Pollo relleno: un clásico por una razón, con un toque delicioso

Las pechugas de pollo rellenas son atemporales, casi retro , en cierto modo. Es reconfortante cortar un pollo relleno con tomates secos, sabiendo que probablemente aparecía una versión de este plato en todos los menús de los restaurantes a mediados de los años 80.

Son confiables, consistentes y personalizables sin fin. Puedes cambiar los ingredientes para adaptarlos a sensibilidades específicas, alérgenos o gustos personales. Sin embargo, un ingrediente innegociable aquí es el pollo (aunque me gustaría pensar que cualquiera que esté aquí es fanático).

Para el pollo relleno, siempre utilizo pechugas deshuesadas y sin piel. Pero si prefieres los muslos, ¡adelante! Solo debes saber que probablemente tardarán un poco más en cocinarse y es posible que no mantengan su forma tan bien. Sin embargo, te aconsejo que no utilices piel. No existe ningún método que lo deje crujiente y dorado, y nadie quiere cortar la piel flácida del pollo.

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Puedes cortar el pollo en forma de bolsillo o cortarlo como un libro. Yo prefiero hacerlo en forma de bolsillo, ya que retiene mejor el relleno (aunque permite colocar una cantidad ligeramente menor) y no me gusta lidiar con hilo de cocina ni palillos de dientes. Pero si quieres rellenarlo al máximo, opta por el corte en forma de libro. También puedes pedirle a tu carnicero o a alguien en el mostrador de aves que haga los cortes por ti.

¡Y no te olvides de condimentar! Debes condimentar tanto el bolsillo o "libro abierto", como el exterior del pollo. De lo contrario, terminarás con un pollo poco condimentado y un relleno sabroso, lo que hace que el bocado no esté equilibrado. Cada bocado debe ser complejo y delicioso, ya sea que se componga principalmente de pollo o principalmente de relleno.

En cuanto al relleno, suelo optar por el queso, pero también puedes optar por verduras, hierbas o incluso frutos secos. Sea cual sea tu elección, asegúrate de incluir un ingrediente colorido, un ingrediente cremoso y algo con mucha textura para darle un toque de sabor.

Comienza calentando el horno a 425 grados para dorar el pollo de inmediato. Luego, baja la temperatura para que quede más suave. Sabrás que está listo cuando los jugos del pollo salgan transparentes, el queso se derrita y se dore, y todo huela increíble.

Utilice una espátula para pescado o una espátula grande para levantar el pollo al momento de servirlo. Las pinzas o un tenedor pueden hacer que se deshaga.

A veces sirvo pollo relleno con una salsa sencilla hecha con chalotes, caldo, mantequilla y un chorrito de crema (y vino, si tengo alguno a mano). Pero, honestamente, el pollo es tan sabroso y jugoso que una salsa puede parecer innecesaria. Si quieres agregar una salsa, ponla en el plato primero y luego coloca el pollo cocido encima.

Me gusta servirlo con fideos de huevo con mantequilla, eneldo o perejil y quizás una verdura asada. Pero también funciona bien con arroz, patatas o cualquier otra cosa que tengas a mano.

Es delicioso y espero que lo disfrutes. Hay algo inherentemente reconfortante en un plato como este, especialmente en una noche fría. ¡Cuanto más frío, mejor!