Abelito, el más viral

Bienvenidos todos mis Fama Lovers. Este espacio es libre de humo y no nos reservamos el derecho de admisión, así que, sin recato, analizaremos a todos los famosos, en todas sus posiciones.
Quiero estrenar el Fama-Sutra con el personaje viral del momento, Abelito. No es mi intención desarrollar una breve biografía.
Al igual que muchos de ustedes, yo no tenía registrado a este carismático influencer en mi lista de celebridades. Cuando lo vi salir de una bola de disco en La Casa de los Famosos dije “éste ya es un ganador”, y en efecto, esa misma noche, sus redes subieron como la espuma. Los demás habitantes se sintieron en clara desventaja; la gracia llegó en empaque pequeño.
Mientras Ninel Conde enseñó el cobre en un arranque contra Alexis Ayala, ahora es Aldo de Nigris quien goza de esa dupla cómica. Todos pelean por figurar en el reel en el que Abelito es bebé, concursante en un certamen de belleza o simplemente el que cabe bajo la mesa de la cocina cuando quiere “su espacio”.
Viendo esto, me emociona recordar a quienes, muchos años antes, dieron pasos cortos, pero certeros hacia el mundo de los reflectores, venciendo prejuicios y sobreponiéndose a la burla. Yo crecí aburriéndome con las repeticiones de Caperucita Roja y el Zorrillo Apestoso. Este personaje de voz inconfundible era mi paisano, Rafael MuñozAldrete, quien nació en Ciudad Juárez, y vaya que supo quedarse en la memoria de los niños, interpretando también al Gato con Botas. La fama le llegó pasados los 30 años, pero siempre fue con una máscara encima. Tuve la pena de conocerlo en sus últimos días, solo y pobre, viviendo de los 600 pesos mensuales que le enviaba la ANDA. Su personaje logró ser memorable, él no.
¿Se acuerdan de Tun Tun? Diez años antes, en los 50, ya había triunfado en el Cine de Oro junto a Tin Tan, ganando un titipuchal de lana para la amargura de su padre quien, al enterarse de que su hijo sería una persona “no normal” (así lo dijo el actor), lo escondió del mundo, privándolo de escuela, amigos y una vida que después compensaría con creces al rebelarse y enseñar su talento al mundo.
Aunque muchos de nosotros recordamos al malhumorado Margarito, por programas como Al fin de semana o No manches, la verdad es que ese señor de sombrero y minibotitas se la megarrifó desde chavo. Para empezar, nació en 1936. Desde jovencito hizo películas en blanco y negro junto a grandes como Cantinflas, luego se nos fue a vivir a El Salvador, creo, donde logró convertirse en una celebridad y hasta se nos casó y toda la cosa. Pero como le fue mal en ese matrimonio, y cuenta la leyenda que la exmujer le quitó hasta la risa, pues se regresó a su México en los años 90. O sea, a los 60 años, más o menos, fue que volvió y es cuando lo ven cantando en el Metro y cuando tiene su segundo aire en el medio del espectáculo. Claro que era geniudo, gritón y quejumbroso.
Pero si hubiéramos hecho unas 70 películas antes de Memo del Bosque, seguramente no nos caería en gracia que la raza no lo recordara, ¿no creen?
Para mí, el más más grande fue Nelson Ned. Eran los años 60 cuando el cantautor conquistaba corazones en su natal Brasil en un programa llamado El tamaño sí importa. Hablaba poco español, pero ¡qué bueno era para cantar en nuestro idioma!
El pequeño gigante de la canción vendió más de 50 millones de discos, ¡y cómo no! si su voz se medía “de la cabeza hacia arriba”.
“¿Quién eres tú? Que de repente apareciste en mi vida, Haciendo revivir la ilusión perdida que hace ya tiempo adormeció dentro de mí…”.
Otro grande de talla pequeña fue José ManuelZamacona, aunque su altura correspondía a una discapacidad y no a una condición (poliomielitis infantil, no enanismo). Al cantautor siempre lo llamaron “enano”. Zamacona dio, junto con Los Yonics, temas memorables. Aún lamentamos su muerte.
Podría enumerar el éxito de los miniluchadores como Alushe, que ahora es Ke Monito, pero la verdad no le sé mucho a la lucha libre, para qué faroleamos. Mejor aprovecho para rendir mi más grande admiración a María Elena Saldaña, conocida como La Güereja. Ya de por sí está cañón ser mujer en un mundo de hombres, ser mujer de baja estatura en un mundo de prototipos y lograr no sólo protagonizar proyectos exitosos, sino producir esos proyectos exitosos, imponiendo el respeto que su trabajo merece. Es, a mi parecer, la inspiración para chicos y grandes (y no me refiero sólo a estaturas).
No sé si Abelito gane el reality, lo que no dudo es que si conquistarnos pareciera fácil, llegar a ese escaparate seguro le costó el triple que a los demás asistentes. ¿A poco no? Las miradas de los demás habitantes de la casa ahora apuntan hacia abajo, pero Abelito siempre ha tirado hacia arriba.
Y es que, mientras unos podrán verlo como la novedad, la peculiaridad o lo chistoso, yo veo que quienes se las tienen que arreglar para alcanzar la mesa, saben muy bien cómo alcanzar la meta.
“Vamos viendo”, dijo mi abuelita. Yo los saludo el próximo lunes y, en tanto, les deseo harta novedad y aventuras, y recuerden: ¡todos podemos ser celebridad, aunque sea en la oficina!
excelsior