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Entrevista con Daniel Innerarity. La inteligencia artificial sueña con redefinir las artes: entre la creatividad y la simple repetición

Entrevista con Daniel Innerarity. La inteligencia artificial sueña con redefinir las artes: entre la creatividad y la simple repetición

Trump anunció una inversión de 92.000 millones de dólares en inteligencia artificial (IA) en centros de datos en Pensilvania. Mark Zuckerberg, de Meta, planea invertir “cientos de miles de millones de dólares” en infraestructuras de inteligencia artificial (IA). ¿Cuál es su objetivo ya declarado? Construir una “superinteligencia”. Desde hace algunos años se afirma que Meta se ha quedado rezagada en la IA generativa, dominada por OpenAI desde el lanzamiento de ChatGPT, y por Google. Todos ellos tienen algo en común: aspiran a crear una IA denominada “general” o “superinteligencia”, con capacidades cognitivas superiores a las de los humanos, factible de hacer descubrimientos científicos e inventar por sí misma tecnologías. Estamos viviendo una revolución. Y eso impacta, definitivamente, en el campo cultural y sus espacios.

Daniel Innerarity Politólogo y filósofo. Viene de publicar Una teoría crítica de la inteligencia artificial.Daniel Innerarity Politólogo y filósofo. Viene de publicar Una teoría crítica de la inteligencia artificial.

El primer paso para meterse a fondo en este territorio infinito e invisible es saber escribir un prompt. ¿Qué es? Es la instrucción, pregunta o solicitud que se le da a un sistema de IA para obtener una respuesta específica. Cuando es preciso, completo e imaginitivo, se obtienen mejores resultados en la pantalla. De hecho, ya hay universidades privadas que ofrecen carreras cortas de dos meses en todo el mundo sobre “Cómo escribir bien un prompt”. El tecnoptimista que lo dicta encontró un trabajo nuevo.

Daniel Innerarity es un filósofo español, titular de la cátedra Artificial Intelligence & Democracy del Instituto Europeo de Florencia, donde dirige el Instituto de Gobernanza Democrática. Viene de publicar Una teoría crítica de la inteligencia artificial (Galaxia Gutenberg) y nos explica, entre otras cosas, si la IA puede llegar a ser inteligente: “La inteligencia artificial así llamada solo es inteligente si aplicamos la palabra inteligencia de un modo impropio. Tiene cosas muy parecidas a actividades que desarrollamos los humanos, algunas incluso mejores que las nuestras, como la capacidad de cálculo, de manejo de datos, etcétera, son algunas propiedades fundamentales que tenemos los humanos”, señala con su voz potente desde España.

–Muchos celebran que sea posible no reconocer si una pintura fue hecha por un humano o por una IA. ¿Qué implicancias tiene esta postura en este y otros campos culturales?

–Todas las artes en general, de manera muy especial la música, la pintura, están teniendo en virtud de los procedimientos de la IA un desarrollo espectacular y, sobre todo, está siendo más factible para muchas personas crear música, componer, pintar de una manera que no se sospeche. Ahora bien, la IA tiene límites. Es muy posible que la dificultad no sea tanto hacer cuadros como Van Gogh, aumentar las sinfonías de Beethoven y las sonatas de Bach, como que pueda inventarse un nuevo Bach, un Beethoven o un Van Gogh. La originalidad de estos genios no fue debida a la IA. Otra cosa es que una vez que esos genios existieron, conocemos sus obras y sus estrategias fantásticas desde el punto de vista artístico. La IA puede aumentar el número de sus obras, ¿eso es un problema? No, otra cuestión es que podamos inventar un nuevo genio de esas características.

Fotografía cedida por A Goal in Life que muestra la obra "Living Memory: Messi - A Goal in Life". El artista Refik Anadol estrenó su obra usando la inteligencia artificial. EFEFotografía cedida por A Goal in Life que muestra la obra "Living Memory: Messi - A Goal in Life". El artista Refik Anadol estrenó su obra usando la inteligencia artificial. EFE

–¿Qué queda de aquel ensayo fundamental que fue "La obra de arte en la era de reproductividad técnica", de Walter Benjamin? ¿Alguien se pregunta por el aura?

–En virtud de la IA y de lo fácil que compone, pinta, tunea, modifica obras de arte a nuestro gusto, se ha puesto de manifiesto que la idea de creatividad es menos exclusivista, que está al alcance de más personas que antes. Hoy cualquiera con un teléfono se ha convertido en un fotógrafo. ¿Esto quiere decir que cualquiera de nosotros va a estar al nivel de los grandes fotógrafos de la historia? Seguramente que no, pero podemos hacer cosas de un cierto valor sin necesidad de que sean algo excluyente o especialmente accesible solo a unos pocos.

–¿En qué se ha transformado la idea de creatividad? ¿El arte de la IA es arte o es repetición?

–El arte generado por la IA es un arte que capta muy bien los patrones que se encuentra en un cuadro de Van Gogh o en una sonata de Bach y los combina de una manera en cierto modo original. Ahora bien, esos patrones ya existían y al final su creatividad es un tipo de combinatoria y no tanto una originalidad especialmente intensa.

–Cada día más gente le pregunta al ChatGPT absolutamente todo, googlea mucho menos, le dedica menos tiempo a las redes sociales. Todo se centraliza alrededor del Chat y ya hay adictos asumidos. ¿Qué opina de este panorama?

–La inteligencia generativa y los modelos de lenguaje están sustituyendo y sofisticando esa tecnología de simple búsqueda que representan lo que va quedando como vieja tecnología. El Chat tiene una mayor agencia, una mayor intervención que un clásico buscador. Hay que reconocer que en los buscadores clásicos también había un elemento de prediseño que configuraba las búsquedas posibles, es decir, que no era una búsqueda al azar, sino que era una búsqueda orientada por los diseñadores. Pero estos nuevos conversadores establecen un tipo de interacción más intensa con los humanos y creo que esto ha hecho que Google haya incorporado también procedimientos de IA en sus búsquedas.

Refik Anadol y su Arquitectura viva: Gehry, una innovadora instalación audiovisual que reimagina el legado arquitectónico de Frank Gehry a través de la inteligencia artificial (IA) y el arte generativo. Foto: Museo Guggenheim Bilbao.Refik Anadol y su Arquitectura viva: Gehry, una innovadora instalación audiovisual que reimagina el legado arquitectónico de Frank Gehry a través de la inteligencia artificial (IA) y el arte generativo. Foto: Museo Guggenheim Bilbao.

–Hay quienes sostienen que el “lenguaje inauténtico” surgido de las máquinas, robots y IA está destrozando idiomas como el español. ¿Cuál es su opinión al respecto?

–Me parece que puede servir la analogía de lo que ocurre con quienes no tenemos el inglés como lengua materna, pero lo usamos en nuestra comunicación, en nuestra docencia y en la conversación científica. Utilizamos un inglés estándar con pocas riquezas, con pocos matices. Algo que, por ejemplo, se percibe también cuando uno utiliza un traductor. Son enormemente eficaces y casi inapelable su propuesta cuando se trata de un lenguaje plano de poca significación. No tienen la riqueza de las lenguas maternas cuando uno quiere entrar en matices, ironías, doble sentido alusiones implícitas y esto ya ha provocado que el inglés de la comunicación científica –al que uno llega leyendo las revistas científicas de cualquier tipo– sea un inglés especialmente pobre.

Aquí, habrá que llegar a un equilibrio. Me parece que es muy importante que un plano no anule al otro. Tiene que haber una lengua de comunicación universal, pero deberíamos también proteger la diversidad lingüística porque en el fondo es proteger la diversidad y visiones del mundo de la capacidad humana, de matización, de lenguaje rico de sentidos que nos acerca a un campo muy específico de los humanos, que es la ambigüedad, la ironía, la inexactitud, los dobles sentidos, lo implícito, algo que un traductor de IA capta con muchas dificultades.

–¿En qué lugar queda la naturaleza? La IA podrá interrelacionarse con ella para protegerla? ¿O lo hará para extraerle más ganancia?

–La IA tiene una relación problemática con la naturaleza. La estamos describiendo como una tecnología inocua desde el punto de vista de su impacto medioambiental, cuando en realidad es menos nube de lo que se dice y más materia, metales raros, humanos trabajando en condiciones penosas, producción de basura, consumo altísimo de energía, es uno de los grandes temas que hay que investigar: ¿cómo sería posible una IA menos consumista de datos y, por lo tanto, de recursos naturales? Al mismo tiempo, es cierto que la IA nos puede ayudar a economizar procesos. El más banal de ellos es la comunicación online, que, por ejemplo, nos ahorraría muchos viajes que son contaminantes, también la medición de los impactos medioambientales de las cosas que hacemos.

El Centro de Arte Amatller de Barcelona lleva la obra de Goya al siglo XXI animada por Inteligencia Artificial (IA) en la exposición inmersiva 'Universo Goya'. Foto EFE/Toni AlbirEl Centro de Arte Amatller de Barcelona lleva la obra de Goya al siglo XXI animada por Inteligencia Artificial (IA) en la exposición inmersiva 'Universo Goya'. Foto EFE/Toni Albir

–Usted sostiene que el ChatGPT es potentísimo a la hora de procesar una gran cantidad de datos preexistentes, pero no en las recomendaciones acerca de fenómenos nuevos sobre los que se carece de información. ¿Llegará el momento en el que las IA ya no carezcan de información?

–Es posible que la IA generativa aumente considerablemente los datos disponibles y la información que nos ofrece, pero tiene un tope porque no existen datos del futuro. No es capaz y no lo será porque no puede anticipar de un modo que no esté en continuidad con datos del pasado, ni comportamientos, ni escenarios que son por su propia naturaleza imprevisibles. La limitación de la IA generativa no es el pasado ni el presente, sino el futuro. También nos cuesta a los humanos que somos muy repetitivos y rutinarios, pero como decía Hannah Arendt, la capacidad de dar lugar a cosas nuevas, a lo imprevisible, aunque se verifique pocas veces en la historia de las sociedades y de las personas, es una propiedad de la que no podemos prescindir.

Sotheby's subastó una obra de arte creada con inteligencia artificial Un dispositivo que “imagina” rostros en tiempo real.Sotheby's subastó una obra de arte creada con inteligencia artificial Un dispositivo que “imagina” rostros en tiempo real.

–Pareciera rondar la idea de que con una buena IA se puede todo, hasta tener un amigo, tal como lo sugirió Mark Zuckerberg. ¿El asistente de la IA se puede convertir en el mejor amigo de un humano?

–La IA es un excelente sustitutivo de la amistad humana. Puede llegar hasta dimensiones insospechadas de cercanía, de apoyo, incluso de pseudoconversación. Pero lo que realmente los humanos buscamos en otras personas, y apreciamos, es lo que tienen de imprevisibles, de libres, de ser contradictores a nuestra opinión o a nuestra inclinación personal. La relación con un robot tiene muchas ventajas en relación con una persona: está siempre disponible, podemos modular el tipo de respuestas que queremos, que sean más complacientes o más contradictorias, etcétera. La fascinación de las relaciones con otros humanos tiene mucho que ver con nuestra incapacidad de dominarlos. Y esa incapacidad nos relaciona con lo extraño, con lo diferente, con voluntades libres, y es algo que nunca podrá ser sustituido por una máquina, que puede ser muy gratificante, pero no tiene la infinidad de matices y complejidad que tiene nuestra relación con otra persona. Otra cosa es que muchos humanos podamos querer una compañía complaciente, simple, inmediata y claro, si nosotros buscamos solamente eso, más nos vale ir a una máquina que a una persona que pueda contradecirnos, pero creo que en el fondo de nuestro corazón y de nuestra a afecto, no queremos trato con personas que nos den la razón, sino con quienes ejerzan sobre nosotros algún tipo de complementariedad, fascinación o misterio.

Sebastián Feifert Pleamar 2025
@scavinophotoSebastián Feifert Pleamar 2025 @scavinophoto

–¿Cómo se lleva la IA con la democracia, las políticas coyunturales? ¿La IA me va a dar la respuesta política que yo deseo recibir?

–La IA plantea dos tipos de problemas a la democracia. El sistema democrático es una organización de la convivencia que presupone un tipo de conversación y un tipo de decisión. Conversación y decisión son las dos patas que sostienen el edificio democrático. Ambas han sido fuertemente trastocadas por la erupción de la IA. Por un lado, la conversación como consecuencia de las redes sociales se ha horizontalizado, se ha vuelto más democrática, pero también caótica. Frente a la comunicación vertical, autoridades más o menos aseguradas, pero al mismo tiempo que implicaban un esquema de verticalidad poco democrática frente a esto, la conversación en el nuevo paisaje comunicativo de las redes, es más democrática y caótica al mismo tiempo.

El segundo aspecto problemático es la toma de decisiones. No podemos hacer frente a la complejidad del mundo contemporáneo si no tenemos sistemas de automatización, si no algoritmizamos muchas de nuestras decisiones. La gran cuestión es saber hasta qué punto, ciertos problemas o ciertas partes de los problemas que afrontamos requieren un tratamiento humano o químico. Y la distinción me parece que tiene que ver con el hecho de que los humanos somos mejores que las máquinas decidiendo cuando hay pocos datos, un entorno de incertidumbre y ambigüedad y las máquinas, por el contrario, deciden mejor que nosotros cuando los datos son muchos, las situaciones no son ambiguas y no hay incertidumbre, sino más bien soluciones de tipo binario. Delimitar esos problemas es la cuestión fundamental que nos va a ocupar en los próximos años.

Daniel Innerarity. Daniel Innerarity.

–¿El campo de la IA es infinito?

–Estamos en un momento hype (moda), de enorme incremento exponencial de la IA y eso hace que parezca infinito el campo de las cosas que puede hacer por nosotros o en lugar de nosotros. La historia de la IA combina momentos de primavera y momentos invernales. Cuando hay momentos de primavera se disparan las expectativas, pero también se disparan los miedos y el actual es un momento así. Cuando lleguemos a una meseta, en el momento en que la inteligencia generativa y los grandes modelos de lenguaje topen con ciertos límites, seguramente vamos a considerar tener más en cuenta sus limitaciones y por tanto que nuestras expectativas y miedos sean también más limitados.

–Deseamos que la IA pueda ser utilizada en salud, educación, vivienda, pero ¿acaso hay voluntad para escribir prompts que vayan en ese sentido? Hay millones de preguntas banales que se le hace al Chat desconociendo el gasto de energía que esas peticiones generan.

–La IA nos está introduciendo en un campo irreflexivo y de alguna manera somos sonámbulos digitales, utilizamos instrumentos sin haber reflexionado lo suficiente acerca de su impacto, limitaciones, ventajas, regulación. Yo diría que uno de los principales desafíos es que introduzcamos en los diversos momentos del ciclo de vida a la IA, humanos que reflexionan, que se hacen preguntas y no simplemente sonámbulos que responden a unos impulsos de los que no se pueden considerar autores.

Una teoría crítica de la inteligencia artificial
Daniel Innerarity
Editorial Galaxia GutenbergUna teoría crítica de la inteligencia artificial Daniel Innerarity Editorial Galaxia Gutenberg

–¿Qué va a pasar con nuestra capacidad de decisión? ¿Ya está afectada por el uso de la IA?

–Nuestra capacidad de decisión es algo que ya ha sido muy afectado por la automatización. Sin llegar al caso de la IA, los humanos usamos cada vez más cosas que nos eximen de tomar ciertas decisiones y no es malo que dejemos de decidir cosas banales o cotidianas, seguramente es una ganancia para que nos centremos en otro tipo de decisiones. La cuestión es que deberíamos diseñar máquinas, de modo tal que ciertas dimensiones las reservemos para los humanos porque decidir es algo específico de los humanos. Algo quizá más inquietante, es que pensemos que hemos decidido nosotros cuando realmente es alguien quien ha decidido por nosotros.

Esto no es exclusivo del ámbito de la IA, también ocurre en el ámbito analógico, donde muchas veces tomamos decisiones, por ejemplo, de consumo, pensando que son soberanas y realmente hay un sistema que nos ha inducido a decidir de esa manera y no de otra. Esto se agudiza en el caso de la IA, porque las decisiones que toma son más sofisticadas, pero deberíamos estar muy atentos individual y colectivamente, en la regulación, etcétera, para que podamos decir que las decisiones que hemos adoptado gracias a la IA son en última instancia decisiones nuestras o que, indirectamente, nos tienen como autor. Del mismo modo que podemos decir que las decisiones que toman nuestros gobernantes legítimos no son decisiones que adoptamos nosotros individualmente, pero que actúan nuestros gobernantes autorizados, legitimados en representación de nosotros. Son decisiones que podemos compartir y que nos vinculan.

BioDaniel Innerarity. Bilbao, 1959. Filósofo

Es catedrático de Filosofía Política, investigador “Ikerbasque” en la Universidad del País Vasco, director del Instituto de Gobernanza Democrática y profesor en el Instituto Europeo de Florencia, donde es titular de la cátedra Artificial Intelligence & Democracy. Ha sido profesor invitado en universidades, como La Sorbona, la London School of Economics, la Universidad de Georgetown y el Max Planck Institut de Heidelberg. Es autor de La política en tiempos de indignación (2015), La democracia en Europa (2017), Política para perplejos (2018), Comprender la democracia (2018), Una teoría de la democracia compleja (2020), Pandemocracia. Una filosofía de la crisis del coronavirus (2020), La sociedad del desconocimiento (2022), La libertad democrática (2023), entre otros.

Clarin

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