La guerra de la papa: cómo el suministro resulta decisivo

GUERRAS DIVERTIDAS 1/5. Para esta primera entrega de nuestra serie "Guerras Divertidas", dedicada a los conflictos más absurdos, nos remontamos a 1878-1879, cuando, en nombre de un turbio asunto sucesorio, Federico el Grande atacó Austria. Pero los suministros escaseaban en ambos ejércitos.
Federico el Grande estaba furioso. «Esta gente cree que estoy muerto; les demostraré que se equivocan». El más prominente de los «pueblos» en cuestión no era otro que José II de Habsburgo, emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, quien había enviado un ejército a Baviera a mediados de enero de 1778.
El 5 de julio, el rey de Prusia dio la orden de marcha a sus tropas y declaró la guerra a Austria por cuarta vez. Este conflicto, oficialmente llamado Guerra de Sucesión Bávara, ha pasado a la historia con el nombre menos respetuoso de la Guerra de la Patata, y desde una perspectiva militar, tuvo un final nada glorioso.
Tras la Guerra de los Siete Años (1756-1763), una auténtica guerra mundial que probablemente se cobró más de un millón de vidas, Federico dedicó todas sus energías a restaurar sus dominios. Con resultados espectaculares: cuando el elector bávaro Maximiliano III José falleció sin descendencia en Múnich el 30 de diciembre de 1777, Prusia se había convertido, sin duda, en la segunda potencia del Imperio, junto con Austria.
Ahora, en Viena, José II, que desde 1765 presidía los destinos imperiales junto a su madre, María Teresa, ve en esta muerte una oportunidad única para compensar la pérdida de Silesia en beneficio de
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