Enfermedad Renal Crónica: opciones de diálisis y cómo afrontarlas

Las enfermedades crónicas se manifiestan de formas muy diversas, pero todas tienen algo en común: acompañan al paciente durante toda su vida. Mientras que algunas son más llevaderas, otras exigen tratamientos que pueden alterar profundamente la rutina diaria. Un ejemplo claro es la diálisis, un procedimiento de sustitución de la función renal que elimina los productos de desecho y el exceso de agua del organismo. Este proceso se realiza a través de una máquina conocida como dializador, de la cual el paciente depende de manera permanente, salvo que pueda someterse a un trasplante.
La diálisis es, principalmente, el tratamiento empleado para la Enfermedad Renal Crónica (ERC), una enfermedad que provoca un deterioro progresivo e irreversible de los riñones. En España, aproximadamente 50.000 personas experimentan ERC. De ellas, la mitad ha recibido un trasplante de riñón, mientras que la otra mitad sigue en tratamiento de diálisis. La elección del tratamiento depende del estadio de la enfermedad. Profesionales del Hospital Clínic Barcelona aseguran que en el estadio 5 se debe plantear sustituir las funciones del riñón, ya sea mediante la diálisis, el trasplante o el tratamiento médico conservador.
Hay personas que pueden manejar la IRC con un tratamiento conservador, centrado principalmente en el control de los síntomas mediante medicamentos. Sin embargo, cuando es necesario un tratamiento sustitutivo, además de la diálisis, se puede optar por el trasplante renal. Actualmente, el 33% de las personas en diálisis está en lista de espera para un trasplante, de las cuales la mitad logrará recibirlo. Si la función renal no se recupera, lo cual es poco frecuente, el paciente deberá someterse a diálisis de por vida.
Existen dos tipos de diálisis: hemodiálisis y diálisis peritonealExisten dos tipos de diálisis: hemodiálisis y diálisis peritoneal. Ambas opciones son viables, siempre que no haya contraindicaciones absolutas, y se elige una u otra en función de las necesidades del paciente. La hemodiálisis se realiza mediante una fístula arteriovenosa o un catéter vascular, permitiendo extraer la sangre del paciente y filtrarla en el dializador. En cambio, en la diálisis peritoneal, se introduce un tubo estrecho y flexible dentro del abdomen para llenar la cavidad peritoneal con líquido de diálisis. Este líquido actúa durante unas horas, permitiendo que las sustancias tóxicas y el agua pasen del peritoneo al líquido, que luego se vacía y se reemplaza con uno limpio.
Otra diferencia importante entre ambos tipos de diálisis radica en el lugar y la frecuencia con la que se realiza. La diálisis peritoneal se lleva a cabo a diario en el domicilio del paciente, y puede ser manual o automática. En caso de ser manual, el paciente debe cambiar la bolsa tres o cuatro veces al día, mientras que, en la automática, una máquina realiza el llenado y vaciado del líquido durante la noche, mientras el paciente duerme. Por su parte, la hemodiálisis se realiza tres días a la semana (alternos), en sesiones de cuatro o cinco horas. Generalmente, se hace en un centro especializado, pero también puede llevarse a cabo en casa tras un proceso de formación tanto para el paciente como para la persona de apoyo.
Generalmente, la diálisis no causa efectos secundarios graves ni complicaciones mayores. En la hemodiálisis, algunas personas experimentan molestias al insertar la fístula arteriovenosa o una sensación de mareo debido a la caída de la presión arterial durante la sesión. En la diálisis peritoneal, es común sentir distensión abdominal durante las primeras semanas o incomodidad debido al extremo interno del catéter. En ambos casos, es fundamental mantener un buen cuidado de los accesos vasculares o catéteres, así como seguir estrictas normas de higiene.
Con el programa de diálisis de noche, los pacientes durante el día hacen vida normal, y entre las 10:30 y las 11 de la noche se conectan a la máquina de diálisis Doctor Francesc MaduellJefe de la sección de diálisis del Hospital Clínic Barcelona
La dependencia de la máquina en pacientes con diálisis impacta significativamente la vida diaria de quienes padecen ERC. Sin embargo, un programa pionero del del Hospital Clínic Barcelona permite a los pacientes realizar la diálisis durante la noche. Más del 60% de ellos tiene una vida muy activa. Según el doctor Francesc Maduell, jefe de la sección de diálisis, “durante el día hacen una vida normal, y entre las 10:30 y las 11 de la noche se conectan a la máquina de diálisis”. Además, se obtienen beneficios adicionales, como una reducción de la necesidad de medicación.
Otra de las limitaciones de la diálisis es la dependencia de una máquina, lo que puede hacer que viajar resulte incómodo para quienes experimentan este tratamiento. Sin embargo, para las personas en hemodiálisis, existen asociaciones que facilitan la localización de unidades de diálisis próximas al destino de viaje, permitiendo que continúen con su tratamiento. En el caso de diálisis peritoneal, las empresas que suministran el material ofrecen la posibilidad de enviar los productos necesarios al lugar de destino, eliminando la necesidad de que el paciente transporte los insumos. Por otro lado, quienes deseen llevar la máquina en un avión pueden hacerlo.
Empezar un tratamiento de diálisis puede ser un proceso emocionalmente desafiante, que provoca cambios de humor, alteraciones de las relaciones familiares, exigencia excesiva, quejas constantes, dificultades al dormir y temor al futuro. Estas reacciones son normales y forman parte del proceso de adaptación. También es común que aparezcan trastornos como estrés, ansiedad y depresión. Por eso, es fundamental contar con apoyo emocional tanto de profesionales especializados como del círculo cercano.
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