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Bofetada de Trump al modelo suizo

Bofetada de Trump al modelo suizo

“Un día negro para nuestro país”, titulaba Blick , el rotativo suizo de mayor tirada. Y publicaba una portada muy gráfica, toda en negro con una gran cifra en blanco: 39%. Donald Trump anunció la semana pasada la imposición de un arancel del 39% a las ventas de Suiza en Estados Unidos, castigando al país alpino con el mayor gravamen a las exportaciones de todo el primer mundo. La bofetada del presidente norteamericano ha dejado en shock a uno de los países europeos más ricos, famoso por su neutralidad y por acoger en su territorio a numerosos organismos multilaterales, desde Naciones Unidas a la Organización Mundial del Trabajo o el Comité Internacional de la Cruz Roja. Ha acogido infinitas conversaciones de paz y ha contribuido a resolver las guerras más cruentas, desde Indochina a Argelia. En la estación alpina de Davos reúne cada año a lo más granado de la política y la economía internacional, en un encuentro que se ha convertido en uno de los principales símbolos de la globalización. Multilateralismo y globalización, conceptos ahora pasados de moda.

Porque en parte se trata de eso. El nuevo orden arancelario del presidente Trump está reordenando el comercio mundial y las cadenas de suministro, está provocando cambios radicales en el mapa de inversiones de las empresas y poniendo a prueba antiguas alianzas. En el caso de Suiza, la razón aducida por la Administración Trump para ese hiperbólico 39% es que el país tiene el mayor superávit comercial con Estados Unidos, que el pasado mes de junio se situaba en 48.000 millones de dólares. La cifra se ha disparado en los últimos meses debido al aumento de las importaciones de oro y productos farmacéuticos precisamente para anticiparse a los aranceles que estaban por venir.

El nuevo orden Suiza encarna el modelo del multilateralismo y la globalización, unos conceptos ahora pasados de moda

El Gobierno suizo admitió estar estupefacto ante ese 39%, que llegó como una sorpresa mayúscula. Llevaban meses negociando con Estados Unidos y todo parecía indicar hacia una cifra mucho menor. El gravamen supone un gran revés para la economía suiza, centrada en las exportaciones y que hasta ahora contaba con Estados Unidos como su principal mercado, donde vende relojes de lujo, chocolate, queso, productos farmacéuticos y maquinaria. Ahora las empresas del país, sede de grandes grupos como Nestlé o Novartis, se enfrentan a competidores europeos gravados con “solo” un 15%. La patronal Swissmem habla de “escenario de terror” y anuncia que los aranceles pueden suponer la pérdida de decenas de miles de puestos de trabajo. De momento, el crecimiento económico del país se ha desacelerado considerablemente en el segundo trimestre: el PIB creció un 0,1% frente al 0,8% de los tres primeros meses del año. La agencia de estadísticas SECO atribuye en gran parte el crecimiento del primer trimestre al acopio en Estados Unidos de exportaciones de productos suizos, especialmente farmacéuticos. Según el análisis de Goldman Sachs, el arancel del 39% restará alrededor de un 0,5% al PIB del país en un año.

El difícil escenario al que se enfrenta Suiza está dando alas a la idea de que en el nuevo orden mundial al país le iría mucho mejor estrechando sus lazos con la Unión Europea. Porque si a los ciudadanos de la UE le ha parecido humillante la imagen de Ursula von der Leyen inclinándose ante Trump en su campo de golf de Escocia para acabar en un arancel del 15%, los suizos han visto cómo su presidenta viajaba de urgencia a Washington para negociar mejoras y el presidente norteamericano ni siquiera se dignaba a recibirla. Karin Keller-Sutter admitió a su regreso que mantendrán las negociaciones con EE.UU., pero “no sabemos cuánto durará esta situación; al final, está en manos del presidente americano”.

FABRICE COFFRINI / AFP
‘La gran ola de Kanagawa’ La imagen que acompañó la reunión de urgencia del Gobierno suizo: la famosa gran ola del japonés Katsushika Hokusai, llega desde el oeste y amenaza los Alpes

La imagen que acompañó la reunión de urgencia del Gobierno suizo para tratar el tema dice mucho de cómo analizan el momento. Sobre un mapa del mundo, una reproducción de la famosa estampa La gran ola de Kanagawa , del artista japonés Katsushika Hokusai, llega amenazadora desde el oeste y se dirige hacia los Alpes suizos. Frente a esa ola destructora, el ejecutivo suizo parece tener poco margen de maniobra. Por el momento han anunciado que mantienen el programa de compras de aviones de combate F-35 a Estados Unidos por valor de 6.380 millones de euros, que aumentarán la adquisición de carne de vacuno norteamericana y que descartan imponer aranceles contra los productos de ese país. Definitivamente, peor que lo de Escocia.

lavanguardia

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