Luz y arquitectura: el arte que reimagina la catedral de Vitoria
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El arte urbano de la luz vive un auge sin precedentes. Su impacto visual es inmediato, muchas veces arrollador, convirtiéndose en una de las expresiones artísticas que mejor integran la tecnología y la experimentación sensorial. Permite redescubrir los espacios urbanos, transformándolos en escenarios de nuevas narrativas y reinterpretaciones. Sin embargo, su naturaleza es efímera. No perdura en el tiempo, ni deja rastro tangible. Emociona, y se va. Ningún vídeo o fotografía puede capturar por completo la intensidad de su presencia en vivo. Salvo alguna excepción.
Entre esas excepcionalidades se encuentra la obra del diseñador y creador catalán Josep Poblet (Vila-seca, 1994), una de las voces emergentes en los festivales lumínicos desde que irrumpiera en el Llum Barcelona del 2024 con su Lux Domus, una obra sobria, introspectiva y reflexiva que ha alcanzado su máxima expresión recientemente en la catedral de Vitoria, durante la celebración del Festival Umbra.
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El diseñador catalán Josep Poblet, fotografiado en la catedral de Vitoria durante la instalación de 'Lux Domus'
Rafael Vargas (CedidasEl festival giró entorno al lema Arte es paz, una premisa sobre la que han reflexionado y han hecho reflexionar 40 artistas procedentes de diversas partes del mundo, incluyendo Australia, Corea, Argentina, Italia, Francia y Países Bajos. Lux Domus, la primera gran obra en solitario de Josep Poblet, fue una de ellas y tuvo como principal reto desplegarse en un escenario como la catedral de Vitoria, la segunda iglesia más grande de España. La pieza es una instalación lumínica que crea una sensación de recogimiento y espiritualidad, en una especie de viaje introspectivo que cada uno hace en solitario. La clave está en las lentes de Fresnel, que generan la ilusión óptica de una luz que se curva en forma ascendente a modo de arcos, como los propios de una catedral gótica. “Es un efecto poco común en la naturaleza y buscaba que la gente sintiera algo distinto al entrar. Quería sorprender sin abrumar”, explica Poblet, cuya intención clara es la de desmarcarse de las propuestas más espectaculares.
Efecto lumínico Las lentes generan la ilusión óptica de una luz que se curva en forma ascendente a modo de arcosLa inspiración original de Lux Domus proviene de su infancia, cuando frecuentaba el pueblo natal de su madre, el Pont de Suert, y se adentraba en su pequeña iglesia local: “Quise recrear esa sensación de arquitectura que te envuelve y te protege”, explica. Un recuerdo que es un hilo conductor que lo acompaña desde niño y que, de alguna manera, vertebra gran parte de su trabajo. Porque es precisamente su infancia la que ha marcado su posterior dedicación.
Y es que su camino profesional no ha sido para nada lineal. Con un inicio ligado a los estudios de Economía y Música –es violinista y bueno-, su vida dio un giro inesperado en Estados Unidos. “Tenía 24 años y fue como un ‘clic’; algo me hizo dar cuenta de que quería dedicar mi vida a algo que realmente me llenara”. Un momento de claridad vital que lo reconectó de nuevo con su infancia, con las largas horas que de pequeño dedicaba a construir, a crear, a jugar con los materiales. Esa revelación lo llevó a estudiar un máster en Diseño de Producto en Elisava, la Escuela de Diseño e Ingeniería de Barcelona.
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Las lentes crean en 'Lux Domus' un efecto poco común en la naturaleza; una luz que se curva
Rafael Vargas (Cedidas)Después comenzó a trabajar en el estudio de diseño de Jordi Canudas, donde aprendió un oficio esencialmente manual, trabajando con prototipos y desarrollando estructuras lumínicas desde lo más básico, sin dejarse arrastrar por la tecnología extrema que domina el sector. “Nos centramos en lo esencial, en los materiales y en la luz misma, sin perdernos en la alta tecnología”, explica. Una filosofía que después trasladaría a Lux Domus.
Mientras muchas propuestas apuestan por espectáculos visuales y explosiones de color, Lux Domus busca lo contrario: silencio, calma y recogimiento. La luz tenue y las formas curvas invitan a los visitantes a sentarse en el suelo, a detenerse y dejarse envolver por la atmósfera. “Me gusta que la gente se lo tome con calma, que entre y se quede, que respire el espacio. Algunas personas se tumbaban en el suelo, otras cierran los ojos”, relata.
El próximo proyecto de Josep Poblet es una homenaje a la payesía del Camp de TarragonaDetrás de la magia de Lux Domus hay también números: 36 puntos de luz LED, cada uno rodeado por ocho lentes Fresnel, formando un total de 288 lentes que generan la ilusión óptica. El diseñador fabricó cada pieza a mano, en un proceso que duró dos meses, trabajando 10 o 12 horas diarias. “Fueron dos meses muy intensos, de pura repetición, pero muy gratificantes. Trabajar con madera tiene algo especial”, comenta.
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Un total de 288 lentes son las que permiten generar esta ilusión óptica
Rafael Vargas (CedidasSu obra ha viajado de Barcelona a Francia, a la Bienal de Arte y Luz de Aix-en-Provence y posteriormente a Vitoria. También se prepara para otros festivales. Aunque también tiene proyectos en miniatura, como lámparas de diseño, su gran sueño es materializar otra gran instalación: una que, a escala humana, representa el recorrido del sol sobre una masía catalana, inspirada en la vida rural de sus abuelos, muy arraigada en toda la familia. La luz simula el paso de las horas en tan solo diez minutos, y las sombras de los árboles y la casa se mueven ante los ojos del espectador. “Es un homenaje a ese mundo campesino del Camp de Tarragona que está desapareciendo. Mi abuelo hacía de todo en el campo, y quería plasmar esa rutina diaria de sol a sol”, explica emocionado.
Si todo va bien, esta obra podría ver la luz en un próximo festival que todavía se está concretando. “Es un proyecto muy ambicioso, pero me hace mucha ilusión. La idea es que se perciba el paso del tiempo de manera acelerada, que el espectador sienta cómo la luz moldea la vida rural”, detalla.
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Mientras tanto su vida prosigue, como él dice, “como un barco en el que siempre se está achicando agua”. “Es un trabajo duro, nunca sabes qué pasará al año siguiente. Siempre tienes que estar generando nuevos proyectos, proponiendo cosas, moviéndote. Pero también es muy enriquecedor”, analiza. Como muchos creadores, Josep Poblet combina sus proyectos con la docencia. Imparte clases en la Escola Superior de Disseny (ESDi) de Sabadell y en el Instituto Europeo di Design de Barcelona. Un equilibrio ciertamente frágil y agotador, como reconoce, pero que le permite proseguir con un trabajo que le llena, al menos de luz.
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