El regreso de Jimmy Kimmel demostró que hay al menos una cosa en la que la mayoría de los estadounidenses están de acuerdo

El disparo preventivo vino de la Casa Blanca, de un presidente que pasó la mañana practicando la diplomacia de los descerebrados frente al mundo entero en las Naciones Unidas. De la cuenta de Trump en Truth Social :

Algo pasó entre entonces y ahora porque su público se ha ido, y su "talento" nunca estuvo ahí. ¿Por qué querrían de vuelta a alguien que lo hace tan mal, que no es gracioso y que pone en peligro la cadena al presentar basura demócrata 99% positiva? Es otro brazo del Comité Nacional Demócrata y, que yo sepa, eso sería una importante contribución ilegal a una campaña. Creo que vamos a poner a prueba a ABC con esto. A ver qué tal. La última vez que fui tras ellos, me dieron 16 millones de dólares. Este suena aún más lucrativo. ¡Una panda de perdedores! Que Jimmy Kimmel se pudra en sus bajos índices de audiencia.

Entonces Jimmy Kimmel regresó a la televisión y desató al Tom Paine que llevaba dentro. Dio en el clavo. Fue amable cuando se requería y resuelto cuando era necesario. Ofreció su más sentido pésame a la familia de Charlie Kirk, incluso al punto de desmoronarse. Agradeció sinceramente a todos los que lo habían defendido, incluyendo a los demás presentadores de programas nocturnos y, especialmente, a los diversos fanáticos —incluido el artillero de cola Ted Cruz— que lo apoyaron. Y, al final, era una figura con propósito y determinación:

El presidente de Estados Unidos dejó muy claro que quiere vernos a mí y a los cientos de personas que trabajamos aquí despedidos de nuestros trabajos. Nuestro líder celebra que los estadounidenses pierdan sus medios de vida porque no aguanta las bromas. De alguna manera logró sacar a Colbert de la CBS. Luego me puso la mira en la cabeza, y ahora anima abiertamente a la NBC a despedir a Jimmy Fallon, a Seth Meyers y a los cientos de estadounidenses que trabajan para sus programas y que no ganan millones de dólares. Y espero que, si eso sucede, o si hay incluso el más mínimo indicio de que suceda, se hagan oír diez veces más fuerte que esta semana. Tenemos que alzar la voz contra esto, porque no se detendrá.

Y no se trata solo de comedia. También está en la mira de nuestros periodistas. Los está demandando. Los está intimidando. El fin de semana, su amigo Fox , Pete Hegseth, anunció una nueva política que exige que los periodistas con credenciales de prensa del Pentágono firmen un compromiso de no divulgar información que no haya sido autorizada explícitamente. Eso incluye información no clasificada. Quieren elegir las noticias. Sé que no es tan interesante como silenciar a un comediante, pero es fundamental tener una prensa libre, y es una locura que no le estemos prestando más atención. Walter Cronkite debe estar revolviéndose en su tumba ahora mismo. Está muerto, ¿verdad?

Mira, nunca imaginé que estaría en una situación así. Apenas prestaba atención en la escuela. Pero algo que sí aprendí de Lenny Bruce, George Carlin y Howard Stern es que una amenaza del gobierno de silenciar a un comediante que no le gusta al presidente es antiestadounidense. Eso es antiestadounidense.

En 1644, John Milton publicó Aeropagetica, una de las primeras defensas de la libertad de expresión en inglés. En ella, el gran poeta escribió: «Dadme la libertad de saber, expresar y argumentar libremente según mi conciencia, por encima de todas las libertades». Desde poetas británicos de rostro adusto hasta comediantes nocturnos. Considero que eso es un gran avance.