Como el burro amarrado a la puerta del baile' permanecen indelebles en el imaginario musical español.
La música hoy en día circula por otros derroteros. «La música era muy importante para nuestra generación. Para nosotros la música era un tema de vida o muerte. A mí me parecía que en la vida no había nada más sagrado ni más rotundamente emocional que la música. Me parecía imposible. Tenía mucha carga emocional, política, social, romántica, sensual, muchísima. Hoy la música popular ha quedado diluida en otras disciplinas. Hacemos música pop que se hacía en esa época, que es una música que yo creo que es totalmente vigente, música con guitarras. Nosotros en cierta manera la consideramos atemporal porque es música emocional, que es la que hacíamos cuando componíamos y es la que seguiríamos haciendo si estuviéramos componiendo», explica Portet.
El dúo catalán sabía combinar una apuesta de pop-rock con otras sonoridades (rumba, folk, Magreb, entre otras texturas). Pero luego desprendían una poética única ¿Qué tenían sus letras que atrapaban? «Había un interés absoluto compartido por el texto, porque cobra una importancia absoluta en la canción. Ya que estamos puestos a decir algo, no hace falta que sea necesariamente importante, pero sí sincero. Compartir vivencia, compartir vida, eso es algo que nos une a Quimi y a mí. Nuestro interés por hacer canciones a la vieja usanza, donde el autor se sincera y donde el autor de alguna manera se desnuda. Porque nuestro intento es hacer canciones que nos den vida. Que nos den rueda para seguir el camino», confiesa García.
Ellos se conocieron en el Poble Nou, proceden de familias humildes y por eso su música apela a la clase de trabajadora, a la gente normal, a un público universal a través de historias muy del día a día. «Hubo un proceso totalmente consciente de intentar sacar adelante un proyecto de una manera totalmente artesana y sin ningún tipo de prebenda. Nos hicimos socios y echamos adelante nuestro pequeño taller de canciones con los resultados conocidos pero desde cero», subraya Portet.
En su recorrido musical antes estuvieron en Los Rápidos (con éxitos como 'Navaja de papel' o 'Confusión'), Los Burros (inmenso su éxito 'Huesos'). Pero fueron bandas que no recibieron un merecido reconocimiento. A veces es durísimo configurar una carrera artística, hasta que encuentras tu sitio. «Pero si el camino es divertido todo cobra sentido. El problema es estar solo mirando la meta. A veces la meta, como sabemos, se aleja o desaparece, no hay meta. Pero si el camino es divertido, lo que se va logrando en el día a día, el logro es perfecto», asegura García.
La música en directo tiene algo de ritual, casi un místico, con el público. «Es algo tribal, es algo donde te alejas de cualquier convención humana, social. Estás fuera de todo control, estás descontrolado, pero arrastrado por una fuerza mágica que da un producto», reconoce García.
Pero para crear algo único y original, que es lo más difícil ¿Cómo se hace? ¿Cómo se construye un sonido propio? «Hay una parte de azar. Manolo y yo teníamos inquietudes muy parecidas con la música popular, pero teníamos formaciones distintas, él conocía unas cosas, yo conocía otras. Al ponernos a trabajar juntos, teníamos muy buena química. Y entonces aparece un material un poco monstruoso en el mejor sentido de la palabra. O sea un material un poco estrambótico, un poco Frankenstein, Hay un poco de folclore español; un poco de moruno impostado, de turista que ha ido a Marruecos; un poco de rock and roll…», reconoce Portet.
En su obra siempre ha habido «un puntito de reivindicación, sin cargar tintas,−reconoce García−, pero ha habido una pronunciación en cuanto al tema medioambiental. Se nos ve el plumero, porque todos tenemos un plumero y todos lo enseñamos un día u otro. Escribir es algo muy abstracto, a veces no es nada concreto, es dejarse llevar. Creo que la sinceridad ha de primar. Si eres sincero tienes alguna posibilidad de calar, de llegar a algún puerto por pequeñito que sea. La impostura no lleva a nada». sentencia García.
Cuando miran el cartel de la gira, les pregunto, ¿no os da un poco de vértigo? «No, ningún vértigo, hay que asumir lo que es la vida. La vida es un pasar. Para nosotros lo importante es pasar la vida cantando. Que nos dejen cantar y tocar. Es mucho mejor que pasarla llorando,…», concluye García. Esta gira promete porque desprenden una energía radiante.
ABC.es