Acusan a PJ de escuchar a persona analfabeta sin abogado

La Policía Judicial entrevistó a un hombre, residente en Cadima, sospechoso de haber provocado dos incendios, quien acabaría confesando haber cometido los crímenes. Fue en ese momento que lo constituyeron como imputado y lo llevaron al lugar de los incendios donde reconstruyeron los hechos. Una confesión que respalda la acusación del Ministerio Público y que el abogado Vitor Gaspar considera irremediablemente nula, por lo que aboga por el archivo de la causa.
La cuestión en cuestión es el hecho de que el acusado es analfabeto y la ley exige que estos procedimientos se realicen en presencia del abogado del acusado. Ahora, como eso no ocurrió, Vitor Gaspar defiende la nulidad de la acusación.
Los dos incendios en cuestión se iniciaron en mayo de 2023, en una zona de matorral entre Vila Franca y Cadima, en el límite entre los municipios de Cantanhede y Montemor-o-Velho. El juicio comenzó ayer en el Tribunal de Coimbra y el acusado, antes de guardar silencio sobre los hechos, dijo que no sabía leer ni escribir. “Sólo sé firmar con mi nombre”, afirmó, ante las dudas de los jueces y del Ministerio Público. Hasta el punto de que le preguntaron cómo había conseguido el permiso de conducir. El hombre de 50 años aseguró que lo hizo, en el año 2000, a través de un examen oral, lo que llevó al Ministerio Público a solicitar que se pida una aclaración al IMT (Instituto de Movilidad y Transporte) para saber si eso era posible.
“Sólo tengo segundo grado de educación”, insistió el acusado, admitiendo que fue a la escuela hasta los 13 años, pero no pasó de ese nivel.
“Fui a trabajar a los 14 años”, respondió ante la insistencia y cierta incredulidad de los jueces.
Vitor Gaspar recuerda que en el primer informe del interrogatorio el acusado niega los delitos y dice que tampoco sabe leer ni escribir. “No entendía nada de lo que firmaba”, insistió el abogado, recordando que, como era analfabeto, “siempre tenía que declarar en presencia de un abogado”.
Al ser escuchado uno de los inspectores de la Policía Judicial, el tribunal le interrogó sobre esta situación, pero el testigo en cuestión dijo no recordarlo.
El Tribunal Colectivo de Coimbra esperará la respuesta del IMT para confirmar si el acusado efectivamente realizó la citada prueba oral para obtener el permiso de conducir y sólo entonces responderá a la petición del abogado de anulación del auto de procesamiento y, en consecuencia, la absolución del acusado.
Deberían haber tenido cuidado de darse cuenta de que el acusado no sabía leer ni escribir. Por lo tanto, era necesaria la presencia de un abogado. Y no se puede decir que lo leyó y que está de acuerdo, es básicamente una confesión, cuando el acusado no sabe leer ni escribir. Solo firmaba con su nombre. Tiene segunda clase, insistió Vitor Gaspar.
Además de la condena por la comisión de dos delitos de incendios forestales, el Ministerio Fiscal también aboga por que se condene al acusado al pago de los 5.700 euros que gastó la Autoridad Nacional de Emergencias y Protección Civil en la lucha contra los dos incendios. Un valor que fue explicado en el tribunal por Carlos Tavares, comandante subregional de Emergencia y Protección Civil de la Región de Coimbra.
La Policía Judicial entrevistó a un hombre, residente en Cadima, sospechoso de haber provocado dos incendios, quien acabaría confesando haber cometido los crímenes. Fue en ese momento que lo constituyeron como imputado y lo llevaron al lugar de los incendios donde reconstruyeron los hechos. Una confesión que respalda la acusación del Ministerio Público y que el abogado Vitor Gaspar considera irremediablemente nula, por lo que aboga por el archivo de la causa.
La cuestión en cuestión es el hecho de que el acusado es analfabeto y la ley exige que estos procedimientos se realicen en presencia del abogado del acusado. Ahora, como eso no ocurrió, Vitor Gaspar defiende la nulidad de la acusación.
Los dos incendios en cuestión se iniciaron en mayo de 2023, en una zona de matorral entre Vila Franca y Cadima, en el límite entre los municipios de Cantanhede y Montemor-o-Velho. El juicio comenzó ayer en el Tribunal de Coimbra y el acusado, antes de guardar silencio sobre los hechos, dijo que no sabía leer ni escribir. “Sólo sé firmar con mi nombre”, afirmó, ante las dudas de los jueces y del Ministerio Público. Hasta el punto de que le preguntaron cómo había conseguido el permiso de conducir. El hombre de 50 años aseguró que lo hizo, en el año 2000, a través de un examen oral, lo que llevó al Ministerio Público a solicitar que se pida una aclaración al IMT (Instituto de Movilidad y Transporte) para saber si eso era posible.
“Sólo tengo segundo grado de educación”, insistió el acusado, admitiendo que fue a la escuela hasta los 13 años, pero no pasó de ese nivel.
“Fui a trabajar a los 14 años”, respondió ante la insistencia y cierta incredulidad de los jueces.
Vitor Gaspar recuerda que en el primer informe del interrogatorio el acusado niega los delitos y dice que tampoco sabe leer ni escribir. “No entendía nada de lo que firmaba”, insistió el abogado, recordando que, como era analfabeto, “siempre tenía que declarar en presencia de un abogado”.
Al ser escuchado uno de los inspectores de la Policía Judicial, el tribunal le interrogó sobre esta situación, pero el testigo en cuestión dijo no recordarlo.
El Tribunal Colectivo de Coimbra esperará la respuesta del IMT para confirmar si el acusado efectivamente realizó la citada prueba oral para obtener el permiso de conducir y sólo entonces responderá a la petición del abogado de anulación del auto de procesamiento y, en consecuencia, la absolución del acusado.
Deberían haber tenido cuidado de darse cuenta de que el acusado no sabía leer ni escribir. Por lo tanto, era necesaria la presencia de un abogado. Y no se puede decir que lo leyó y que está de acuerdo, es básicamente una confesión, cuando el acusado no sabe leer ni escribir. Solo firmaba con su nombre. Tiene segunda clase, insistió Vitor Gaspar.
Además de la condena por la comisión de dos delitos de incendios forestales, el Ministerio Fiscal también aboga por que se condene al acusado al pago de los 5.700 euros que gastó la Autoridad Nacional de Emergencias y Protección Civil en la lucha contra los dos incendios. Un valor que fue explicado en el tribunal por Carlos Tavares, comandante subregional de Emergencia y Protección Civil de la Región de Coimbra.
La Policía Judicial entrevistó a un hombre, residente en Cadima, sospechoso de haber provocado dos incendios, quien acabaría confesando haber cometido los crímenes. Fue en ese momento que lo constituyeron como imputado y lo llevaron al lugar de los incendios donde reconstruyeron los hechos. Una confesión que respalda la acusación del Ministerio Público y que el abogado Vitor Gaspar considera irremediablemente nula, por lo que aboga por el archivo de la causa.
La cuestión en cuestión es el hecho de que el acusado es analfabeto y la ley exige que estos procedimientos se realicen en presencia del abogado del acusado. Ahora, como eso no ocurrió, Vitor Gaspar defiende la nulidad de la acusación.
Los dos incendios en cuestión se iniciaron en mayo de 2023, en una zona de matorral entre Vila Franca y Cadima, en el límite entre los municipios de Cantanhede y Montemor-o-Velho. El juicio comenzó ayer en el Tribunal de Coimbra y el acusado, antes de guardar silencio sobre los hechos, dijo que no sabía leer ni escribir. “Sólo sé firmar con mi nombre”, afirmó, ante las dudas de los jueces y del Ministerio Público. Hasta el punto de que le preguntaron cómo había conseguido el permiso de conducir. El hombre de 50 años aseguró que lo hizo, en el año 2000, a través de un examen oral, lo que llevó al Ministerio Público a solicitar que se pida una aclaración al IMT (Instituto de Movilidad y Transporte) para saber si eso era posible.
“Sólo tengo segundo grado de educación”, insistió el acusado, admitiendo que fue a la escuela hasta los 13 años, pero no pasó de ese nivel.
“Fui a trabajar a los 14 años”, respondió ante la insistencia y cierta incredulidad de los jueces.
Vitor Gaspar recuerda que en el primer informe del interrogatorio el acusado niega los crímenes y dice que tampoco sabe leer ni escribir. “No entendía nada de lo que firmaba”, insistió el abogado, recordando que, como era analfabeto, “siempre tenía que declarar en presencia de un abogado”.
Al ser escuchado uno de los inspectores de la Policía Judicial, el tribunal le interrogó sobre esta situación, pero el testigo en cuestión dijo no recordarlo.
El Tribunal Colectivo de Coimbra esperará la respuesta del IMT para confirmar si el acusado efectivamente realizó la citada prueba oral para obtener el permiso de conducir y sólo entonces responderá a la petición del abogado de anulación del auto de procesamiento y, en consecuencia, la absolución del acusado.
Deberían haber tenido cuidado de darse cuenta de que el acusado no sabía leer ni escribir. Por lo tanto, era necesaria la presencia de un abogado. Y no se puede decir que lo leyó y que está de acuerdo, es básicamente una confesión, cuando el acusado no sabe leer ni escribir. Solo firmaba con su nombre. Tiene segunda clase, insistió Vitor Gaspar.
Además de la condena por la comisión de dos delitos de incendios forestales, el Ministerio Fiscal también aboga por que se condene al acusado al pago de los 5.700 euros que gastó la Autoridad Nacional de Emergencias y Protección Civil en la lucha contra los dos incendios. Un valor que fue explicado en el tribunal por Carlos Tavares, comandante subregional de Emergencia y Protección Civil de la Región de Coimbra.
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