Bebés que nacen con pies torcidos pueden curarse y tener una vida normal

Hasta hace menos de diez años, en Colombia los bebés que nacían con los pies torcidos tenían que someterse a cirugías extensas, dolorosas y con secuelas permanentes: pies rígidos, limitaciones en la movilidad y riesgo de artritis temprana. Con la implementación del método Ponseti, esta realidad cambió completamente.

Esta condición afecta aproximadamente a 1 de cada 1.000 recién nacidos vivos en el mundo. Foto:Cortesía.
Hoy los niños con pie equino varo congénito (pie zambo o pie chapín) pueden corregirse sin dolor, con una función adecuada y con movilidad plena, gracias a un procedimiento seguro y altamente efectivo que se ha venido aplicando en el país en los últimos ocho años, para darles una vida normal a quienes nacen con el pie equino varo congénito, una malformación (un pie o los dos apuntan hacia abajo y giran hacia adentro), que afecta aproximadamente a 1 de cada 1.000 recién nacidos vivos en el mundo.
Así, según el Programa Nacional del Tratamiento del Pie Equino Varo con el Método Ponseti, liderado por la Sociedad Colombiana de Ortopedia y Traumatología, desde el 2018, 5.832 niños en Colombia se han curado sin necesidad de cirugías, gracias a la adopción de esta técnica que revolucionó la ortopedia pediátrica en el mundo.
Revolución sin bisturíEl método, creado por el médico español Ignacio V. Ponseti en la Universidad de Iowa a finales de los años 40, consiste en manipulaciones suaves del pie, aplicación de yesos progresivos y, en la mayoría de los casos, una pequeña intervención ambulatoria del tendón de Aquiles. Este tratamiento inicial puede durar entre 3 y 4 meses, según las condiciones del paciente. Posteriormente, el niño debe usar una férula nocturna —un dispositivo similar a un par de zapatos unidos por una barra— hasta los 5 años de edad para garantizar que la corrección se mantenga.
La tasa de éxito del procedimiento supera el 90 por ciento cuando se sigue correctamente, lo que lo convierte en el estándar mundial para el tratamiento del pie equino varo.

El métodos fue creado por el médico español Ignacio V. Ponseti en la Universidad de Iowa. Foto:Cortesía.
“Esta forma de abordar la malformación cambia la vida del niño y también la dinámica familiar. Padres que llegan con angustia al conocer el diagnóstico descubren que no se requiere cirugía invasiva y que el pronóstico es excelente. Los niños pueden tener una vida completamente normal”, afirma Luis José Céspedes, ortopedista pediátrico y especialista en el método Ponseti en la Clínica Foscal de Bucaramanga.
Red en ColombiaActualmente, 20 clínicas Ponseti funcionan en hospitales y centros especializados de ciudades de Colombia, como Bogotá, Cali, Bucaramanga, Tunja, Barranquilla, Popayán e Ibagué. Allí, cientos de familias acceden cada año a este tratamiento que evita cirugías complejas y asegura la corrección temprana de una condición que “afecta a tres bebés cada día en el país”, según Céspedes.
Al respecto la ortopedista infantil Astrid Medina, a cargo de la Clínica Ponseti de la Fundación Cardioinfantil, explica: “En Colombia existe una red de clínicas en las principales ciudades, donde ortopedistas entrenados y certificados garantizan la aplicación correcta del método. Además, gracias a la Sociedad Colombiana de Ortopedia Infantil y a Rotary International, los pacientes tienen acceso gratuito a férulas que se prestan y se van cambiando a medida que el niño crece. Esto ha permitido un tratamiento adecuado, seguro y con resultados que se mantienen en el tiempo”.
Y es que para ofrecer el Método Ponseti lo primero que se debe tener es voluntad institucional en las clínicas para crear el espacio y formar a todo el personal médico que llevarán a cabo el tratamiento y el seguimiento:
“La Foscal vio la necesidad de crear la Clínica Ponseti, ya que el 80 por ciento de sus pacientes pertenecen al régimen contributivo y una cuarta parte proviene de zonas rurales o municipios alejados (de Santander, Magdalena Medio, Sur de Bolívar y Arauca), donde este tipo de atención especializada no existe, y han podido acceder al tratamiento sin barreras económicas ni geográficas. En solo un año que tenemos la Ponseti en nuestra clínica hemos ya cambiado la vida de 80 niños”.
Por otro lado, los especialistas recalcan que la detección temprana de la malformación es muy importante, por lo que el trabajo articulado entre el área de obstetricia y los ortopedistas pediátricos de las instituciones es clave para iniciar el tratamiento apenas nace el bebé. Esto, porque mediante ecografías prenatales, entre las semanas 18 y 24, se puede hacer la identificación oportuna.
“Mamás que han pensado en abortar cuando conocen el diagnóstico prenatal cambian de decisión al garantizarles que su bebé va a estar bien, que puede tener una vida normal e incluso ser un deportista, todo se transforma”, cuenta Céspedes.
Sin embargo, —comentan los expertos— a pesar de ser completamente tratable, en algunas regiones de Colombia aún se diagnostica tarde, lo que deriva en adultos con secuelas que pudieron ser evitables.
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