Ucrania: el impacto devastador de la guerra sobre la educación y el futuro
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El 24 de febrero se cumplió el tercer aniversario de la brutal e ilegal invasión rusa a Ucrania. Temprano esta mañana, la fuerza aérea rusa descendió sobre el aeropuerto de Hostomel en Kiev, con la intención de tomar la capital y el liderazgo ucraniano. Fue una batalla crítica que los rusos afortunadamente no pudieron ganar, pero los sucesivos ataques que siguieron se cobraron cientos de miles de vidas y causaron innumerables heridos, y millones de ucranianos se vieron obligados a huir de sus hogares, ya sea internamente o como refugiados en el extranjero.
Los últimos tres años han estado marcados por la resistencia y el heroísmo absoluto del pueblo ucraniano. A medida que la guerra en Ucrania entra en su cuarto año, la destrucción se extiende mucho más allá del campo de batalla. Uno de los efectos más negativos a largo plazo de esta guerra –y de todas las guerras y conflictos– es la perturbación de la educación, con consecuencias que se extienden a lo largo de generaciones.
El conflicto en Ucrania ha destruido y sigue destruyendo escuelas y universidades, comprometiendo el aprendizaje de millones de niños y jóvenes.
Según Naciones Unidas, solo en 2024 hubo al menos 576 ataques a instalaciones educativas en Ucrania, un aumento del 96% en comparación con el año anterior, la Organización Mundial de la Salud (OMS) informa que alrededor de 4.000 escuelas fueron afectadas, lo que pone de relieve la enorme presión sobre el sistema educativo ucraniano.
Más de 3 millones de niños se han visto obligados a huir de sus hogares desde la escalada de la guerra. Según el Ministerio de Educación y Ciencia de Ucrania, alrededor de 4,6 millones de niños se enfrentan a barreras en la educación y 2 millones han visto sus escuelas cerradas. Como resultado, muchos niños que no pueden asistir a la escuela desarrollan problemas del habla, lo que requiere el apoyo de un logopeda. Varios testimonios de docentes alertan que ciertos alumnos de 5º y 6º grado (de edades comprendidas entre 10 y 12 años) no son capaces de leer ni de coger correctamente un bolígrafo para escribir. Igualmente preocupantes son las graves consecuencias para la salud mental: se sabe que millones de niños sufren altos niveles de trauma, ansiedad y depresión, así como dificultades de concentración y procesamiento emocional.
Incluso cuando las escuelas permanecen abiertas, la constante amenaza de ataques aéreos obliga a interrumpir las clases, y solo en Kiev los niños han soportado más de 1.711 horas de alarmas –el equivalente a más de 71 días– desde el comienzo de la guerra a gran escala. La situación es aún más grave para los niños de las zonas rurales, donde la desigualdad educativa ha aumentado significativamente.
Otro estudio encontró que los estudiantes que viven en aldeas están, en promedio, cuatro a cinco años por detrás de sus compañeros.
En otras regiones y países del mundo que han enfrentado guerras prolongadas, como Siria, Gaza, Afganistán, Angola y Sudán, generaciones enteras han crecido sin acceso adecuado a la educación, lo que dificulta la reconstrucción social y económica de la posguerra. Así, además de las pérdidas humanas y materiales inmediatas, la guerra deja un legado duradero de retraso en el desarrollo y desigualdad, lo que demuestra que el impacto en la educación es uno de los daños más profundos y difíciles de reparar.
Las escuelas subterráneas de Ucrania son una respuesta a los ataques aéreos rusos, que con frecuencia tienen como objetivo infraestructura civil, incluidas instalaciones educativas. Ucrania ha iniciado planes para construir 139 escuelas subterráneas y varias docenas de instituciones subterráneas de educación vocacional.
Para que Ucrania tenga futuro lo más urgente es, obviamente, poner fin a la bárbara invasión rusa, pero también es urgente dar prioridad a la educación, tratando de minimizar las brechas en el aprendizaje que, incluso en los escenarios más optimistas, serán devastadoras. Invertir en la protección infantil, la educación y la salud mental es fundamental para la recuperación de Ucrania, garantizando que los niños reciban el apoyo que necesitan para reconstruir sus vidas y dar forma al futuro del país.
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