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¿Cómo saber si un lugar es realmente accesible para personas con discapacidad? Una startup italiana lo hace.

¿Cómo saber si un lugar es realmente accesible para personas con discapacidad? Una startup italiana lo hace.

Si viajar es un derecho, encontrar información fiable sobre la accesibilidad de hoteles, restaurantes, playas, farmacias y todo lo relacionado con la vida diaria no debería ser pan comido. Precisamente de esta frustración, transformada en visión emprendedora, nació World4All , la startup fundada en 2022 por Marco Bottardi , activista y emprendedor de Brescia que decidió declarar la guerra a las barreras físicas y culturales. Hoy, su plataforma digital, impulsada por IA y una red de técnicos certificados formados en la Academia interna, ofrece un sello de accesibilidad verificada que va mucho más allá de la pegatina de la ventana: datos medidos sobre el terreno, clasificaciones de semáforos y asesoramiento personalizado diseñado para personas con discapacidades motoras y cognitivas, padres con cochecitos de bebé, personas mayores y cualquier persona con necesidades específicas de movilidad.

Tras los primeros éxitos a partir del Lago de Garda —donde World4All ha hecho que las playas, la estación de tren de Desenzano del Garda, toda la flota de Navigarda , Navicomo (incluidas las taquillas de embarque y venta de billetes) así como numerosos servicios públicos sean más inclusivos— la startup ha iniciado un diálogo directo con instituciones y actores principales del turismo, la sanidad y el deporte. Entre las colaboraciones se incluyen la Presidencia del Consejo de Ministros, la Región de Lombardía, el Ministerio de Transporte e Infraestructura, Federfarma Nazionale, el Consorzio Lago di Garda Lombardia y Federalberghi Brescia . Ahora, con la primera ronda de crowdfunding de capital en Mamacrowd, Bottardi pretende reforzar el algoritmo, ampliar la red de instalaciones certificadas y cruzar fronteras nacionales, transformando World4All en una auténtica infraestructura de accesibilidad global.

Si crees que es difícil encontrar una casa, intenta hacerlo con una discapacidad. Giulia Lamarca lo sabe bien.

Doctor Bottardi, de lo cotidiano al código: ¿qué problema de accesibilidad ha encontrado en su vida diaria? ¿Y por qué eligió la inteligencia artificial como herramienta para solucionarlo?

El mayor problema de accesibilidad que he encontrado a diario ha sido la falta de información fiable y actualizada en portales oficiales o sitios web institucionales. Fotos borrosas, medidas no indicadas, servicios adicionales inexistentes o mal descritos: así, una simple excursión se convierte en una carrera de obstáculos. Pero esto no es solo un error técnico. Es un error del sistema: vivimos en un mundo que solo funciona si hay comodidad, mientras que todo lo relacionado con la accesibilidad a menudo se relega al tercer sector o a la beneficencia.

De aquí surgió la idea de World4All. La inteligencia artificial no fue una elección aleatoria, sino una necesidad. Para cerrar realmente estas brechas, se necesitaba una tecnología capaz de comprender el contexto, procesar grandes cantidades de datos y devolver solo lo realmente importante. Gracias a la IA y al aprendizaje automático, nuestra plataforma recopila, verifica y organiza información útil y real, accesible desde cualquier lugar, desde Brescia hasta Nueva York, transformando la necesidad en respuesta y la investigación en acciones concretas.

No queríamos crear una simple guía para un lugar. Queríamos construir un sistema universal, capaz de brindar dignidad y autonomía a quienes viven con movilidad reducida, ya sea temporal, como un atleta lesionado, o permanente, como una persona mayor o con discapacidad. La IA es el puente tecnológico, pero la diferencia siempre la marca la persona. Y es precisamente pensando en las personas que decidimos hacer realidad este proyecto.

Etiqueta o revolución. Muchas marcas "accesibles" corren el riesgo de caer en el lavado verde en forma de inclusión. ¿Cómo funciona su certificación, paso a paso, para evitar que se quede en una simple etiqueta? ¿Y qué peso tiene la Academia en este riguroso proceso de verificación?

Para cualquiera, una reseña negativa es una experiencia decepcionante. Pero para las personas con movilidad reducida, una experiencia insatisfactoria a menudo significa no poder disfrutarla en absoluto. Llegar a una instalación que promete accesibilidad y encontrar una rampa inutilizable es como estar confinado en el vestíbulo del hotel mientras otros disfrutan de sus vacaciones. Por eso, World4All ha optado por un enfoque radicalmente diferente. Nuestro servicio se basa en comprobaciones reales, realizadas sobre el terreno por técnicos formados y certificados en nuestra Academia, el corazón del proyecto. Nuestros cursos, impartidos por profesores con más de veinte años de experiencia en el sector de la accesibilidad, preparan a profesionales (agrimensores, arquitectos, ingenieros) que siguen rigurosos protocolos técnicos para realizar mediciones y evaluaciones puntuales. Cada instalación recibe una ficha relacional que muestra el estado real de la accesibilidad y propone soluciones, incluidas las móviles y reversibles, respetando las normativas y las limitaciones del patrimonio cultural. El sello World4All (actividad verificada) no es solo una pegatina en la fachada: es una certificación física y digital, actualizada y objetiva, que ayuda a las personas a elegir la instalación que mejor se adapta a sus necesidades, que siempre son diferentes. De persona a persona. Utilizamos un sistema de semáforo: rojo para estructuras inaccesibles, amarillo para aquellas potencialmente accesibles si son adecuadas, y verde para aquellas totalmente accesibles. Nuestro modelo es híbrido: combina el uso de la tecnología con un fuerte componente humano y territorial. Esto se debe a que publicar actividades "presumiblemente accesibles" sin verificación directa corre el riesgo de generar un perjuicio real al usuario. En un mercado que en Italia involucra a más de 7,5 millones de personas con movilidad reducida y 13 millones si incluimos a los cuidadores, el riesgo es que la accesibilidad se convierta en una etiqueta vacía atractiva para plataformas digitales con poca verificación. Por ello, además de la certificación técnica, hemos implementado cursos de formación en acogida de personas con discapacidad dirigidos a quienes gestionan espacios públicos y privados. Desde la acogida hasta la comunicación correcta, capacitamos al personal de recepción, emprendedores y operadores turísticos para que sepan comunicarse con sensibilidad y atención, incluso en centros educativos. Porque aumentar el número de clientes con necesidades específicas puede generar crecimiento económico, pero solo si se acompaña de una experiencia verdaderamente inclusiva.

No es una escuela para todos: solo 1 de cada 3 es accesible para personas con discapacidad

Algoritmo con empatía integrada: con los fondos de crowdfunding, se busca evolucionar hacia un motor predictivo. Veamos la situación: ¿qué cambiará para una persona en silla de ruedas o para un padre con cochecito que abra la aplicación dentro de dos años?

Tras un evento que te cambia la vida, como un accidente, a menudo te encuentras inmerso en una nueva realidad sin herramientas, sin referencias y, lo que es aún más complejo, sin saber siquiera qué preguntas hacer. De esta experiencia personal nació nuestra visión: crear una aplicación capaz no solo de informar, sino también de comprender, incluso cuando el usuario no sabe por dónde empezar, paso a paso.

Elegimos la inteligencia artificial no como una tendencia, sino como una necesidad. Los datos que ingresan a nuestra plataforma a diario son ingentes y deben procesarse en tiempo real, según el perfil, el estado emocional y las condiciones reales del usuario. Nuestra aplicación es un no-lugar transformador, un espacio digital diseñado a medida para personas con movilidad reducida. No es solo un motor de búsqueda, sino un asistente empático, listo para ofrecer respuestas precisas, medidas sobre el terreno por nuestro equipo, y acompañadas de fotos específicas e información realmente útil.

En la práctica, lo que ya les ocurre a quienes no tienen limitaciones —con dos toques encuentras lo que buscas— por fin es posible para quienes viven con una discapacidad. ¿Quieres saber si hay asientos cómodos en la farmacia? ¿Si los baños de un restaurante tienen cambiador? Si un museo ofrece audioguía o servicios para personas con implantes cocleares, rutas táctiles u otros servicios para personas con alguna discapacidad visual, la app te lo dirá, sin sorpresas.

Pero vayamos más allá: nuestro sistema de búsqueda con IA es multimodal y emocionalmente inteligente. Interpreta la entrada de voz, los movimientos oculares, los errores tipográficos debidos a temblores e incluso convierte un "¡Me caí!" en una alarma de geolocalización. El tono de voz, la forma de solicitar la información, el ritmo… todo contribuye a modular una respuesta personalizada.

Integramos comandos de voz avanzados y voces en off, diseñados para personas con tetraplejia, hemiplejia u otras limitaciones motoras, para que la tecnología se adapte a la persona, y no al revés. El sistema anticipa preguntas, corrige, sugiere y facilita el esfuerzo cognitivo.

Todo esto, gracias a la inteligencia artificial, se hace posible. Y lo que antes era una barrera, hoy puede convertirse en una oportunidad para devolver la autonomía, la dignidad y la vida cotidiana a millones de personas. Esta es nuestra forma de responder a una pregunta que, hasta ayer, nadie parecía escuchar.

Barreras arquitectónicas… y mentales: al sentarse a la mesa con el Gobierno, las Regiones o Federalberghi, ¿cuál es la resistencia más difícil de derribar: los muros de hormigón o los culturales? ¿Y cuál es la palanca más eficaz para derribarlos?

Las instituciones son cada vez más sensibles al tema de la accesibilidad, pero el verdadero desafío es cultural. Cambiar de perspectiva no es fácil, sobre todo cuando hay que superar años de inercia técnico-burocrática y la idea, aún extendida, de que la accesibilidad es solo un gasto sin retorno. Por eso, desde el principio, hemos optado por un enfoque diferente: no oponernos, sino colaborar. Trabajamos operativamente, aportando soluciones, casos concretos y datos objetivos.

World4All es una empresa y, como tal, hemos adoptado un código ético que guía cada decisión y que exigimos sea compartido por todos nuestros grupos de interés. Las lógicas institucionales son diferentes, a menudo más lentas y complejas, pero creemos en el diálogo y en la construcción de alianzas. Por ello, desarrollamos iniciativas institucionales a través de Zero Barriere, nuestra Organización de Voluntariado, una entidad reconocida y apta para interactuar con el sector público.

Actualmente colaboramos activamente con el Ministerio de Discapacidad, dirigido por la ministra Alessandra Locatelli, quien ha participado en varias iniciativas promovidas por nosotros. Una de las iniciativas en las que estará más involucrada será el reto que nos planteamos junto con Marco Cossolo, presidente de Federfarma Nazionale, a raíz de nuestra propuesta y que hoy podría ser objeto de un memorando de entendimiento operativo que contribuirá a la promoción de la Tarjeta de Discapacidad.

Entre los objetivos que nos marcamos, un “tema incómodo” y costoso para nosotros, queríamos introducir el tema de la verificación técnica intentando demostrar que hacer un lugar acogedor para todos no sólo es posible, sino que muchas veces simplemente no es muy caro.

Cuando esto se explica con datos, las instituciones empiezan a vernos no solo como certificadores, sino como socios proactivos que aportan valor concreto e inclusión real. Al fin y al cabo, el cambio se hace con hechos, no con proclamas. Y en esto, quizás, estemos muy lejos de la política. Pero siempre estamos dispuestos a caminar juntos, a compartir iniciativas, sin pedir nada a cambio, respetando los roles, para construir un mundo más accesible.

Si tuviera 30 segundos para convencer a un inversor escéptico, ¿qué datos, ideas o anécdotas personales mencionaría para demostrar que la accesibilidad no es filantropía, sino un negocio con impacto?

Partamos de un principio fundamental: devolver la dignidad a las personas no es un negocio, es un deber. Pero precisamente por eso, hemos decidido transformar esta misión en un modelo sostenible, capaz de crecer, generar impacto y valor. Los negocios, bien orientados, son más rápidos que la filantropía a la hora de generar cambios. Y hoy necesitamos velocidad, concreción y valentía para navegar en un vasto mercado que, si lo afrontamos juntos, puede conducirnos más rápidamente al objetivo común: un mundo verdaderamente accesible.

Las cifras hablan por sí solas. En 2017, gracias a la colaboración con Navigarda, solo 600 personas con discapacidad y sus acompañantes viajaron gratis. Hoy, después de ocho años, en tan solo cinco meses de funcionamiento durante la temporada, hemos alcanzado los 36.000 billetes. Otra cifra importante se refiere a las estaciones de tren, que actualmente son 351, y digamos que mi lucha —que tuvo lugar en 2013— para hacer accesible la de Desenzano del Garda ha allanado el camino para la creación de otras, y estoy verdaderamente orgulloso de ello, porque no se trata solo de una estadística, sino de inclusión real, de movimiento, de una economía activa. Es la demostración concreta de que invertir en accesibilidad no es caridad, sino un negocio inteligente y sostenible.

Quienes reciben bien a un cliente no solo mejoran su reputación, sino que también construyen relaciones duraderas, generan publicidad boca a boca y enriquecen el territorio. Porque quien se siente bienvenido regresa, recomienda y se convierte en parte activa de una economía más equitativa, inclusiva y humana.