La baja en la pobreza: un artificio estadístico

La pobreza “baja” (digamos que vuelve al punto inicial), porque viene de la megadevaluación del 12 de diciembre del año 2023, que la llevó al 52,9%.
Sin embargo el nivel de pobreza hoy está muy subestimado por el desvío del IPC nacional, en especial tarifas, transporte y comunicaciones.
Recordemos que la última actualización de las ponderaciones, basada en la Encuesta Nacional de Gastos de los Hogares (ENGHo) 2004/2005, se realizó en diciembre de 2016, cuando se pasó del IPC GBA al IPC actual.
En la Ciudad de Buenos Aires (CABA), la actualización de los ponderadores del Ipcba (Índice de Precios al Consumidor de la Ciudad de Buenos Aires) se realizó a principios de 2022, basándose en el relevamiento de la Encuesta Nacional de Gastos Hogareños (ENGHo) de noviembre de 2017 a noviembre de 2018, cuando aún las tarifas no tenían el nivel actual. Sin embargo, las diferencias son sustantivas.
En la comparación de ponderadores del IPC nacional con IPC CABA, las tarifas y comunicación pesan casi el doble y transporte un 10% más, y aún no registra en CABA el aumento notable que tuvo el rubro durante el gobierno donde, desde el inicio del mandato de Milei, el transporte público aumentó un 640%: casi cinco veces por encima de la inflación acumulada en ese período. Fue el servicio público que más subió en el AMBA, según datos del Observatorio de Tarifas y Subsidios del IIEP UBA-Conicet.
¿Cuál hubiera sido entonces la inflación en 2024 si el Indec hubiera actualizado el gasto de los hogares y el año con base en el IPC?, se pregunta Martín González Rozada, profesor titular del Departamento y director de la Maestría en Econometría de la Universidad Torcuato Di Tella.
Y responde: en lugar del 117,8% que informó el Indec para 2024, sería del 133,6%. O sea, 15,8 puntos más alta. En el ingreso de una persona, como un asalariado o jubilado con haber mínimo, esa diferencia representa una pérdida de casi el 7% sobre la inflación del 117,8%.
Por otra parte, buena parte de la mejora se logra comparando los cuartos trimestres de 2023 y 2024; un período de recesión con devaluación, liberalización de precios y políticas de ajuste, a partir, justamente, de diciembre, cuando asume Milei.
La desviación en los ponderadores sesga mucho más a medida que se analizan los consumos de los segmentos medios bajos y bajos, donde los rubros mal ponderados, como Energía y Transporte, pesan mucho más.
La inflación anualizada en estos segmentos sufre una desviación que supera el 20% respecto a la informada por el Gobierno. Es precisamente este sesgo el que impacta sobre la medición de la canasta de pobreza, con una inflación muy subrepresentada, en especial desde diciembre del año 2023, tras la megadevaluación del 113% y la suba de tarifas de comunicación, transporte y energía, que impactan sobre la estructura de consumo popular muy fuertemente.
Peor aún, si comparamos el tercer trimestre entre los años 2023y 2024, como se debe comparar, en materia de pobreza estamos casi empatados (38,6% en el tercer trimestre de 2024 versus 38,3% en tercer trimestre de 2023) como muestra el gráfico del Observatorio de la UCA.
Hubo una recuperación de los ingresos con respecto a lo peor de los efectos de las políticas de ajuste, es decir el primer trimestre o semestre de 2024. Sin embargo, la recuperación fue heterogénea y módica, solo tuvo lugar para quienes tenían (y no perdieron) un empleo formal privado, con respecto a la fuerte caída salarial real que tuvieron en el primer trimestre de 2024 tras la megadevaluación de inicios del gobierno de Milei.
Pero no es la situación de los empleados públicos (10% por debajo en términos reales) ni de los empleados precarios, o del cuentapropismo de subsistencia. Tampoco aumentó el empleo formal, el cual se mantiene casi igual o por debajo de 2023 según el período que se considere.
La baja de la indigencia es sencilla de explicar: resulta producto de transferencia de ingresos entre pobres. Los desagregados de gastos corrientes muestran que mientras todos los rubros caen, y muy especialmente el gasto previsional que se desmorona un 15% en términos reales, las asignaciones familiares crecen en términos reales un 7,6%, y la AUH, un 40,6%.
Así las cosas, una pequeña porción del “ahorro” en el “gasto” previsional se direcciona a asignaciones familiares y AUH, transferencias que impactan directamente sobre los niveles de indigencia, cuya baja entonces debe atribuirse a la pobreza creciente de jubilados y pensionados. En fin, un “tomala vos, dámela a mí” entre sectores vulnerables.
Finalmente, la comunicación del gobierno no se va en estas puntualizaciones; es burda y falaz, y adjudica los resultados del primer semestre de 2024 a la gestión de Alberto Fernández, olvidando que el Javo, Peluca o Psicho Killer, asumió el 10 de diciembre de 2023 y la primera medida de política económica del nuevo gobierno el 12 de diciembre del año 2023 fue una megadevaluación del 118%: la más alta en dos décadas, que impactó de lleno en los niveles de pobreza, haciéndolos trepar al 52,9%. Toda tuya, gato.
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