El catálogo de las coartadas fantasiosas

Es bastante conocido ese principio del derecho que señala que nadie está obligado a declarar contra uno mismo y que si lo hace tiene la potestad de mentir cuanto quiera, pues son las acusaciones quienes han de probar los hechos más allá de toda duda razonable. Así, muchos acusados tanto de delitos comunes como de sangre, sean o no culpables, optan por no declarar en juicio oral. Sin embargo, los hay que sí. José Molero, acusado de violar y asesinar en Granada a la joven Beatriz Collado, sí quiso darle al juez su versión como se explica en la última entrega del podcast Dossier Negro. Este albañil de largos antecedente penales admitió que sí, que violó a la chica, pero que lo hizo porque unos sicarios turcos a los que debía dinero le obligaron a que lo hiciera porque si no matarían a su hijo. Nadie le creyó.
En Estados Unidos, una conocida asesina en serie, Aileen Wuornos, también conocida como la mujer araña, dio varias versiones sobre los crímenes que cometió. Primero dijo que mató a siete hombres en defensa propia mientras ejercía la prostitución, a pesar de que el estudio de los escenarios del crimen no iba en esa dirección. Más tarde dijo que lo hizo para robarles y más tarde volvió a su coartada de la defensa propia.

Alfredo Galán, 'el asesino de la barja'
Archivo· La culpa es de otro. Alfredo Galán es el asesino de la baraja, un asesino en serie que cometió seis asesinatos y que harto de que el eco de sus trágicas hazañas quedara en el anonimato decidió entregarse a la policía para ganar popularidad. Aunque inicialmente asumió la autoría de los crímenes, más tarde dijo que su confesión fue hecha bajo presión de unos nazis que habían amenazado con matar a sus hermanas.
· Sangre fresca. Richard Chase fue conocido también como el vampiro de Sacramento (California). Estaba obsesionado con beber sangre fresca. En alguna de sus declaraciones señaló que pensó que su cuerpo se descomponía y que por esos necesitaba bebérsela, llegando a afirmar que se había inyectado sangre de conejo. En 1979, fue condenado por seis asesinatos y se dio por probado que canibalizó a sus víctimas.
· ¿Narco adolescente? Alejandro Cuartero fue condenado por la muerte de dos ancianos y de la nieta adolescente de la pareja, de 16 años. Durante el juicio, en el que negó su participación en los hechos, dijo que si quiso implicar a su expareja, hija del matrimonio asesinado y tía de la menor, fue porque ella y la niña estaban metidas en asuntos de tráfico de drogas y pensaba que los supuestos narcos también irían a por él.
· Vergonzosa versión. El nombre de Bartolomé Rubia, alias Bartolín, puede traer a la memoria de los mayores de 40 años la rocambolesca historia del que fuera concejal del PP en el municipio jienense de La Carolina. El entonces edil dijo en 1998 que un comando de ETA lo había secuestrado y llevado desde Jaén al País Vasco y que tras ese deambular por toda la península logró escaparse en Irún. Todo parece indicar que trató de encubrir así una noche de juerga de difícil justificación.
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