Por qué el mega apagón de España podría no ser el último de Europa

El apagón en la Península Ibérica del pasado 28 de abril reveló al mundo lo complicada que es la gestión de las redes eléctricas. Más aún con el auge de las energías renovables, cuya producción intermitente es una importante fuente de inestabilidad, explica el “Financial Times”.
Cuando las luces se apagaron y su tren se detuvo, Yosselyn Jara Sandoval estaba en un vagón abarrotado en un túnel en el corazón de Madrid. “Queríamos salir, pero nos dijeron que no lo hiciéramos”, dijo. “Estaba completamente oscuro y la gente empezaba a sentirse asfixiada”. Una hora y media después, los pasajeros pudieron descender del tren y orientarse a tientas, utilizando únicamente linternas.
“Parecía una película de terror”.
No eran los únicos en este lío. Alrededor de las 12:33 de este lunes [28 de abril], casi la mitad de la capacidad de generación eléctrica de España se cerró, dejando a toda España y Portugal [así como partes de Francia y Marruecos] sin electricidad.
Los hospitales suspendieron sus operaciones rutinarias, las fábricas y refinerías tuvieron que detener la producción, los teléfonos celulares perdieron la señal y los semáforos se apagaron. Y se desplegaron fuerzas policiales para mantener el orden. A las 23.00 horas, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, declaró el estado de alarma.
Las causas de este apagón, el mayor que ha vivido Europa en veinte años, aún no han sido identificadas. El gestor de red español Red
Courrier International