Neuromodulación sacra: un chip para recuperar el control de la vejiga
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Incontinencia urinaria, retención urinaria, vejiga hiperactiva, disfunción del suelo pélvico, disfunción de la vejiga sin obstrucción, pero también incontinencia fecal. Éstas son algunas de las indicaciones más habituales de la neuromodulación sacra, una intervención sencilla, aseguran los expertos, pero que requiere un contexto multidisciplinar bien entrenado y preparado en la materia. Como la de la Unidad Operativa de Urología del Policlínico de Bari (entre las estructuras de excelencia en urología ) dirigida por Pasquale Ditonno , donde de media se realizan unos cincuenta implantes al año. Durante décadas.
La neuromodulación sacra no es para todos“La neuromodulación sacra implica la implantación de un marcapasos para corregir el mal funcionamiento de los centros nerviosos de la zona sacra, que controla los órganos pélvicos, como la vejiga y el recto”, explica Ditonno a Salute . “Es una tecnología ya consolidada, pero moderna y poco extendida a nivel nacional, lo que requiere un abordaje multidisciplinar que involucre, además de urólogos y posiblemente proctólogos, también fisiatras y neurólogos. “Son necesarios estudios funcionales y una anamnesis extensa para identificar a los pacientes que pueden beneficiarse más, porque la neuromodulación sacra puede ser efectiva, pero mucho depende de las condiciones clínicas del paciente”. La neuromodulación sacra, de hecho, no es una intervención de primera línea para las indicaciones indicadas: se intenta después del fracaso de estrategias terapéuticas más clásicas, como las farmacológicas y la rehabilitación del suelo pélvico. Y no es seguro que, a pesar de la experiencia de los equipos que seleccionan a los pacientes, la intervención resulte siempre adecuada.
Cómo funciona la neuromodulación sacraIndependientemente de las indicaciones, la neuromodulación no es una intervención apta para todos, añade el urólogo Gaetano de Rienzo, del Policlínico de Bari. Y los números lo demuestran: si se implantan unos cincuenta marcapasos bajo la piel a la altura del glúteo, casi se duplica el número de pruebas realizadas. "Antes de proceder al implante definitivo, es necesario entender si la solución puede ser indicada para ese paciente -explica de Rienzo- y para ello, a los pacientes candidatos se les implanta a la altura del foramen sacro un electrodo conectado a un estimulador externo miniaturizado, del tamaño de un iPod".
Este dispositivo temporal permanece en acción durante unos diez días, continúa el urólogo, durante los cuales se prueba el efecto terapéutico: “Los resultados deben convencer tanto al paciente, que debe poder tener una ganancia neta en términos de calidad de vida, como al clínico, que debe poder observar las mejoras buscadas. Una vez satisfechos ambos, procedemos a la implantación del electrodo conectado al marcapasos definitivo. Hoy en día, los neuromoduladores también son compatibles con las exploraciones por resonancia magnética, y esto es particularmente importante para los pacientes neurológicos que pueden necesitar un implante de neuromodulación sacra, como aquellos con Parkinson o esclerosis múltiple”. Se trata de un dispositivo del tamaño de un pendrive, que puede permanecer en funcionamiento durante varios años. “Cuando la tecnología funciona, el paciente está bien durante muchos años: tenemos casos en los que el marcapasos ha permanecido en funcionamiento durante más de veinte años”. El sistema de salud también se beneficia al ahorrar en el uso de pañales.
Factores que influyen en el éxito de la intervenciónLa neuromodulación sacra, recuerdan los expertos, es una opción posible para muchos pacientes con diferentes enfermedades, pero un criterio fundamental para su acceso es la presencia de una buena coordinación entre vejiga y esfínter. El éxito o fracaso del implante depende de muchos factores, conocidos sólo en parte, concluyen de Rienzo y Ditonno, como la evolución de la patología de base y el tiempo transcurrido desde la aparición del problema.
repubblica