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Entre los límites y el cuidado: ¿Cómo prevenir la agresión en los hospitales? «Hay ciertos síntomas a los que todos debemos prestar atención».

Entre los límites y el cuidado: ¿Cómo prevenir la agresión en los hospitales? «Hay ciertos síntomas a los que todos debemos prestar atención».
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Una conversación con la Dra. Anna Kieszkowska-Grudny, presidenta de Minds of Hope | Stress-Free Institute, demuestra que contrarrestar eficazmente la agresión no es solo cuestión de procedimientos, sino, sobre todo, de atención plena, empatía y comprensión del origen de las emociones humanas. En las salas de psiquiatría de los hospitales, los límites están claramente definidos. "Por ejemplo, no fumamos en la sala", afirma la psicóloga, neuropsicóloga y psicoterapeuta Anna Kieszkowska-Grudny. "Los pacientes, por supuesto, a veces intentan introducir cosas a escondidas, pero ese es un límite que no cruzamos. Sin embargo, simplemente establecer un límite no es suficiente. La clave está en cómo lo hacemos cumplir —con empatía, calma y atención plena—".

Cuando un paciente infringe las normas, la respuesta del personal no puede ser simplemente rígida y punitiva. «Hay una mayor probabilidad de que el paciente reaccione de forma diferente cuando el personal modifica su comportamiento», explica la Dra. Kieszkowska-Grudny. «Mi petición al paciente debe expresarse con cuidado y empatía. Esto es también lo que enseñamos al personal sanitario en diversos cursos y clases de formación impartidos por Minds of Hope | Stress-Free Institute: para que puedan reconocer las causas de las emociones del paciente, sus puntos críticos, y al mismo tiempo, ser conscientes de sus propias reacciones automáticas ante situaciones difíciles».

Comprender los mecanismos emocionales del paciente no solo es clave para una terapia eficaz, sino que también ayuda a evitar la escalada del conflicto. Esto, como enfatiza el especialista, se traduce directamente en una reducción de casos de coerción directa.

Los enfoques más avanzados en este campo se están implementando actualmente en salas psiquiátricas cerradas. En estos entornos, es más fácil lograr una comunicación fluida e intercambiar experiencias dentro del equipo. "Si durante mi turno observo que un paciente reacciona de cierta manera, por ejemplo, a palabras o gestos específicos, puedo compartirlo con mis colegas durante el informe matutino", afirma la Dra. Kieszkowska-Grudny. "Esto permite que todo el equipo esté más atento, preparado y sea más capaz de prevenir conflictos".

Es precisamente este entorno, donde el equipo está cohesionado y el intercambio de información es fluido y consciente, el que se convierte en un espacio más seguro tanto para los pacientes como para el personal. Por eso la atención coordinada es tan importante, especialmente, aunque no exclusivamente, en psiquiatría. La Dra. Kieszkowska-Grudny lleva años desarrollando este concepto como experta en el Ministerio de Desarrollo y Tecnología, dentro del programa Nacional de Especializaciones Inteligentes, y en su práctica en su centro, Minds of Hope | Stress-Free Institute. Las reuniones de equipo, no solo con psiquiatras y psicólogos, sino también con otros especialistas (p. ej., profesores de mindfulness, somnólogos, fisioterapeutas, dietistas, neuropsicólogos y médicos de otras especialidades, como neurología, endocrinología, neumología, etc.), permiten comprender mejor la naturaleza de los problemas de los pacientes y su funcionamiento, lo que a su vez permite desarrollar un plan de tratamiento más personalizado, integral y a medida.

Pero ¿reconocer señales de agresión es una competencia reservada únicamente a los especialistas?

"Rotundamente no", responde la Dra. Kieszkowska-Grudny. "Hay ciertos síntomas físicos y conductuales a los que todos podemos prestar atención".

Los cambios más notables están en la postura corporal: rigidez, tensión muscular, cuerpo congelado.

"También puede ser entrar en nuestra zona de confort, con los puños apretados, las piernas abiertas y los hombros tensos", dice el experto. "Algunas personas también pueden experimentar movimientos repentinos, como golpear la mesa con la mano".

Pero las señales de alerta también pueden ser más sutiles: contacto visual intenso o, por el contrario, interrumpido de repente, movimientos nerviosos, incapacidad para permanecer sentado, pisadas fuertes, balanceos.

Esto aún no es agresión, pero es una señal de que alguien podría estar teniendo dificultades para gestionar sus emociones. Vale la pena responder de una de las siguientes maneras: "Veo que algo te preocupa, ¿quieres hablar de ello ahora o más tarde? ¿Qué te pasa ahora mismo? ¿Hay algo que te moleste de esta situación?". ¿Quieres tomarte un descanso? ​​¿Puedo ayudarte de alguna manera? A veces es bueno simplemente dar un paseo o recuperar el aliento. ¿Qué te ayudaría ahora mismo?", dice la Dra. Kieszkowska-Grudny.

Tanto en el hospital como en la vida cotidiana, la clave no es tanto "controlar" la agresión, sino comprender su origen. La atención a los demás, la conciencia de las propias reacciones y la disposición a hablar son la base de la seguridad psicológica y uno de los pilares más importantes de la atención psiquiátrica moderna.

Actualizado: 11/07/2025 08:00

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