Controles sanitarios: «Graves retrasos en los puertos italianos»
Confetra ha expresado su preocupación por los controles sanitarios de las mercancías que entran en los puertos y aeropuertos italianos. «A pesar del compromiso constante del Ministerio de Sanidad y de los responsables competentes, con quienes siempre hemos mantenido un diálogo constructivo», afirma Carlo De Ruvo, presidente de la Confederación General Italiana de Transporte y Logística, «informamos, con creciente preocupación, de un problema grave: la escasez de personal sanitario asignado a controlar las mercancías que entran al país está comprometiendo significativamente la eficiencia de las operaciones de importación. Se trata de una situación de extrema urgencia».
El problema, «presente desde hace años en varios puertos y aeropuertos italianos», continúa De Ruvo, «es ahora especialmente alarmante en el puerto de Génova, principal centro marítimo del país, donde se están produciendo retrasos cada vez más graves en el despacho de aduanas de contenedores debido a la escasez de personal sanitario. Estos retrasos están generando costes adicionales que se han vuelto insostenibles para los operadores logísticos y, en última instancia, para los importadores italianos, con un impacto directo en la competitividad de todo el sistema económico».
Según Confetra, se trata de un problema estructural: "La administración pública", explica el presidente, "se enfrenta a enormes dificultades para atraer nuevos recursos, en particular profesionales sanitarios cualificados, debido a los niveles salariales poco competitivos, sobre todo en los servicios de salud periféricos".
El riesgo, ya real en algunos sectores, es que las mercancías se desvíen a puertos y aeropuertos de otros países europeos. Este fenómeno, explica De Ruvo, «ya se está produciendo con algunos productos. Esto conlleva un aumento de los costes de importación, una pérdida de competitividad para nuestras empresas y la consiguiente reducción de la facturación nacional».
No solo eso: «Ampliar las rutas terrestres tiene un mayor impacto ambiental y, sobre todo, traslada la responsabilidad de los controles sanitarios a otros países, que a menudo son menos rigurosos y eficaces que los que se llevan a cabo en Italia. Esto se traduce en menores garantías para la salud y la seguridad de los consumidores. En resumen, salimos perdiendo en todos los frentes».
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