Japón exorciza el trauma con expresiones culturales

Japón exorciza el trauma con expresiones culturales

▲ Godzilla: El Arte, exposición que conmemora el 70 aniversario del nacimiento de la criatura ficticia en la Galería del Centro de Artes Mori de Tokio.Foto Afp

▲ Visitantes frente al cenotafio en memoria de las víctimas, ayer en el Parque de la Paz, en Hiroshima.Foto Afp
Afp
Periódico La JornadaMartes 5 de agosto de 2025, p. 3
Tokio. Las bombas nucleares sobre Hiroshima y Nagasaki han influido profundamente y durante décadas en la cultura japonesa, inspirando desde el aliento atómico de Godzilla hasta historias en los mangas.
El título en japonés del manga Astro Boy es Átomo poderoso, mientras otros animes famosos como Akira, Neon Genesis Evangelion y Ataque de los Titanes muestran explosiones a gran escala.
Atravesar un sufrimiento extremo
y exorcizar un trauma es un tema recurrente en la producción cultural japonesa, y esto fascinó al público mundial
, comenta William Tsutsui, profesor de historia en la Universidad de Ottawa.
Las bombas estadunidenses lanzadas en agosto de 1945 causaron alrededor de 140 mil muertos en Hiroshima y 74 mil en Nagasaki.
Desde el final de la Segunda Guerra Mundial, las historias de destrucción y mutaciones se han asociado con el temor a las frecuentes catástrofes naturales y, después de 2011, al accidente de Fukushima.
Si bien algunos poemas describen el terror puro causado por la bomba atómica en el momento en que fue lanzada
, muchas obras abordan el tema de forma indirecta, confirma la escritora Yoko Tawada.
En su libro El emisario, publicado en Japón en 2014, Tawada se centra en las secuelas de una gran catástrofe, inspirándose en las similitudes entre las bombas atómicas, Fukushima y la enfermedad de Minamata
, un envenenamiento por mercurio debido a la contaminación industrial en el suroeste de Japón desde los años 50.
No se trata tanto de una advertencia como de un mensaje para decir: las cosas pueden empeorar, pero encontraremos la manera de sobrevivir
, explica Tawada.
Dar rostro a miedos abstractos
Godzilla es sin duda la creación más famosa que refleja la compleja relación entre Japón y la energía nuclear: una criatura prehistórica despertada por ensayos atómicos estadunidenses en el Pacífico.
Necesitamos monstruos para dar forma y rostro a miedos abstractos
, afirma Tsutsui, autor del libro Godzilla en mi mente.
En los años 50, Godzilla cumplió ese papel para los japoneses, con la energía atómica, con las radiaciones, con los recuerdos de las bombas atómicas.
Muchos salieron llorando del cine después de ver a Godzilla arrasar Tokio en la película original de 1954.

▲ Imagen de 1945 que muestra la ciudad de Hiroshima devastada después de que un avión B-29 de la Fuerza Aérea estadunidense lanzara la primera bomba atómica el 6 de agosto.Foto Afp
El tema nuclear está presente en las casi 40 películas sobre Godzilla, pero a menudo no se destaca en las tramas.
Al publico estadunidense no le interesaban mucho las películas japonesas que reflejaban el dolor y el sufrimiento de la guerra y que, en cierto modo, hacían referencia negativa a Estados Unidos y a su uso de las bombas atómicas
, según Tsutsui.
Pese a todo, la franquicia sigue siendo muy popular, y Godzilla Resurge tuvo un gran éxito en 2016. La película se percibió como una crítica a la gestión de Fukushima.
Lluvia negra
Lluvia negra, novela de Masuji Ibuse de 1965 sobre la enfermedad y la discriminación causadas por la radiación, es uno de los relatos más conocidos sobre el bombardeo de Hiroshima.
Ibuse no era un superviviente, lo que alimenta un gran debate sobre quién tiene legitimidad para escribir este tipo de historias
, explica Victoria Young, de la Universidad de Cambridge.
Kenzaburo Oe, escritor y premio Nobel de Literatura en 1994, recopiló testimonios de supervivientes en Cuadernos de Hiroshima, una colección de ensayos escritos en los años 60.
Oe optó deliberadamente por el género documental, señala Yoko Tawada. Se enfrenta a la realidad, pero intenta abordarla desde un ángulo personal
, incluyendo su relación con su hijo discapacitado, añade.
Tawada vivió en Alemania durante 40 años, después de crecer en Japón.
La educación antimilitarista que recibí hacía pensar a veces que sólo Japón fue una víctima
durante la Segunda Guerra Mundial, cuenta.
Respecto a los bombardeos, Japón fue una víctima, sin duda
, pero es importante tener una visión global
y considerar las atrocidades que también cometió.
De niña, las ilustraciones de los bombardeos atómicos en los libros le recordaban a las descripciones del infierno en el arte clásico japonés.
Me llevó a preguntarme si la civilización humana no era en sí misma una fuente de peligros
, subraya. Desde esta perspectiva, las armas atómicas no serían tanto un avance tecnológico como algo que acecha en el seno de la humanidad
.
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