'Spain, 12 points': El impacto en la economía de una victoria de Melody en Eurovisión

Es la aspiración de cualquier eurofan español, que el Festival de Eurovisión vuelva a celebrarse en el país después de 56 años. La última vez fue en 1969, cuando Salomé ganó por segunda vez el certamen en una gala celebrada en el Teatro Real y presentada por Laura Valenzuela. La artista catalana lució un vestido de 14 kg diseñado por Pertegaz para la ocasión. Es una edición que está grabada a fuego en la historia eurovisiva por algo absolutamente insólito: un empate a 18 puntos entre los representantes de Reino Unido, Países Bajos, Francia y España. Ya saben, lo de 'Spain is different'... Después de aquello, apenas hemos rozado la gloria en unas pocas ocasiones: con Karina (1971), Mocedades (1973), Betty Missiego (1979), Anabel Conde (1995) y Chanel (2022). Pero, ¿y sí, este año, Melody obra el 'milagro' ganando el micrófono de cristal? Para España representaría un auténtico 'chanelazo' como país, además de un impulso turístico para la futura ciudad anfitriona.
Eurovisión te pone en el mapaPara Pere Bacardit, profesor de EAE Business School y del Barcelona School Management (Universidad Pompeu Fabra), "una victoria de Melody en Basilea (la ciudad suiza que acoge este año Eurovisión) supondría para España una enorme proyección interna desde el punto de vista turístico y cultural: una oportunidad para mostar una imagen moderna y creativa". Para este experto, la ciudad anfitriona se alía con "un espectáculo que cuenta con un matiz cultural y global". Al respecto, destaca la atracción de países del este de Europa por acoger el certamen para ganar notoriedad y colocarse en el mapa. "En 2011, cuando ganó Azerbaiyán el festival, decidieron derribar un barrio entero para hacer las instalaciones que acogerían la nueva edición ", apunta.
"Una victoria de Melody en Basilea supondría para España una enorme proyección interna desde el punto de vista turístico y cultural: una oportunidad para mostar una imagen moderna y creativa", Pere Bacardit (EAE Business School/ Universidad Pompeu Fabra)
Otra nación muy interesada en hacerse con la victoria es Israel, que en opinión de este experto, ha encontrado en el festival una forma de "blanquear" su imagen. De igual modo, para Bacardit acoger el festival también puede ser un "revulsivo" para la escena musical del país anfitrión. "Por supuesto, Melody capitaliza las audiencias, pero esto sería extensible a otros cantantes españoles: la canción española estaría en boga", apunta.
Mucho más que un festival de músicaA la luz de todo lo anterior, una cosa está clara: Eurovisión es mucho más que un festival de música, ya que en el menú también hay un componente cultural, turístico y de diplomacia internacional. "El televoto ha hecho que se propague a otros continentes, especialmente en Latinoamérica, Estados Unidos y en Australia, país que lleva ya varios años participando", comenta Bacardit. Como muestra del interés que genera esta cita musical, prensa local como la 'Tribune de Geneve' se hicieron eco a finales de enero de que cerca de las 42.000 entradas para asistir en directo al evento en Basilea se habían vendido en apenas 7 minutos y las del preestreno lo hiceron en 20 minutos.
Es de prever que cualquier ciudad española que acogiese el festival vería los precios de hoteles y diferentes alojamientos dispararse de forma ostensible. "Tengo unos amigos que reservan en los 5 países favoritos con un año de antelación, porque los precios crecen de forma exponencial ", comenta el profesor de EAE Business School y la Universidad Pompeu Fabra a modo de anécdota. Sin embargo, no siempre la experiencia es tan positiva. Bacardit (EAE Business School) recuerda que la última localidad anfitriona, la sueca Malmö, a pesar de lograr un retorno económico estimado en unos 38 millones de euros (por 66 millones de euros de Liverpool en 2023) y recibir 159.680 visitantes de más de 80 países (según datos de la web oficial del Festival), "tuvo que hacer frente a protestas masivas por la no exclusión de Israel, incluso algún participante no llegó a presentarse. Temían que el Festival terminará celebrándose en suelo israelí".
Basilea, como un reloj suizoPorque ya no es solo la gran final, prevista para el próximo sábado 16 de mayo, sino que Eurovisión abarca toda una semana durante la que se celebran también las dos semifinales: el martes 13 y el jueves 15 de mayo. A lo que se añade la ceremonia inaugural, que tendrá lugar el próximo domingo 11 de mayo. El buen eurofan se reserva toda la semana para aprovechar al máximo un festival, en el que las ciudades anfitrionas echan literalmente el resto. Por ejemplo, en Basilea, según informa la televisión pública suiza (SRF) habrá un 'Eurovision Village' o zona de fans gratuita y con actuaciones en directo. Además los clubs de fans organizan diferentes fiestas en el EuroCafé, situado en el recinto ferial de Basilea y con capacidad para 3.000 personas. Tampoco faltará la música en directo y al aire libre en diferentes localizaciones como la 'Plaza de Eurovisión', el nuevo nombre de la Barfússerplatz, y en la 'Calle Eurovisión', que corresponde a una de las mayores zonas de vida nocturna de la población suiza (Steinenvorstadt).
Eurovisión abarca ya toda una semana en la que, además de la gran final del sábado 16 de mayo, también se organizan dos semifinales: el martes 13 y el jueves 15. A lo que se añade la ceremonia inaugural, que tendrá lugar el próximo domingo 11 de mayo.
La ciudad suiza de Basilea será la sede del festival y, según la 'Tribune de Geneve', se estima que acudirán a esta localidad entre 250.000 y 500.000 eurofans del 13 al el 17 de mayo. Como suele suceder en estos casos la ciudad anfitriona debe blindarse, lo que obligará despligue de 1.300 policías y, al menos, 40 soldados. Unas medidas que supondrán un coste total superior a los 8 millones de euros (7,9 millones de francos suizos), aunque la inversión total del cantón de Basilea en el festival se eleva hasta los 37,42 millones de euros (unos 35 millones de francos suizos). Un presupuesto que pasó la prueba de una de las tradiciones de este país: la democracia directa. Las inversiones previstas recibieron el aval del 66,57% de los habitantes del cantón de Basilea-Ciudad en un referéndum celebrado el pasado 26 de noviembre.
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