Macron camina sobre la cuerda floja con Trump mientras defiende el caso de Europa sobre Ucrania
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Las relaciones entre Europa y Estados Unidos están, sin lugar a dudas, en crisis, por lo que el mero hecho de mantener la calma, como hizo el presidente francés Emmanuel Macron en la Casa Blanca el lunes, ya es un logro.
Lo hizo elogiando, halagando y engatusando delicadamente al presidente estadounidense mientras respondían preguntas en la Oficina Oval y celebraban una conferencia de prensa conjunta. Se trata de una estrategia que muchos líderes de todo el mundo consideran ahora más productiva que hablar abiertamente o criticar a Trump.
Macron logró sortear lo que podría haber sido un día complicado en Washington sin conceder ni revelar demasiado.
Habló de que ambos países quieren la paz y, si bien corrigió gentilmente una de las afirmaciones de Trump sobre el apoyo de Europa a Ucrania, también estuvo de acuerdo en que Europa necesitaba asumir más responsabilidad por su propia seguridad.
Pero Macron hizo una concesión importante: que Trump tenía razón al restablecer algún tipo de relación con Vladimir Putin de Rusia.
Esto contrasta marcadamente con la visión adoptada hasta ahora en Londres, París y Berlín, que han seguido una política de aislamiento de Putin y de imposición de sanciones a industrias e individuos rusos.
"Hay buenas razones para que el presidente Trump vuelva a relacionarse con el presidente Putin", dijo Macron, añadiendo que la nueva administración representaba "un gran cambio".
Macron planteó la posibilidad de que países europeos como Francia y el Reino Unido estuvieran dispuestos a desempeñar un papel de liderazgo para garantizar la seguridad de una Ucrania posterior a la tregua, posiblemente en forma de poder aéreo y tropas estacionadas lejos de la línea del frente.
Pero al mismo tiempo, destacó la importancia de contar con un respaldo estadounidense.
Sin embargo, Macron no obtuvo de su encuentro en la Oficina Oval el respaldo de Estados Unidos. Y si esperaba una pizca de crítica al presidente ruso por parte de Trump, tampoco la obtuvo.
Lo que sí consiguió fue, al menos en cierta medida, que la voz de Europa volviera a la mesa, y él, junto con otros líderes europeos, se sentirán alentados por ello.
Sin embargo, está claro que las ambiciones de restablecer el tipo de relación estrecha que Europa y los Estados Unidos han tenido desde el final de la Segunda Guerra Mundial no están en la hoja de ruta de nadie.
Es por ello que el propio Macron lleva tiempo trabajando en la idea de una Europa estratégicamente más autónoma, jugando con ideas de fuerzas de defensa europeas combinadas.
Friedrich Merz, quien será el próximo canciller de Alemania, comparte su sensación de que Europa necesita adaptarse dado el dramático cambio en la posición de Estados Unidos.
Merz ya ha dicho que cree que Estados Unidos bajo el gobierno de Donald Trump es indiferente al destino de Europa y que el continente necesita ser independiente de Estados Unidos en términos de seguridad.
"Mi prioridad absoluta será fortalecer Europa lo más rápidamente posible para que, paso a paso, podamos lograr realmente la independencia de los EE.UU.", afirmó Merz.
Pero Francia, el Reino Unido y Alemania también deben ser conscientes del hecho de que no todas las potencias europeas son tan hostiles a la visión estadounidense sobre Ucrania.
El ascenso de los partidos nacionalistas de extrema derecha en Europa, sobre todo en lugares como Alemania, donde la AfD quedó en segundo lugar en las elecciones del domingo, sugiere que muchos ciudadanos europeos también son escépticos sobre el continuo apoyo del continente a Kiev.
A finales de esta semana, el Primer Ministro del Reino Unido, Sir Keir Starmer, quien ha estado coordinando estrechamente con su homólogo francés, vendrá a Washington para reforzar su postura sobre Ucrania.
Él, al igual que Macron, cree que su país tiene una relación especial con Estados Unidos que puede abrir puertas y lograr una audiencia justa.
El problema es que Washington, en la figura de Donald Trump, está en modo transmisión en este momento, impulsando una agenda que deja poco espacio para la opinión de los demás.
Y si bien Estados Unidos siempre ha tenido la capacidad de hacer gala de su fuerza y salirse con la suya, Europa en general no ha sido la perjudicada. El hecho de que eso haya cambiado es una señal de la gravedad que ha adquirido esta ruptura de las alianzas establecidas.
BBC