Un Tísner distópico

Males Herbes reedita L’enquesta del Canal 4 , de Avel·lí Artís-Gener, la novela distópica con la que Tísner ganó el premio Sant Jordi en 1972. Es una obra colosal, narrada por decenas de voces de trabajadores de una emisora de televisión que decide comprobar el grado de satisfacción de sus empleados a través de entrevistas grabadas por ocho encuestadores. El edificio del canal, un coloso sin llamas, es un símbolo de la jerarquía que podemos asociar al franquismo, entonces imperante, o a cualquier otro totalitarismo.
Avel·lí Artís-Gener,Tísner
Salvador Sansuán / PropiasPronto descubrimos que entre los trabajadores del Canal hay miembros de un grupo clandestino llamado el Trajecte , que a menudo no se conocen entre sí hasta que no reaccionan a la palabra trajecte con la contraseña: “Fins a la Consecució”. El gobierno del Canal es colectivo, como un politburó, y los empleados más puristas son los Acèrrims . En medio de la oralidad transcrita de los entrevistados, nos encontramos con pequeños párrafos en negrita insertados al margen que narran una acción cuyo sentido se revela plenamente en la última página. Esa oralidad, leída hoy, sobresale por el catalán extraordinariamente rico de Tísner, capaz de introducir llurs , sorges o tocom en el habla cotidiana de los empleados, o de hacerles discutir sobre si vivacitat y vivor son sinónimos, a través de la diferencia entre sus antónimos: vivacitat-esmorteïment y vivor-estultícia .
La televisión vista como un medio para “estupidizar a las mayorías silenciosas”La novela avanza con cierta morosidad que contrasta con el estado de locura colectiva de los estudios de televisión. Tísner había trabajado, sobre todo como escenógrafo, en la televisión mexicana, de modo que conocía el medio desde una época pionera y reflexionaba con voz crítica sobre el nuevo lenguaje televisivo: “La paradoja mayor consiste en el hecho de que el público comparte nuestro lenguaje sin necesidad de entenderlo conscientemente, cosa que no es posible más que a medias en la comunicación lingüística habitual”. La televisión, que hace cincuenta y tres años era analógica, es vista como efímera, sin capacidad para fijar la memoria, con una informática incipiente y máquinas estrambóticas que hoy asociaríamos con la IA.
La analogía del Canal con un régimen totalitario pasa por su función de “culturización tumultuaria” y por la capacidad del medio de “estupidizar a las mayorías silenciosas”.
Lee tambiénLa disidencia clandestina, con referentes educativos como Summerhill, es consciente del reto que podría suponer un eventual éxito revolucionario: “Que el espíritu del trayecto nunca decaiga tras la consecución”. Y las historias de amor son más crudas que las de los éxitos de romantasy de turno. Al final, la Consecució llega de manera detonante un nueve de octubre, una fecha señalada que tampoco es fruto del azar.
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