Poco antes del inicio oficial de la Conferencia Mundial sobre el Clima COP30 en Brasil, decenas de jefes de Estado y de Gobierno se reunirán el jueves y el viernes en una cumbre para debatir al más alto nivel cómo frenar el calentamiento global.

Jefes de Estado se reúnen en Brasil para debatir sobre la protección del clima.
Entre los que viajan a la reunión en la metrópolis de Belém, en la región amazónica, se encuentran el canciller alemán Friedrich Merz (CDU), el presidente francés Emmanuel Macron y el primer ministro británico Keir Starmer, así como los jefes de la UE y de las Naciones Unidas. Se espera que Merz llegue a Belém el viernes por la mañana.
Desde la perspectiva de Brasil, país anfitrión, esta cumbre anticipada busca impulsar la conferencia climática de la ONU, que dura dos semanas. La COP30, con decenas de miles de participantes de alrededor de 200 países, comienza oficialmente el lunes. El presidente Luiz Inácio Lula da Silva habla de una "COP de la verdad" que debería generar resultados tangibles. Sin embargo, el clima político es adverso: las guerras y los conflictos acaparan los titulares, y Estados Unidos, bajo la presidencia de Donald Trump, uno de los mayores emisores de gases de efecto invernadero que dañan el clima, se ha retirado del Acuerdo de París y no cuenta con una representación de alto nivel en Belém.
En la cumbre de jefes de Estado y de Gobierno, a la que han confirmado su asistencia 143 delegaciones, se espera el lanzamiento oficial de un nuevo fondo multimillonario para la protección de los bosques tropicales, que, como "pulmones verdes" del planeta, estabilizan el clima global. Brasil ha manifestado su interés en que Alemania también participe en la propuesta.
El gobierno brasileño propone un nuevo modelo: los países que conserven sus bosques tropicales serán recompensados. Tras una fase inicial de puesta en marcha, el fondo podría distribuir alrededor de cuatro mil millones de dólares estadounidenses anuales, casi el triple del volumen actual de ayuda forestal internacional.
En concreto, esto significa que, según el plan, los estados que conserven valiosos bosques tropicales recibirán una prima de 4 dólares estadounidenses por hectárea al año del fondo. Por el contrario, deberán pagar una multa de 140 dólares estadounidenses por cada hectárea destruida. Esto se verificará mediante imágenes satelitales.
El tiempo se agota: Hace años, 140 países se fijaron el objetivo de detener por completo la deforestación para 2030. Sin embargo, según la organización ambientalista WWF, solo en 2024 se perdieron casi siete millones de hectáreas de bosque primario.
También se prevé un llamamiento conjunto a la acción para la gestión internacional de incendios forestales. Además, Brasil impulsa su iniciativa de combustibles sostenibles, con el objetivo de cuadruplicar su producción y uso para 2035. Asimismo, se incluye en la agenda una declaración sobre la lucha contra el hambre y la pobreza y la promoción de la protección del clima.
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