¿Quién es el “estratégico” y “teatral” Bruno Lage? Un breve análisis del entrenador del Benfica

El hombre que tiene a Jaime Graça como faro regresó a la Luz en los primeros días de septiembre, después de que Roger Schmidt fuera despedido tras el empate en Moreira de Cónegos, dejando al equipo en la séptima posición, a cinco puntos del Sporting de Ruben Amorim.
"Quiero un fútbol que los aficionados disfruten viendo, dinámico, divertido, fundamentalmente un fútbol que arrastre a la grada, eso es lo que queremos", prometió Bruno Lage en la presentación. Fue el regreso de un técnico que ya había sido campeón en esa sede, en la temporada 2018/19.
El debut del nativo de Setúbal, que jugó para Botafogo y Wolves en los períodos intermitentes de su carrera en el Benfica, fue una victoria en casa por 4-1 contra Santa Clara. Desde entonces, la temporada ha tenido sus altibajos. Lage, que como Rui Borges lucha por el doblete (de hecho, aspira al triplete nacional), quiere conquistar su segundo título nacional con las Águilas y unirse así al grupo de entrenadores que han hecho lo mismo: Toni, John Mortimore, Fernando Riera, Béla Guttmann y Lippo Hertzka. Lo único que necesitamos es ganar el derbi de Lisboa esta noche por dos o más goles.
Los comentaristas de Bola Branca , Francisco Guimarães y Francisco Sousa, hacen un breve retrato del técnico del Benfica, que hoy tiene 48 años.
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Francisco Sousa
Es un entrenador fuerte a nivel estratégico. Prepara bien los partidos en función de los rivales, lo demostró, tanto en lo táctico como con los cambios individuales de jugadores, en diferentes escenarios, en el contexto de la Champions League (recuerdo la línea de 5 con el Atlético de Madrid), pero también supo adaptarse muy bien contra la Juventus, el Barcelona, incluso en los partidos con el Mónaco, ahí en cierto punto consiguió hacer crecer al equipo en momentos del juego, apostando por perfiles de jugadores que más se necesitaban.
Hizo ajustes en las piezas, demostró que tiene esa buena lectura desde el banquillo para reaccionar y poder hacer mejorar al equipo. Salió valorado en los dos partidos ante el Oporto esta temporada.
Luego veo a un Lage que a menudo está tenso en el banquillo. He jugado algunos partidos en el Estádio da Luz y es habitual ver a Bruno Lage gesticular mucho más, a veces con comportamientos que, en su primera etapa en el Benfica, no eran tan visibles. Creo que es, en cierto modo, una señal de una reacción más exacerbada, más emocional, siente mucha presión de tener que demostrar que es entrenador del Benfica.
Tiene muchas veces un discurso muy servicial, en el sentido de presentarse como el empleado del Benfica, el hombre que responde al presidente, que es obediente, y no tanto la personalidad fuerte, marcada, aunque lo muestre de vez en cuando, es señal de valor personal.
No podemos olvidar que este es un Lage diferente, que ya ha tenido experiencias en el extranjero, ha demostrado algunas cosas en la Premier League, creo que eso fue importante en su regreso al Benfica, a saber, la idea de ser más versátil a nivel táctico. Pero, de hecho, creo que Lage, con todo lo que ha mostrado en términos de comportamiento entre el banquillo y las ruedas de prensa, muestra diferencias respecto a los inicios.
Francisco Guimarães
Es un entrenador teatral y a veces populista. Habla con la afición, gesticula hacia el campo, pero en la práctica gesticula hacia la afición, corre por la banda, grita, agita los brazos y nos deja con la duda de si, de hecho, está realmente entusiasmado con el partido o si cree que está en el escenario del Dona Maria II.
Tiene ideas concretas sobre el fútbol. Aunque no siempre son capaces de llevarlo a la práctica, es evidente que hay un trabajo colectivo y es claro en qué creen. Implica mucho a los corredores laterales. Le gustan los delanteros que combinen con los centrocampistas, y un juego intenso y presionado, generalmente con líneas altas. Prefiere tener centrocampistas con diferentes funciones y características, uno más presionador, con procesos sencillos, otro controlando la posesión del balón y otro más centrado en la profundidad. Preferiblemente uno de ellos que haga movimientos de frenado.
Lee los partidos importantes con mayor precisión que los partidos pequeños y sus equipos pasan de 8 a 80 en la misma semana. Defensivamente cree en el 4-4-2, le gusta robar el balón en zonas intermedias y altas, para lanzar ataques rápidos desde corta profundidad cuando el rival está abierto y desequilibrado.
RR.pt