Seleccione idioma

Spanish

Down Icon

Seleccione país

Mexico

Down Icon

La amistad de Robert Redford y Paul Newman que dejó dos obras maestras y dos imágenes complementarias de la belleza

La amistad de Robert Redford y Paul Newman que dejó dos obras maestras y dos imágenes complementarias de la belleza

Robert Redford sólo era dos centímetros más alto que Paul Newman (1,79 y 1,77 respectivamente) pero en la pantalla parecía más grande que su colega. Más alto, mejor alimentado, más felizmente guapo que Newman. Y Paul Newman no era menos apuesto que Robert Redford (sobre eso se debatió durante décadas en todo el mundo sin llegar a ninguna conclusión) pero siempre tuvo un aire más nervioso, como de chico de ciudad criado en espacios pequeños y oscuros, irónico en su sonrisa y encajador en su actitud. La paradoja es que Robert Redford, en realidad, fue eso mismo que Newman representó: fue un adolescente inadaptado en Los Ángeles que viajó como un beatnik a Europa y regresó alcoholizado y con sensación de fracaso vital. ¿Cuál de los dos fue mejor actor, cuál de los dos dejó un impacto mayor en la cultura del siglo XX, cuál de los dos encarnó qué ideas de belleza y tormento? La oposición entre Redford y Newman alimentó dos obras maestras del cine, Dos hombres y un destino y El golpe, pero nunca fue una rivalidad. Al contrario.

El comienzo de esa sociedad está documentado. Redford había tenido éxito en Descalzos en el parque (1967), una comedia romántica, urbana y graciosa a más no poder en la que todo el mundo era guapo y en la que a todo el mundo le iba bien. Para Robert Redford, la película de Mike Nichols fue una campanada pero, en realidad, sólo representó un primer paso en la construcción de su carrera. En 1967, Robert Redford aún no competía por los papeles de verdadero prestigio de aquel Hollywood de transición, a medio camino entre su edad de oro y su refundación de autor de los años 70.

Paul Newman, 11 años mayor que Redford, sí que tenía ese estatus, sí que tenía grandes proyectos hechos a su medida. Eso fue, en 1969, Dos hombres y un destino. La película estaba escrita pero necesitaba a un actor que representara a Sundance Kid y diera la réplica a su protagonista. Jack Lemmon fue considerado pero renunció al papel porque no montaba a caballo bien. Warren Beatty perdió el interés porque el personaje recordaba un poco al Clyde de Bonnie y Clyde y Beatty no quería repetirse. Steve McQueen también recibió el guion pero en esa época estaba enemistado con Paul Newman por un ataque de celos. Entonces, fue Paul Newman el que dio el nombre de Reford con una frase tremenda: "Quiero a un actor".

Muere Robert Redford: estas son cinco de sus mejores películasEL MUNDO (Vídeo)

"Fue un elogio muy importante para mí porque creo que refleja cómo veíamos los dos el trabajo de hacer cine: como un oficio que tomábamos en serio", dijo después Redford.

Dos hombres y un destino

Vamos con Dos hombres y un destino, filme divertido, encantador y chispeante, diferente a todo. Dos hombres y un destino no se parecía a los westerns épicos de la generación anterior ni a los expresionistas que estaban por venir. Sus personajes no eran brutales ni toscos al estilo de John Wayne, sino bromistas y coquetos, un poco cínicos pero también dulces. Cantaban Tear drops keep fallin' on my head entre golpe y golpe, guiñaban sus ojos y parecían neoyorquinos en sus diálogos llenos de ingenio. Newman era la estrella que encarnaba el espíritu de esa película en el personaje de Butch Cassidy. Redford era Sundance Kid y representaba lo contrario: un pistolero silencioso, carismático y trágico que anunciaba que la comedia habría de terminar mal. Sorpresa: en Dos hombres y un destino, Redford representó al guapo trágico y Newman al simpático. La película ganó cinco premios Oscar.

El Golpe

El trabajo llevó a la amistad, que fue sincera y larga. Redford contó que se convirtió en inseparable de Newman después de trabajar con él, hasta el punto de que los dos tuvieron casas en el estado de Connecticut a una distancia de un kilómetro y medio y sus familias intimaron. Durante cuatro años, el mundo esperó el reencuentro de la pareja. En ese tiempo llegó El Padrino y se impusieron los códigos del Nuevo Hollywood setentero y casi alternativo pero El golpe no era eso. Era, más bien, una película de género del Hollywood clásico, filmada con sobriedad sin filigranas y escrita minuciosamente. Redford, esta vez, estaba en el centro de la historia. Representaba a un timador que había volado demasiado alto, casi un presagio de su Gatsby, y que se embarcaba en una misión de venganza que también le quedaba grande. Newman se convertía en su socio: derrotado, desencantado, irónico, carismático... Newman era un estoico auroirónico. Redford, un caballero atormentado. Redford dormía mal; Newman bien. Redford parecía más que lo que era. Newman sólo era un sufrido trabajador del crimen. Al final, parecía que su destino era la traición, pero no. El público siempre quiso que Newman y Redford estuviesen en el mismo bando.

Y no hubo más. No hubo una tercera película que reuniera a los dos actores. Redford lo intentó y compró los derechos de unaa novela de Bill Bryson, Un paseo por el bosque, para la que había pensado en su amigo. Redford acabó por protagonizar esa historia junto a Emma Thompson y Nick Nolte en 2015.

¿Y todo lo demás? Es evidente que Paul Newman venía de Montgomery Clift y de Marlon Brando, de los grandes héroes trágicos de Hollywood, intensos y teatrales. Robert Redford, en el fondo, era una figura más moderna, menos intensa pero igual de compleja. Podía ser más cosas: podía ser Cary Grant en una comedia romántica o podía ser un hippie al estilo de Peter Fonda. Ninguno de los dos fue menos actor que el otro.

elmundo

elmundo

Noticias similares

Todas las noticias
Animated ArrowAnimated ArrowAnimated Arrow