Cuando el clima dicta el guion

“Deberíamos comprar un aire acondicionado entre todos”, suelta alguien en tono de broma apenas toma asiento en el Teatre Grec este viernes. Basta menos de un minuto para notar la pesadez en el aire, son las diez de la noche y el termómetro marca casi 30 grados. El calor se siente, pero también se observa en el vigoroso –y casi sincronizado– aleteo de decenas de abanicos. Aun así, el emblemático espacio cultural de Montjuïc está lleno para la función de Los 2 hidalgos de Verona, de William Shakespeare. Desde las gradas más altas, el personal de la Cruz Roja observa con atención. Apenas han pasado treinta minutos desde el inicio del espectáculo cuando una persona del público se levanta, descompensada.
Desde hace un tiempo que el verano no garantiza noches apacibles. Los actos culturales –en especial los que se realizan al aire libre– se han convertido en un desafío logístico ante las altas temperaturas. La última ola de calor en Barcelona marcó historia con máximas que alcanzaron los 37,6 grados en pleno junio, y lo que viene no parece más alentador. Un estudio del Institut de Ciència i Tecnologia Ambientals de la Universitat Autònoma de Barcelona proyecta que la ciudad podría encararse a olas de calor hasta seis grados más intensas a finales de siglo.
Los espectáculos culturales se adaptan con nuevos horarios y políticas de cancelación debido al clima“Nosotros decidimos retrasar media hora el inicio del espectáculo. También hemos optado por mojar toda la zona de concierto”, explica Carlos Pérez, director del Festival Alma. En el Poble Espanyol, sede del certamen, el calor sigue pegado al suelo aunque el sol se ha escondido detrás de los edificios. Los días de mayor temperatura en Barcelona, hubo entre cinco o seis descompensaciones por día, según los organizadores.
Chadya y José, sanitarios del concierto, mantienen su mirada sobre el público durante todo el espectáculo de la banda G-5. “En la fila ya tuvimos varios choques de calor”, dice Chadya en tono de advertencia. Para ambos, “lo de más riesgo” es la deshidratación porque “no te das cuenta cuando ocurre”. Hace algunos días, recuerda José, encontraron a una joven tendida en el suelo al finalizar el show, completamente sudada. “Lo primero que se debería hacer en estos actos es disponer de puntos de hidratación”, aseguran.

Una técnica sanitaria asiste a una espectadora que se ha sentido indispuesta durante un concierto que se celebró en el Poble Espanyol
Ana Jiménez / Propias“Logísticamente este escenario supone que tienes que tener más previsión y más planes B. En realidad, todos estos planes B ya están formando parte del plan A”, afirma Montse Portús, coordinadora ejecutiva del Festival Grec. Además de reorganizar horarios –como en el Grec, donde los montajes se realizan sólo durante las horas de menor temperatura–, las grandes producciones han incorporado equipamiento para mitigar el calor, además de prever posibles cancelaciones por el clima. Los teatros pertenecientes a la productora Focus, por ejemplo, han implementado la devolución inmediata del dinero a espectadores que, debido a las condiciones climáticas, no hayan podido asistir a una función.
Sin embargo, no es solo el calor, también es la lluvia. El temporal del fin de semana pasado desajustó la parrilla cultural de Barcelona, con una serie de cancelaciones y reprogramaciones. “Tener grandes artistas en un escenario requiere de horas de montaje y producción. Si además tienes que cambiar horarios, es más difícil”, asegura Jordi Herreruela, director del Festival Cruïlla. El espectáculo arrancó tres horas más tarde del horario previsto, después de que el Centro de Coordinación Operativa de Emergencias de Barcelona (Cecor) les diera luz verde. “Aún tenemos dudas de si se cobrará el seguro. Cubre la cancelación, pero el problema es que abrimos y el espectáculo se hizo. Quizás los seguros se tienen que adaptar”, explica.
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Otras salas de cine (en interiores) han tenido mejor suerte. De hecho, la mayoría funcionan como refugios climáticos. “Se nota en la sesión de las cuatro de la tarde, que en invierno es bastante mala, adonde viene mucha gente en verano, sobre todo gente mayor”, afirma David García, responsable de marketing del cine Verdi. Para García, opciones como el programa Refúgiate en la Cultura, que ofrece actividades culturales gratuitas y con descuentos en época estival en Madrid, son iniciativas que podrían considerarse también para Barcelona.
Claro está, aseguran los organizadores de actos, que la cultura seguirá siendo un imprescindible para Barcelona. Así ha sido siempre. Sin embargo, el desafío está en saber adaptarla al lamentable guion que escribe en las ciudades el cambio climático.
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