El personal del hospital de Szczecin honró la memoria del médico asesinado

El martes al mediodía, frente a la puerta del Hospital Clínico Universitario nº 2 PUM de Szczecin, se guardó un minuto de silencio en memoria del trágicamente fallecido Dr. Tomasz Solecki, ortopedista de Cracovia, asesinado por un paciente. Se encendieron velas en gesto de duelo y solidaridad, y el personal del hospital hizo una pausa para un momento de silencio y reflexión.
-Es difícil hablar de lo que pasó. Es difícil aceptarlo, comprenderlo y reconocerlo, admitió la directora médica del hospital, la doctora Magdalena Wiśniewska. – Ninguno de nosotros podíamos imaginar que como médicos pudiéramos ser agredidos, y mucho menos morir a manos de un paciente, en un lugar donde se salvan vidas.
Según señaló, los casos de agresiones contra el personal médico son cada vez más frecuentes. Aunque hasta ahora la mayoría de las veces han sido de naturaleza verbal o psicológica, también hay casos de agresiones físicas. La muerte del Dr. Solecki se convirtió en un símbolo brutal del creciente problema.
“Como médicos, enfermeras, paramédicos y camilleros estamos expuestos a agresiones todos los días”, afirmó la Dra. Wiśniewska. – Y no se trata sólo de situaciones derivadas de las enfermedades de los pacientes. Cada vez con mayor frecuencia nos encontramos con una agresión pura y sin fundamento, aquella que no puede justificarse por el dolor, el miedo o la frustración.
El director médico enfatizó que los trabajadores de la salud se están convirtiendo en chivos expiatorios de un sistema defectuoso. Los médicos son vistos como la cara del sistema de salud.
-Pero no tenemos ninguna influencia sobre cómo funciona. No decidimos sobre presupuestos, personal, colas, y sin embargo somos nosotros quienes asumimos toda la ira de los pacientes y sus familias – señaló.
La Dra. Wiśniewska también comentó el tono inquietante de algunos comentarios aparecidos en los medios de comunicación y en Internet tras la tragedia de Cracovia:
– No podemos, como sociedad, dar ni siquiera un consentimiento tácito a la agresión. Explicaciones como “quizás esperó demasiado” o “quizás el médico fue grosero” no sólo son inapropiadas, sino que son peligrosas. Esto no es motivo para hacerle daño a nadie, afirmó con firmeza. Lo tenemos claro: no hay consentimiento para la violencia contra el personal médico. Tenemos derecho a trabajar con sensación de seguridad y respeto.
(dg)
Kurier Szczecinski