Monedero participó en las decisiones de Podemos tras las primeras denuncias
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La estrategia de defensa que Podemos estableció el jueves para capear el temporal provocado por las denuncias por violencia sexual que han ido saliendo a la luz contra Juan Carlos Monedero se resquebrajó notablemente ayer con las nuevas revelaciones acerca de los supuestos desmanes machistas de quien fue pieza clave en la construcción de la formación morada. Y tanto la “diligencia” con la que alegan haber actuado, como la rotundidad con la que sostienen que “se le dejó de convocar a las actividades públicas y privadas” del proyecto están, como mínimo, en entredicho.
Después de trascender la existencia en septiembre del 2023 de dos denuncias por violencia sexual contra Monedero, Podemos salió rápidamente al paso alegando que “actuó desde el primer minuto” optando por “apartar de manera inmediata” al politólogo de “cualquier actividad”.
Sumar evita el choque con los morados y pide que las denuncias se investiguen “todo lo necesario”Pero nuevos testimonios adelantados por elDiario.es , que inciden en “el manoseo” y “los tocamientos” del denunciado, apuntan a que la cúpula del partido morado conocía desde mucho antes la conducta de quien fue su número dos. Concretamente desde el año 2016.
A pesar de ello, la secretaria general, Ione Belarra, justificó ayer la actuación de la dirección argumentando que “no puede actuar en nombre de las víctimas ni usurpar su capacidad”. “Entiendo que hay muchísimo interés en contar que siempre Podemos hace todo mal, pero Podemos actuó con diligencia. Hicimos lo que teníamos que hacer para garantizar que nuestra organización es un espacio seguro para las mujeres. A Monedero se le dejó de convocar a todas las actividades. Es comprobable por cualquier persona”, señaló con cierta incomodidad desde el Congreso.
Lo mismo hizo la eurodiputada Irene Montero, que argumentó en Canal Red que “se actuó” desde el mismo momento en el que se conocieron los testimonios de violencia sexual.
Pero lo cierto es que la hemeroteca cuestiona esa supuesta “diligencia”. Primero, porque Monedero fue acomodado en primera fila de un acto de Podemos celebrado el 16 de septiembre del 2023, cinco días después de que el partido recibiera la primera denuncia sexual.
Después, porque la propia Belarra exculpó públicamente al profesor de Ciencias Políticas el 29 de enero del 2024 cuando, a través de Twitter y junto a un emoji de un corazón morado, calificó de “indecencia” que “circularan bulos sobre un supuesto expediente” interno contra Monedero, cuando supuestamente había sido apartado cuatro meses antes.
Y, por último, porque, como reveló La Sexta, existen pantallazos de los grupos de Telegram del consejo ciudadano estatal de Podemos que demuestran que el cofundador del partido siguió participando en diciembre del 2023, y como voz autorizada, en las decisiones de la cúpula directiva, cuando públicamente se redujo su implicación a la de un simple simpatizante de base.
Los bailes de fechas y los testimonios –algunos recogidos por La Vanguardia – que aseguran que la cúpula de Podemos conoció los desmanes de su exnúmero dos desde antes del 2023, porque eran “un secreto a voces”, dibujan ciertos paralelismos entre los casos de Monedero y Errejón.
Sumar optó ayer por evitar el choque, limitándose a expresar su “solidaridad con las víctimas” y a reclamar que las denuncias se investiguen “todo lo necesario”. Pero Podemos, no. Y, en un intento de cortar de raíz los citados paralelismos, Belarra insistió una última vez en que actuaron correctamente con Monedero, mientras que los de Díaz no, porque hicieron “portavoz parlamentario a Errejón cuando ya existía una denuncia anónima en redes contra él por supuestos tocamientos”.
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