‘Diez libras y un sueño’: La odisea hacia una nueva vida en Australia

Tras los devastadores años de la Segunda Guerra Mundial, cientos de británicos respondieron a una arriesgada oferta: un billete a Australia por tan solo diez libras. A cambio, se les prometía un futuro de oportunidades, una vivienda digna y una vida soleada junto al mar. Esta promesa formaba parte de una iniciativa del gobierno australiano que, entre 1945 y 1982, permitió que más de un millón de personas -principalmente británicos, conocidos como Ten Pound Poms - emigraran al país pagando esta suma simbólica.
Sin embargo, la odisea distó mucho del sueño idílico que muchos imaginaron. Esa complejidad es el eje de Diez libras y un sueño , cuyas dos temporadas llegan este sábado a España a través de AXN Now. Basada en hechos reales, la serie rescata este capítulo poco conocido de la historia entre Reino Unido y Australia: el de aquellas personas que dejaron atrás una Gran Bretaña gris para enfrentarse a un país que, aunque lleno de promesas, no estaba exento de dificultades.
El programa migratorio tenía un objetivo claro: Australia, con una población de apenas 10 millones y una economía en expansión tras la guerra, necesitaba mano de obra. Los migrantes viajaban por esas diez libras, mientras que sus hijos lo hacían gratis, y se comprometían a permanecer en el país al menos dos años, o de lo contrario debían reembolsar el coste completo del pasaje.
En la serie, esa promesa de nueva vida se encarna en Annie y Terry Roberts, interpretados por Faye Marsay ( Star Wars: Andor, Juego de tronos ) y Warren Brown ( Luther, Shameless ), una pareja con dos hijos que sueña con un futuro mejor para su familia, pero que al llegar es alojada en un albergue más parecido a un campo de prisioneros que a un hogar. Esta representación refleja la experiencia de muchos migrantes que fueron recibidos en campamentos improvisados, enfrentándose a condiciones muy distintas a las prometidas en los folletos oficiales del gobierno.
La serie se hace eco de que, a pesar del idioma y la herencia cultural compartida, los británicos no siempre fueron bien recibidos. Eran vistos como forasteros y, en muchos casos, se toparon con fricciones tanto con los locales como con otros inmigrantes europeos, en un contexto aún marcado por los resentimientos de la guerra.
Estos matices son capturados en la serie a través de personajes como Kate (Michelle Keegan), una joven enfermera que está dispuesta a hacer lo que sea necesario para intentar reescribir su doloroso pasado; Bill (Leon Ford), un hombre que ha perdido el negocio familiar y está obsesionado en demostrar que está viviendo el sueño australiano; o Stevie (Declan Coyle), un adolescente que quiere utilizar esta nueva aventura para escapar de su opresivo padre.
Aunque algunos Ten Pound Poms lograron prosperar comprando tierras, construyendo sus casas y creando comunidades, muchos padecieron el choque cultural, el aislamiento y una profunda nostalgia. Se estima que una cuarta parte regresó al Reino Unido, aunque la mitad de ellos acabaría volviendo a Australia, convertidos en los llamados Boomerang Poms .
Algunos de aquellos migrantes y sus descendientes han pasado a formar de la historia y la cultura australiana. Julia Gillard, que fue primera ministra entre el 2010 al 2013, llegó al país siendo niña bajo este programa, al igual que Tony Abbott, también primer ministro entre 2013 y 2015. En el mundo del espectáculo, los hermanos Gibb (Bee Gees), Kylie Minogue (su madre era una Ten Pound Prom ) y Hugh Jackman (sus dos padres lo eran) forman parte también de este legado cultural.
Creada por Danny Brocklehurst ( Brassic ) y producida por Eleven ( Sex Education ), esta coproducción de BBC One, BBC iPlayer y Stan (Australia) no solo dramatiza historias reales, sino que también explora temas universales que siguen resonando: la búsqueda de pertenencia, el racismo estructural y la redefinición del hogar en contextos de migración forzada o económica.
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