Reestreno de tres películas de Judit Elek: Hungría del corazón

Figura importante del nuevo cine húngaro surgido en los años 60 junto a Miklós Jancsó y Márta Mészáros, el nombre de Judit Elek, pionera del cine directo nacida en Budapest en 1937, aún goza de una reputación modesta y su obra sensible, que cruza el documental y la ficción en un gesto que a menudo tiende a borrar las fronteras, sigue siendo poco conocida, a pesar de su reciente protagonismo en el Festival de la Cinemateca de 2024. Algunos ecos de sus inicios en la prensa cinematográfica en una época en la que las Nuevas Olas del Este despertaban cierta curiosidad, homenajes en festivales internacionales, y eso es todo. Antes del lanzamiento el próximo otoño de una caja que reúne toda su filmografía (18 cortos y largometrajes para la pequeña y la gran pantalla), el reestreno en cines esta semana de tres de sus películas más bellas –La dama de Constantinopla (1969), Quizás mañana (1979) y El festín de María (1984)– nos ofrece esas raras alegrías que sólo el cine parece prodigar hoy en día: pisar tierras poco transitadas, resucitar un país encapsulado en una época que probablemente nunca nos hubiera gustado conocer, la Hungría soviética de los años 1960 y 1970, o la patriarcal del siglo XIX.
Y sobre todo, descubrir la voz de una cineasta que ha hecho de su condición de “minoritaria”, ser mujer y de origen judío –su familia fue diezmada en los campos nazis– un componente esencial.
Libération