La Fundación IDIS alerta de que el 85% de las guías clínicas están desactualizadas
Las Guías de Práctica Clínica (GPC) del Sistema Nacional de Salud (SNS) son documentos elaborados por expertos que ofrecen recomendaciones basadas en la mejor evidencia científica disponible. Su objetivo principal es optimizar el cuidado de la salud, permitiendo a los profesionales médicos tomar decisiones informadas y basadas en la última evidencia clínica sobre el diagnóstico, el tratamiento y la prevención de enfermedades, asegurando una atención de alta calidad y maximizando la eficiencia en el uso de los recursos. Sin embargo, el 85 % de las mismas han superado los cinco años desde su publicación, lo que hace que no se puedan considerar actualizadas y vigentes.
A pesar de contar con 211 guías y de haberse elaborado 20 nuevas entre 2022 y 2025, el número de GPC vigentes ha disminuido (de 34 a 31) y las desactualizadas han aumentado un 3%, lo que muestra un riesgo de posibles desfases. Así lo pone de manifiesto el informe Cartera de servicios y Guías de práctica clínica, llevado a cabo por la Fundación IDIS (Instituto para el Desarrollo e Integración de la Sanidad), en su segunda edición, que refleja una falta de renovación de estos documentos clave para una atención sanitaria basada en la evidencia, lo que se puede traducir en desigualdades entre comunidades autónomas, variabilidad clínica y barreras para incorporar la innovación tecnológica al sistema sanitario.
El análisis revela que las comunidades autónomas que presentan mayor número de GPC vigentes, siendo estas las que tienen una antigüedad menor a 5 años, son Andalucía, Aragón, Cataluña, Madrid y el País Vasco. Por especialidades, se muestra que Pediatría, Cardiología, Oncología, Ginecología o Alergología no cuentan con ninguna guía publicada hace menos de 5 años. Solo Psicología Clínica, Psiquiatría y Medicina Familiar y Comunitaria presentan alguna guía actualizada, aunque en número muy limitado.
Las guías clínicas están integradas en GuíaSalud —organismo que aglutina todas las guías del Sistema Nacional de Salud (SNS)— y en la Red de Evaluación de Tecnologías Sanitarias (RedETS) - que evalúa tecnologías sanitarias para garantizar su eficacia y seguridad en el SNS-. Ambas entidades proponen un sistema metodológico para la actualización de estos documentos, un proceso que actualmente no se está llevando a cabo. «Es imprescindible establecer un sistema ágil, transparente y coordinado que garantice la actualización periódica de las guías de práctica clínica. Solo así podremos ofrecer a los pacientes una atención segura, homogénea y basada en la mejor evidencia científica», subraya Marta Villanueva, directora general de la Fundación IDIS.
El informe evidencia que la sobrecarga asistencial obliga a los médicos a atender a un elevado número de pacientes en tiempos reducidos, lo que limita su capacidad para aplicar las GPC. Esto es clave para garantizar la calidad de la atención y minimizar riesgos que, a largo plazo, podrían generar complicaciones para los pacientes y un aumento de los costes sanitarios. Por otro lado, se observa que la falta de actualización de las GPC puede generar desconfianza entre los médicos, ya que no reflejan los avances más recientes. Esto puede llevar a la adopción de enfoques obsoletos, afectando la calidad de la atención y dificultando la toma de decisiones, lo que podría aumentar los riesgos para los pacientes.
Asimismo, la falta de familiaridad con las GPC puede limitar su aplicación en la práctica asistencial, lo que puede llevar a utilizar enfoques menos eficientes y afectar la calidad de la atención.
Con el fin de revertir esta situación, la Fundación IDIS propone una estrategia integral centrada en varios ejes fundamentales: digitalización, acceso y formación. En primer lugar, plantea la necesidad de desarrollar un repositorio digital centralizado y de acceso abierto, donde se integren tanto las guías clínicas nacionales como las internacionales más relevantes. Este sistema permitiría consultar información actualizada de forma ágil y sencilla desde cualquier punto de la red asistencial.
Asimismo, se propone avanzar en la digitalización de las propias guías, adoptando formatos estructurados e interoperables a los que pueda accederse desde los sistemas de historia clínica electrónica y otras plataformas digitales. Esto facilitaría su aplicación práctica en tiempo real por parte de los profesionales sanitarios y reforzaría su utilidad en la toma de decisiones clínicas.
Otra de las propuestas clave es la implementación de sistemas automatizados de alerta y notificación para informar a los profesionales sobre actualizaciones, modificaciones o incorporación de nuevas recomendaciones. Este sistema debería estar vinculado a plataformas oficiales y apoyarse también en fuentes internacionales reconocidas, como NICE, AHRQ o la OMS.
La Fundación IDIS también defiende la creación de programas de formación continua, acreditados y vinculados a la correcta interpretación e implementación de las guías clínicas. Esta formación debería ser incentivada con sistemas de desarrollo profesional continuo y contribuir a estandarizar criterios en todo el sistema sanitario.
Por último, el informe plantea la necesidad de establecer criterios objetivos para priorizar qué guías deben revisarse con más urgencia. Entre estos criterios deberían incluirse el impacto clínico, la relevancia epidemiológica, la frecuencia de uso y la relación coste-efectividad, de modo que los esfuerzos se centren en aquellas recomendaciones que mayor repercusión tienen en salud pública. «El uso riguroso, actualizado y compartido de estas herramientas no solo mejora la calidad de la atención, sino que contribuye a un sistema más eficiente, equitativo y centrado en el paciente», concluye Marta Villanueva.
abc