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¿De verdad hay que prestar tanta atención al suelo pélvico?

¿De verdad hay que prestar tanta atención al suelo pélvico?

Hay un momento en la vida en que no es abandono, sino amor a uno mismo, dejar determinadas rutinas de cuidado personal. Estamos sometidos a millones de mensajes que nos dicen lo que tenemos que hacer con nuestro cuerpo, nuestro aspecto y nuestro tiempo si es que queremos aprovechar bien la vida y la salud que nos es dada. Tantos, que finalmente se convierten en motivo de pérdida de salud mental y de creciente autoexigencia siempre insatisfecha.

Alcanzar unos minutos de felicidad al día no es compatible con esta carga de tareas interminables. Soltar obligaciones impuestas desde los medios, los y las amigas, profesionales de la salud y gurús del bienestar da mucho más placer que cumplir con toda la lista de mandatos.

Desde que comenzó a ser protagonista de atenciones y necesidades el suelo pélvico, se nos complicó aún un poco más la vida

Por eso, desde que hace unos años comenzó a ser protagonista de atenciones y necesidades el suelo pélvico, se nos complicó aún un poco más la vida. En el gimnasio hay que elegir si se dedica la hora que por fin se ha conseguido guardar para cumplir con el mandato de hacer deporte, a la necesidad imperiosa de generar músculo con pesas, a estilizar y adelgazar con barre, a sudar mientras se aprende algo (aunque sea lejano) de defensa personal o al suelo pélvico. Y elegir esto último suena un poco a resignación, a deserción, a la asunción de que la vida en grande es para otros.

Pero parece ser que las cosas no son así. Trabajar esa zona olvidada puede ser una apuesta por la vida intensa: por una sexualidad mejorada, una postura corporal erguida, un cese de algunos de los dolores de espalda que nos hacen sentir mayores y una conexión con el propio cuerpo. Hablamos con Anna Sánchez Bendahan, sexóloga de Platanomelón.

Anna Sánchez Bendahan, sexóloga en Platanomelón

Anna Sánchez Bendahan, sexóloga en Platanomelón

Cortesía de Platanomelón

¿Qué diferencias hay, pasados los años, entre una mujer que trabaja su suelo pélvico y otra que no?

Cualquier persona, pero específicamente las mujeres que atienden a su suelo pélvico, suelen tener mayor control sobre funciones corporales como la contención urinaria, mejor respuesta sexual y una percepción más positiva del propio cuerpo. En cambio, es habitual encontrar a personas que no lo trabajan y que terminan por desarrollar pérdidas de orina, prolapsos o molestias en las relaciones sexuales. No se trata de generar deberes ni culpa, sino de visibilizar que cuidar el suelo pélvico trae bienestar íntimo.

Existe cierta tendencia al abandono de algunos cuidados en la menopausia (coincidiendo con una etapa de mayor libertad y menor preocupación por lo que los demás piensen), pero ¿por qué el suelo pélvico merece un cuidado especial?

La menopausia es una etapa de transformación en la que el cuerpo cambia y podemos acompañar dichos cambios con atención y cariño. Hacerlo puede marcar una diferencia en la calidad de vida. Un suelo pélvico saludable puede aportarnos comodidad, seguridad al movernos, mejor salud sexual y una sensación de control corporal que puede impactar positivamente en el bienestar general y en la autoestima. Con los ejercicios de suelo pélvico, una de las cosas que se trabaja es la propiocepción y la autopercepción corporal, cuyos efectos positivos sobre el conocimiento y la autoestima son irrefutables. La menopausia nos permite salirnos del guion sexual preestablecido, desjerarquizar las prácticas sexuales y explorar mucho más allá del coito/la penetración.

La menopausia es una etapa de transformación en la que el cuerpo cambia y podemos acompañar dichos cambios con atención y cariño”

¿Qué ocurre en la zona genital durante la menopausia?

Es común que existan sequedad vaginal, menor elasticidad en los tejidos y cambios en la flora vaginal. Estos cambios pueden generar molestias, pero con los cuidados apropiados las molestias desaparecen. La vida íntima debe seguir siendo satisfactoria.

Además de en la vida sexual, ¿en qué afecta la salud del suelo pélvico?

Afecta a funciones como la micción, la defecación y la postura corporal. Un suelo pélvico fortalecido o trabajado mejora la estabilidad del tronco, ayuda a prevenir dolores de espalda y contribuye a una mejor calidad de vida en general. También incide en la manera en la que habitamos nuestro cuerpo y nos relacionamos con él.

¿Cómo convertir en rutina apetecible la repetición de ejercicios?

Igual que el cepillado de dientes se convierte en una parte fundamental de nuestra rutina diaria, podemos incorporar el cuidado del suelo pélvico. Se puede jugar con el placer: conectar con la respiración, sentir el cuerpo en contextos que generen bienestar. Los ejercicios de suelo pélvico pueden ofrecer una oportunidad de conexión. Será más fácil sostenerlos en el tiempo si no los vemos como una obligación.

Los ejercicios de suelo pélvico pueden ofrecer una oportunidad de conexión”

¿La aportación de la actividad sexual a la salud no está sobrevalorada?

Lo interesante es no entender una vida sexual “saludable” bajo una única visión. Aunque la actividad sexual puede tener beneficios físicos y emocionales, también es válido no tener interés en ella. Lo esencial es que cada persona pueda vivir su sexualidad de forma libre y sin exigencias.

Pero existen personas que renuncian al sexo por falta de interés, y muchos profesionales ven en ello un problema.

Bajo mi punto de vista, deberíamos preguntarnos: ¿cómo sabemos si la falta de deseo responde a factores naturales o hay un malestar que merece ser atendido? Debemos evitar patologizar lo que se sale de lo normativo y aprender a validar la diversidad de experiencias sexuales (o no sexuales). Cada caso es único, y lo interesante es explorar si la persona tiene malestar, dolor o insatisfacción. Si no tenemos ningún factor que cause insatisfacción y la falta de deseo está integrada de manera satisfactoria en la vida, no hay nada que revisar.

¿Cómo influye la salud del suelo pélvico en las relaciones sexuales (sean con hombres o con mujeres) y en el deseo o la pérdida de este?

Influye en la lubricación, sensibilidad y la capacidad de respuesta y disfrute durante las relaciones sexuales. Un suelo pélvico debilitado o tenso puede generar dolor o disminuir el placer, afectando al deseo. Por el contrario, un suelo pélvico sano favorece orgasmos más sensoriales o intensos, una mayor conexión con el cuerpo, pudiendo alimentar el deseo.

¿Cómo se puede aprovechar el verano para reforzarlo?

El cambio de rutina en verano puede presentar una gran oportunidad. Cuando las responsabilidades nos desbordan, quizás no sea el mejor momento. Nadar, caminar por la playa, el yoga o el pilates pueden favorecer al suelo pélvico. Y los kegels son el ejercicio ideal para hacer en cualquier momento (caminando por la playa, tomando el sol…), mejor si previamente se ha recurrido a la consulta de una fisioterapeuta de suelo pélvico.

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