La música, con el reguetón en cabeza, reina en el bono cultural para los jóvenes

Hace cuatro años Pedro Sánchez anunció la creación de un bono cultural joven siguiendo el ejemplo que ya habían abierto países como Italia y Francia.
El objetivo era doble: aumentar de nuevo el consumo cultural tras los duros meses de la pandemia y hacerlo abriendo nuevas posibilidades de acceso a los jóvenes al mundo cultural, creando nuevos públicos.
Tras un arranque complejo con notables dificultades para registrarse en el bono, que ofrece 400 euros en consumo cultural a los jóvenes que cumplen 18 años, las cifras se han consolidado y ya hay guarismos y porcentajes de lo que han supuesto estos años de bono cultural joven.
Y datos llamativos no faltan, como los casi cuatro millones de euros que ingresó el Reggaeton Beach Festival con el bono cultural joven del 2023, última convocatoria con los datos completos, ya que los beneficiarios tienen un año para gastar los 400 euros y aún quedan casi seis meses de la de 2024.
En la misma convocatoria de 2023, el festival Boombastic arañó 1,5 millones del bono, mientras que otros como el Zevra Festival o el Arenal Sound ingresaron más de 800.000 euros.
La música es sin duda la reina de las tres convocatorias realizadas ya del bono, llevándose, según estimaciones del Ministerio de Cultura, un 31,5% del dinero invertido. No es una sorpresa, y no solo por el interés de los jóvenes en los grandes festivales.
El bono español nació intentando corregir de salida algunos de los problemas detectados en países como Francia, donde al pass culture en algún momento se le denominó bono manga por el voluminoso gasto que realizaban muchos jóvenes en cómics nipones. Para evitarlo y diversificar el consumo cultural en España el Ministerio de Cultura de Miquel Iceta apostó entonces por dividir el bono en áreas y dedicar la central, la más sustanciosa, 200 de los 400 euros, a la cultura en directo, fueran conciertos, festivales, teatro, danza o museos.
Festivales como el Reggaeaton Beach, el Boombastic o el Zevra se cuelan en lo más consumidoOtros cien serían para cultura en soporte físico, desde libros a diarios, revistas y partituras, y los últimos cien para cultura en formato digital, como suscripciones a plataformas audiovisuales, de música o de videojuegos, o prensa y revistas digitales.
Tras perder una demanda en los tribunales, el ministerio tuvo que añadir los toros al bono cultural, que en la convocatoria del 2023 arañaron, según estimaciones de Cultura, un 0,29% del gasto.
Tras la música, los libros y los cómics han sido el segundo destino del bono durante estos tres años, con un 16,9% del total, según los datos de que dispone el ministerio. Las plataformas audiovisuales se llevan el tercer lugar del podio con un 15,3% y los videojuegos capitalizan un 12,5%.
Por lugar de compra, los grandes establecimientos donde se pueden comprar muchas de las categorías del bono y las superficies especializadas se llevan la parte del león, siendo la líder indiscutible la Fnac, con 17 millones de ingresos en la convocatoria del 2023, seguido de El Corte Inglés, la Casa del Libro o las tiendas de videojuegos Game.
Numerosas empresas de venta de entradas están en lo alto de la lista, desde Enterticket a Ticketmaster, Eventim o Dice FM.
Exhibidores de cine como Cinesa y Yelmo también se cuelan en el ranking principal, y las suscripciones a plataformas como Netflix, Movistar+ y Disney+.
Eso entre miles de pequeñas librerías, papelerías y cines de toda la geografía que rascan desde unos cientos a miles de euros con el bono.
Un bono que ha supuesto una inversión importante y creciente: 71,9 millones en la convocatoria del 2022, 87,9 en la del 2023 y 63,3 en la del 2024 pese a los meses que faltan para cerrarla.
Un bono que ha estabilizado sus solicitantes en torno a dos tercios de la población de 18 años: por desconocimiento o desinterés, un tercio siguen sin solicitar los 400 euros.
Así, en 2024 han sido 334.429 jóvenes los que lo han solicitado, un 63,7% de los 525.095 que lo podían hacer. Por género, como suele pasar en la cultura, hay diferencias: lo solicitan el 66,4% de las mujeres frente al 61,2% de los hombres.
Un bono que en cada país permite gastos culturales diferentes: en Italia no es posible dedicar el dinero del bono a videojuegos y sí a cursos de música o teatro. En España es al revés.
Para Jazmín Beirak, directora general de Derechos Culturales del Ministerio de Cultura, “lo que se pretende es apoyar al sector en su conjunto y lo que consuma la gente nos parecerá bien”. Y añade que desde el ministerio se tienen “que preocupar más porque el bono llegue el mayor número de jóvenes y todavía tenemos mucho margen de crecimiento. Los cambios que barajamos tienen que ver con reforzar el acceso para sectores de la población más vulnerables. Y estamos viendo qué capacidad tenemos de promocionar el pequeño comercio. La apuesta del bono se hizo por incorporar incentivos al consumo en la cultura y para ampliar las tendencias de consumo iniciales de los jóvenes, y creo que en estas dos áreas está siendo una herramienta muy útil”.
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