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“Tenemos L’Auditori, el TNC, el Disseny Hub...: ¡unámoslos, hagamos la plaza de les Arts!”

“Tenemos L’Auditori, el TNC, el Disseny Hub...: ¡unámoslos, hagamos la plaza de les Arts!”

Robert Brufau habrá pasado siete años al frente de L’Auditori de Barcelona –18 en la casa– cuando dentro de dos semanas haga las maletas con la familia para dirigir artísticamente la Konserthuset, el hogar de la Real Filarmónica de Estocolmo y de las ceremonias del premio Nobel. Sus gemelos de nueve años reaccionaron de forma diversa al saber que se mudaban –“uno, encantado y el otro no, pero es pragmático y se puso a mirar qué comían en Suecia”–, si bien todos en casa están aprendiendo el idioma. El músico, gestor y programador nacido en Mollerussa hace balance positivo de la etapa en la dirección del equipamiento: la renovación de la OBC, la mejora acústica de la sala, la paridad en el podio...

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¿De qué está más orgulloso?

Por una parte, de la personalidad artística del equipamiento. Le hemos dado una cierta unidad, hemos conseguido que L’Auditori se convierta en un reflejo de la riqueza y complejidad musical del país, proyectado claramente en el circuito internacional. Y hemos convivido bien con el ecosistema de la ciudad (Palau y Liceu), aportando el valor de modernidad y diversidad. Un equipamiento público de clásica hoy tiene que abrazar la diversidad, promover la creación, acercarse a músicas minoritarias: nos hemos aventurado con la nueva música y hemos logrado ser un actor más en modernas, sin entrar en competencia desleal con el sector privado. Y eso, hasta que empezamos a hablar del Sit Back, no era así: a menudo se trabajaba desde la óptica del alquiler, que también lo tenemos, pero es cada vez más una cocuraduría o coproducción. Al final, la diversidad está en los estatutos de L’Auditori, por eso tiene cuatro salas y por eso se reflejó en la Cité de la Musique.

¿Ya no parece un búnker?

Podría estar más abierto al barrio, ser más permeable al tejido social. Pero lo hemos convertido en la casa pública dedicada a las músicas.

¿En Suecia podrá pagar mejor a un compositor por un encargo?

No, estos mercados están muy estandarizados. Las editoriales son transparentes: te dicen qué pagará el promotor principal y a cuándo tocan el resto de orquestas.

Me voy en buen momento, hemos hecho un crecimiento claro de la OBC; es hora de que llegue alguien más y haga su proyecto”

¿Qué balance hace de la OBC?

Es la parte más difícil y sofisticada. En esos siete años lo hemos renovado en un 30%. La ley del 2008 que prohibía la contratación en el sector público –no podías ni reemplazar jubilaciones si no eras servicio esencial– fue reduciendo todo el instrumento. Yo lo cogía con 74 músicos, hacía falta montar un plan de reconstrucción y encontrar financiación. Sumando renovaciones y prejubilaciones, hemos añadido 23. Y eso desgasta, porque cuando estás inyectando personas y cambiando cosas, generas una presión, ambición: van de gira, graban eso... En este sentido, me marcho en muy buen momento: hemos hecho un crecimiento claro y es hora de que llegue alguien más con su proyecto.

Si antes daban tres conciertos semanales y ahora dos, ¿la orquesta ha perdido público?

Es una buena pregunta. El equilibrio presupuestario es bueno, porque cuando haces más actividad ingresas más pero gastas más, por lo tanto, aquí hemos ajustado. No conozco muchas ciudades del tamaño y oferta de Barcelona donde la orquesta dé tres conciertos. En Estocolmo hacen dos, y son dos grandes orquestas. Así que creo que está bien ajustado. En algunos programas la OBC hace tres, pero cada vez menos, pues las cargas de trabajo son excesivas: antes había desgaste y siniestralidad;hay muchas menos bajas.

Dos conciertos están muy bien si las salas se llenan. ¿Se llenan?

No, pero la Pau Casals es excesivamente grande para esta ciudad. Si un concierto de éxito son 1.600 personas y tu aforo es de 2.200... Lo que es evidente es que el abono está disminuyendo, este modelo mutará. A nivel de ingresos nos ha ido mejor: todo lo que no son abonos son entradas. Sufres, porque hasta la última hora no sabes cuál será la ocupación, pero se nota un crecimiento de ingresos respecto de antes de la pandemia. Había 8.000 abonados y nos hemos quedado en 5.000; 7.000 si contamos los de Antiga, Cambra y La Banda.

No sé si Ludovic Morlot renovará, son importantes los próximos años y la relación que establezca con la nueva dirección”

A Ludovic Morlot se le acaba la titularidad de la OBC la temporada 2027-28. ¿Cree que renovará?

No lo sé. Son importantes los años que vienen y la relación que se establezca con la nueva dirección. Y ver cómo sigue el momento de felicidad que está viviendo la orquesta. Esos seis años de tanto trabajo con Morlot serían suficiente para desarrollar un proyecto. Y en la casa hay un equipo muy bueno.

¿Aún piensa que después de las mejoras acústicas, la Sala Pau Casals es la mejor sala sinfónica del España?

Yo lo tengo muy claro. El otro día estuvimos en el Auditorio Nacional de Madrid, con el concierto que hicimos de intercambio entre el ONE y la OBC. y todos los que estaban conmigo, que rigen con criterio, estaban de acuerdo. Ahora, si tú preguntas a los músicos, están enamorados del Auditorio Nacional. En ese momento les gustó mucho la experiencia.

Robert Brufau, director de L'Auditori, comenta con Ludovic Morlot, titular de la OBC, las mejoras acústicas en la sala Pau Casals

Robert Brufau, director de L'Auditori, comenta con Ludovic Morlot, titular de la OBC, las mejoras acústicas en la sala Pau Casals

REDACCIÓN

¿Ha tenido muchas críticas por proponerse alcanzar la paridad entre las batutas invitadas al podio de la OBC?

Al principio sí hubo un poco... por parte de algunos músicos, sí. Vino más de dentro de la casa. Hemos corrido riesgos en todo ese camino. Cuando nos fijamos el objetivo para que cambiara la situación, estábamos en pleno momento de transformación del sector y del mercado. Nos apuntamos, pero no era un camino labrado. Tener una mujer liderando y siendo la máxima autoridad de esa semana de la orquesta era algo poco habitual. Teníamos Simone Young y poco más. Empezamos a hablar con las agencias, empezamos a investigar y vimos que es un mercado para explorar. Ahora hace rato que estamos en el 50% de mujeres y hombres en el podio. Ellas son más de perfil joven, por lógica, pero lo hemos hecho. Siempre partiendo de la calidad, obviamente.

¿Es operativo ser un consorcio público?

Tiene ventajas, estás bien dotado, pero es inoperativo, el sistema no se adapta al negocio. Los tiempos obligan a pensar si no tendríamos que cambiar la personalidad jurídica para ser más ágiles y flexibles.

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Al coger la dirección de L’Auditori tuvo como objetivo que se hiciera la plaza de Les Arts.

Y no se ha movido nada. Lo más cerca que estuvimos fue con las superislas. Me consta que el gobierno actual tiene mucha conciencia y hay propuestas de grupos de arquitectos importantes. Porque al final lo difícil es generar equipamientos de referencia, L’Auditori, el TNC, el Disseny Hub. Eso ya lo tienen. ¡Unámoslos, acabemos de hacer la plaza de Les Arts! Se pueden generar espacios de explotación común: imagínate un teatro a la griega al aire libre que fuera de titularidad pública y que Auditori y TNC pudieran programar ahí. Y se podrá pensar en la restauración que ya Moneo preveía, en el espacio que hay hasta llegar a la Meridiana.

lavanguardia

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