Ciudad de México, a siete meses del Mundial de la FIFA. Aztec busca vendedor ambulante.

Con la Copa del Mundo a la vuelta de la esquina y los potenciales 5 millones de visitantes que se esperan en México, aumenta la presión sobre los vendedores ambulantes que operan cerca de los estadios. A algunos ya les han pedido las autoridades que se retiren.
Desde su puesto de gelatinas en la Ciudad de México, a pocos pasos del Estadio Azteca, Alejandra Zarazúa observa con preocupación la amenaza que el espectáculo futbolístico representa para su negocio. "Me preocupa cómo voy a sobrevivir", declara a la Agencia France Presse esta mujer de 55 años, ex trabajadora de un hospital, quien afirma haber recibido advertencias para que abandone la zona. Al igual que ella, las autoridades han ordenado el desalojo de unos veinte puestos, probablemente para reubicarlos en una avenida cercana, ya frecuentada por vendedores ambulantes. Esta decisión se asemeja a una limpieza a gran escala previa al Mundial.
Al ser contactadas por la AFP, las autoridades locales confirmaron que se están llevando a cabo negociaciones para determinar dónde podrían reubicarse estos residentes "indeseados". Algunos vendedores ambulantes han optado por anticiparse a este importante cambio inminente y están intentando adaptarse.
Separada del Estadio Azteca por una simple cerca, la sandwichería "El Estadio" exhibe con orgullo retratos del brasileño Pelé y del argentino Maradona, campeones del mundo en las Copas Mundiales de 1970 y 1986 en México.
Los planes alternativos«Estoy aprendiendo inglés para atender a clientes internacionales», afirma con orgullo el propietario, Oscar Hernández, quien está considerando planes alternativos en caso de que su restaurante también cierre. «Como mexicano, siempre encuentro una solución. Monto un puesto a dos calles de aquí, y si no me dejan, salgo con mis sándwiches en una bolsa para venderlos», continúa.
Al otro lado de la ciudad, en el elegante barrio de Roma-Condesa, el chef japonés Satoru Hasuike ultima su estrategia para conseguir una concesión en el Estadio Azteca. «Necesito firmar un contrato con la FIFA para instalar un puesto dentro del estadio, no en una tribuna, con un ambiente de comida callejera», explica, sin revelar la cantidad que tendrá que pagar.
La venta de mercancía en los estadios está adquiriendo una creciente importancia económica y política en México, ya que se espera que la Copa del Mundo genere cerca de 3.000 millones de dólares (2.600 millones de euros) en beneficios económicos para el país, según la Secretaría de Turismo de México.
"Una mafia"En un paso de peatones cerca del Estadio Azteca, los trabajadores retiran los escombros de un pasillo donde, hace apenas unos días, se alzaban decenas de pequeños puestos hechos con chatarra y lonas de plástico. «Nos quitaron todo de noche; no sabemos dónde están nuestras cosas», se lamenta un vendedor que regentaba un restaurante improvisado que abrió su abuela hace casi 40 años, y que pidió permanecer en el anonimato por temor a represalias. «Es una mafia, hay mucho dinero en juego. Hay que sobornar a los jefes y a las autoridades», susurra otro vendedor, y añade: «A la FIFA no le caemos bien, por eso nos persiguen».
repubblica




