Marek Cichocki: Las páginas más oscuras de la historia polaca
Después de 1989, la nueva Polonia democrática existió el tiempo suficiente para que una generación completamente nueva se desarrollara plenamente, para quien la realidad actual es la única experiencia personal concebible. Por lo tanto, otras posibles situaciones que nos moldearon como colectivo en el pasado se han vuelto más abstractas para la mayoría de la gente contemporánea. Mientras tanto, la experiencia histórica de los polacos es más profunda y trasciende la realidad política o económica cotidiana.
La doble muerte de una nación PolacoAlguien observó con acierto que los polacos, como nación, experimentaron su propia muerte dos veces. Una en 1795, cuando finalmente se llevó a cabo la partición de la Mancomunidad de Polonia-Lituania. Y otra después de 1939, cuando la Alemania nazi y la Rusia comunista decidieron aniquilar físicamente a Polonia. En el primer caso, la causa del declive residió en la incapacidad de reconocer las amenazas externas mortales y la pérdida de la voluntad de existir. En el segundo, fue la falta de una oportunidad para escapar de una situación geopolítica desesperada.
Hoy vivimos en el siglo XXI, pero esas experiencias de doble muerte persisten y resuenan en nuestra imaginación, especialmente ahora, al adentrarnos en un mundo de gran crisis en tiempos de caos absoluto. Ante estas nuevas y reales amenazas, solo tenemos una verdadera opción de salvación y protección: nuestro propio estado. Por lo tanto, lo que hagamos con él se convierte en una cuestión existencial.
Capacidad defensiva sus propios ciudadanos es una tarea clave del EstadoDadas esas experiencias pasadas y el caos inminente, queda claro por qué es crucial hoy en día contar con un Estado capaz de defender a sus ciudadanos. ¿Es Polonia un país así, donde los gobiernos temen a los grupos de presión de promotores inmobiliarios, bancos y empresas extranjeras? ¿Donde los ciudadanos no ven sentido en buscar justicia en los tribunales nacionales? ¿Donde quienes ostentan el poder están dispuestos a desestabilizar por completo el sistema estatal para obtener réditos políticos a corto plazo? ¿Y donde, durante décadas, ha sido imposible construir siquiera una sola central nuclear?
Nos preparamos para otro capítulo de luchas políticas internas que, hasta ahora, no han dado ningún resultado. Esperemos que el coste no sea demasiado alto.
RP