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La Reconquista de Vox y Carvajal

La Reconquista de Vox y Carvajal

Hay quien se pasa la vida pensando en el Imperio Romano y quien lo hace en la Reconquista. La de Santiago Abascal en la península ibérica y la de Dani Carvajal en el Real Madrid. Vox ha convertido Torre Pacheco y Jumilla en su punta de lanza ultra y Carvajal, por obra y gracia, sarcasmo, ironía o el subconsciente del diario Marca, se ha convertido en un don Pelayo blanco sin casco en una de las portadas del diario deportivo: “El lateral derecho fue titular y capitán en el partido ante el Leganés en Valdebebas”.

Santiago Abascal, líder de Vox

Pablo R. Seco / Efe

Carvajal invita a Santiago Abascal al palco del Bernabeu, cuestiona a Jenni Hermoso en el caso Rubiales, se fotografía con Bertrand Ndongo, un ultra que insultaba a Lamine Yamal durante la Eurocopa… “Marca, Real Madrid, Carvajal, Vox, Reconquista, Jumilla. Unir por la línea de puntos…”, insinúan en las redes. Un juego de niños con peligrosas consecuencias para la convivencia.

La Reconquista es el recurso que emplea Vox para movilizar a sus simpatizantes ante cada reto electoral. En 2019, Abascal gritaba que la reconquista empezaría por Andalucía. Lo hacía con Rocío Monasterio, Iván Espinosa de los Monteros y Javier Ortega Smith sobre el escenario. ¿Qué fue de ellos? Lo mismo que de Macarena Olona...

También esgrimió la gesta histórica ante sus socios europeos en la cumbre de Patriots en Madrid: “España volverá a ser “el muro de Europa ante el avance del islamismo: Estamos dispuestos a volver a hacerlo”. ¿Tomar Granada?.

El historiador José Álvarez Junco explicaba hace años en un artículo en El País que “a nadie le interesa la complejidad del pasado. Lo rentable políticamente son los mitos. Los mitos hacen votar. Y enfrentan también a la gente, la llevan a matarse entre sí”.

Con la Reconquista, la ultraderecha esgrime un concepto elaborado durante el siglo XIX como si fuera una historia real. “Nunca hubo una “conquista”, ni mucho menos “reconquista”, de Granada. Fue una entrega pactada, con unas capitulaciones firmadas solemnemente por Fernando e Isabel (en las que se comprometieron, por cierto, a respetar la lengua, religión, vestimenta, costumbres y jueces naturales de los súbditos de Boabdil, algo que incumplieron de manera flagrante poco después”, instistía Álvarez Junco en el artículo.

Una operación que supuestamente duró más de siete siglos deja un poso. @maxpradera replica la tesis de Vox sobre la incompatibilidad de las prácticas culturales musulmanas con “la identidad y usos y costumbres de la nación española”. “El idioma español incorpora más de 4.000 palabras de origen árabe: almohada, alcalde, azúcar, ojalá… ¡Incluso Guadalquivir viene del árabe! Monumentos como la Alhambra, la mezquita de Córdoba y el Alcázar de Sevilla son patrimonio español. La gastronomía española lleva arroz, berenjenas, azafrán, almendras… Todos ingredientes introducidos por los árabes. Al-Ándalus fue un faro cultural. Matemáticas, astronomía, medicina, filosofía… Averroes y Maimónides influenciaron a Europa entera. Azulejos, patios, baños públicos, la guitarra... Nuestra estética viene impregnada de legado andalusí”.

Con su Reconquista, Vox ha conseguido alinear, por primera vez, al Gobierno de Pedro Sánchez, la Iglesia y la comunidad judía. La réplica de Abascal llegó en Bipartidismo Stream, un canal de Youtube de extrema derecha, atacando a los obispos por su reacción ante el veto antimusulmán de Jumilla: “No sé si su posición es por los ingresos públicos que reciben o por los casos de pederastia”. ¿Llega la Iglesita cobarde?

La deslegitimación del adversario está en la hoja de ruta de Vox. Arrancó con el PSOE y le siguió el PP: “La única diferencia entre el PP y el PSOE, es que el PP es más eficaz mintiendo”, dice Abascal. Y a los medios públicos “se les va a borrar la sonrisa de la boca”. Su electorado se (des)informa en las redes. Según las encuestas, la ultraderecha crece entre los jóvenes, parados, asalariados de clase baja y los que se consideran pobres. Y las palabras virales de Julia Otero en el Late Xou de Marc Giró recuperan su sentido: “Hay mucha gente que gana 800 euros y vota por aquellos que no quieren subirle el salario mínimo interprofesional”. ¿Y la Reconquista? Lo que hay son derechos por conquistar.

lavanguardia

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