Experiencias religiosas

Iker Jiménez inicia su sermón semanal de Cuarto milenio (Cuatro) con, de fondo, la música de Pink Floyd que Jesús Quintero elevó a categoría de bálsamo generacional noctámbulo. Como buen predicador, Jiménez sabe crear la expectativa necesaria para mantener la atención de su parroquia. Se recrea en un discurso que tiende a la digresión y a la multiplicación de hipótesis. Formalmente, abusa de un engolamiento reforzado por una respiración tipo Ada Colau, con más aspiraciones que expiraciones. Su sermón sobre profecías también tiene una dimensión política. Con toda la razón del mundo, Jiménez afirma que las profecías tienen la intención fundacional de asustar. O que en toda estructura de poder siempre hay algo –sectario, dogmático, idolátrico– de religión.
Una muestra de rechazo hacia el turismo en la Vila de Gràcia
Martí GelabertMientras tanto, los titulares de la religión católica y de sus franquicias adosadas se organizan. Anuncian que la Capilla Sixtina cerrará durante unos días no por defunción o liquidación sino porque el Vaticano tiene que organizar, como Dios manda, el cónclave sucesorio. En la Cope, Javier González Ferrari se apunta a la indignación de los ultrajados porque las vicepresidentas Yolanda Díaz y Maria Jesús Montero se hicieron una selfie en pleno funeral del Papa. En realidad, el gesto debería interpretarse como un homenaje a un Papa que se hartó de hacer selfies, hasta el punto de convertirlo en una forma avanzada de la iconografía católica digital.
La selfie de las vice-presidentas debería interpretarse como un homenaje al PapaLa selfie es un ritual turístico universal. Ayer La Vanguardia publicaba una noticia con un titular digno del 28 de diciembre: “Ataque con pistolas de agua contra los pasajeros de un bus turístico”. Los entusiastas de la turismofobia agredieron a usuarios del bus lanzándoles agua siguiendo el lema “Apaguemos el fuego turístico”. Fueron retenidos e identificados por los Mossos (es el eufemismo que se utiliza para decir que, en general, no les pasará nada). Los agentes descubrieron que algunos de los activistas asaltantes eran simples turistas militantes de este turismo activista que intenta competir con el potentísimo narcoturismo que tanto define Barcelona. ¿Que para combatir el turismo tenga que hacerse turismo es una contradicción? Sí, ¿y qué? No será ni la primera ni la última.
Lee tambiénAparte de hacerse selfies y mantener, a veces con una tozudez teatral, el alma izquierdosa del Gobierno de coalición, Yolanda Díaz también innova en el ámbito de la ingeniería orgánica. Contra la esclerosis gerontocrática de herencia soviética, Díaz ha anunciado que formará parte de la dirección de Sumar como “invitada permanente”. Es una evolución pop del culto a la personalidad, que caracteriza la historia de la izquierda (y de la derecha). Salvando las distancias, es una condición que hace pensar en aquella figura de las carabinas, que antaño acompañaban a las mujeres más solicitadas por pretendientes fogosos para evitar cualquier exceso libidinoso, impuesto o consentido.
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