Friedrich Merz: conservador en costumbres, liberal en economía
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El probable próximo canciller de Alemania es un firme partidario de las agendas compartidas entre Alemania y Estados Unidos (aunque parece desilusionado con Trump), pero también de la Unión Europea. Tiene poco respeto por Angela Merkel y dos aviones privados.
El probable nuevo canciller alemán, Friedrich Merz, nacido en Brilon en 1955, es un ex juez y abogado de empresa que abandonó ese papel en 1989 para dedicarse a la política, aunque su formación en tales actividades comenzó en 1972, cuando se unió a la Unión Juvenil, una organización juvenil conjunta entre la CDU y su "hermana" bávara, la CSU. En 1989 fue elegido miembro del Parlamento Europeo. Allí sólo cumplió un mandato, tras el cual decidió regresar a la política interior como miembro del Bundestag (Parlamento). Se especializó en política financiera, lo que le valió una posición valiosa, ya que las cuestiones económicas son relevantes para los alemanes.
En 2000 fue elegido presidente del grupo parlamentario CDU/CSU, exactamente el mismo año en que Angela Merkel fue elegida presidenta de la CDU, pero Merz era mucho más un oponente que un partidario de la mujer que se convertiría en una de las cancilleres más importantes de la Alemania de posguerra. Desde entonces, hace dos largas décadas, Merz “sueña” con conquistar el poder interno dentro del Partido Demócrata Cristiano. Una especie de segunda vía que no tuvo éxito cuando Merkel renunció (en 2018) a la presidencia del partido (fue reemplazada por Annegret Kramp-Karrenbauer, quien renunció en 2020 porque su partido rompió, en Turingia, el "cordón sanitario" ante los extremistas de derecha de Alternativa para Alemania, AfD). El ex ministro de Defensa fue sustituido por Armin Laschet, quien no pudo sobrevivir a la derrota electoral de 2021 ante el todavía canciller socialdemócrata Olaf Scholz. En otras palabras: Merz tiene una paciencia mucho mayor que la media, pero no se le puede "acusar" de ser un "seguidor" de Merkel, con quien mantuvo una relación encubierta y tormentosa, hasta el punto de abandonar la política a tiempo completo y regresar al derecho. En su nueva vida destaca el hecho de haber sido asesor en BlackRock Alemania, uno de esos fondos que alguien maliciosamente empezó a llamar 'buitres'.
Recién regresaría al Parlamento en 2021, precisamente cuando su partido volvió, unos 16 años después, al estatus de oposición. Y esta vez lo consiguió: fue elegido presidente del partido en diciembre de 2021.
Definiéndose como anticomunista, conservador en costumbres y liberal en economía, Merz fue presidente de la asociación Atlantik-Brücke (Puente Atlántico), una organización privada fundada en Hamburgo en 1952, cuyo objetivo es promover el entendimiento político entre Alemania y Estados Unidos (y la OTAN) y que, a través de un programa que llamó 'Jóvenes Líderes', pretende acercar a la 'causa' a militares, periodistas y estudiantes de alto potencial. La propia Angela Merkel y el difunto Henry Kissinger están en la lista de miembros. Pero no fue esta conexión lo que impidió que Merz fuera muy crítico con la postura del presidente estadounidense Donald Trump sobre Ucrania y su presidente Volodymyr Zelensky. A todos los efectos, Merz se considera profundamente comprometido con el proyecto europeo y aboga por una Unión aún más federalizada y un ejército para Europa.
Cabe señalar también que Merz -quien cuando nació se fue a vivir a una mansión que pertenecía a sus padres- es multimillonario y piloto, con dos aviones privados.
Lo que defiende: asilo, migración e integración
Merz dice que considera que limitar la migración irregular es la tarea más importante después de las elecciones del domingo y culpa a la política de fronteras abiertas de Angela Merkel como un "pecado" que nunca debería haber sucedido. Considera que Alemania aún puede recibir entre 60 y 100 mil inmigrantes sin llegar al punto de saturación.
El futuro canciller es un liberal en materia de políticas sociales: quiere acabar con los subsidios de desempleo y sustituir el edificio social alemán (que Bismarck viene construyendo laboriosamente desde el siglo XIX) por algo que ha llamado Nueva Seguridad Básica y que los sindicatos (o algunos de ellos) ya han caracterizado como “inhumano e inconstitucional”.
Por lo demás, las propuestas de Merz en el frente económico no son innovadoras (se considera que los alemanes son poco sensibles a la innovación política), pero aprovechan todos los recursos liberales disponibles: promete reducir los impuestos corporativos del 29,9% al 25%; eliminar la controvertida Ley de la Cadena de Suministro (que tiene como objetivo proteger los derechos humanos en las cadenas de suministro internacionales); reducir los impuestos sobre la renta de los trabajadores de ingresos bajos y medios, pero al mismo tiempo quiere modernizar las leyes laborales para hacerlas más flexibles; revertir algunas de las regulaciones centradas en el cambio climático (incluida la abolición de la Ley de Energía para Edificios, que exige a los propietarios reemplazar la calefacción por petróleo y gas); reincorporar la energía nuclear (a la que su predecesora Angela Merkel puso fin) al marco de opciones federales, invirtiendo en pequeños reactores modulares; y construir centrales eléctricas.
En el frente europeo, el líder democristiano sigue, por ahora, en contra de la creación de mecanismos comunes de financiación del gasto en defensa y seguridad y parece poco interesado en poner el "tesoro alemán" al servicio de los países que no cumplen con sus obligaciones macro en términos de déficit y deuda.
jornaleconomico