India: ¿la próxima superpotencia mundial?

India ha dejado de ser vista únicamente como un país en desarrollo. Con un crecimiento económico sostenido, una población joven y una ambición geopolítica creciente, el gigante asiático comienza a perfilarse como una de las naciones llamadas a liderar el siglo XXI. Pero ¿realmente puede convertirse en una superpotencia mundial? ¿Qué factores la respaldan y qué desafíos enfrenta?
Uno de los pilares más sólidos de India en su camino hacia el liderazgo global es su economía en rápido crecimiento. En los últimos años, incluso ha llegado a superar a China en términos de ritmo de expansión. Según estimaciones del FMI, India crecerá más de un 6% anual en la próxima década, respaldada por sectores como la tecnología, los servicios financieros, la manufactura y la industria farmacéutica.
Además, cuenta con una población trabajadora joven y en expansión, lo que le otorga una ventaja frente a países que están enfrentando el envejecimiento de su población, como Japón o Alemania. Esta demografía favorable permite sostener un consumo interno fuerte y atraer inversión extranjera directa.
India ha refinado su política exterior para convertirse en un actor clave en el equilibrio global. Forma parte de múltiples alianzas estratégicas: desde los BRICS, donde comparte mesa con Brasil, Rusia, China y Sudáfrica, hasta el Quad, junto a Estados Unidos, Japón y Australia, con el objetivo de contrarrestar la influencia china en el Indo-Pacífico.
Su política exterior combina el no alineamiento tradicional con una mayor pragmatismo económico y diplomático. India mantiene buenas relaciones con Estados Unidos, pero también negocia con Rusia, Irán y otros países que enfrentan sanciones occidentales. Esta capacidad de moverse entre bloques rivales la convierte en un interlocutor flexible y atractivo.
La tensión con China es uno de los factores que impulsa a India a proyectar más poder. Ambos países comparten una larga y disputada frontera, que ha generado varios enfrentamientos militares, el más reciente en 2020 en el valle de Galwan. Pero más allá de lo territorial, la rivalidad es estratégica y económica.
India busca frenar la expansión de la Iniciativa de la Franja y la Ruta impulsada por Beijing, y ofrece alternativas en infraestructura y conectividad en Asia y África. Además, invierte fuertemente en tecnología espacial, defensa y ciberseguridad, áreas que considera esenciales para su autonomía y proyección internacional.
En los últimos años, India ha demostrado su capacidad científica y tecnológica. En 2023 logró aterrizar en el polo sur de la Luna con su misión Chandrayaan-3, convirtiéndose en el primer país en hacerlo. Además, es uno de los principales exportadores de vacunas y medicamentos genéricos, y cuenta con una floreciente industria de startups tecnológicas.
En defensa, India ha incrementado su presupuesto militar y desarrolla su industria armamentista nacional, buscando reducir su dependencia del extranjero. También ha fortalecido su presencia naval en el Océano Índico, una zona clave para el comercio global.
A pesar de estos avances, India enfrenta graves desafíos internos. La desigualdad social, el acceso desigual a servicios básicos y la tensión entre comunidades religiosas siguen siendo obstáculos importantes. Además, el país necesita invertir más en educación, salud e infraestructura, especialmente en zonas rurales.
La contaminación ambiental y la gestión de recursos como el agua también son retos cruciales para su desarrollo sostenible. Por último, la creciente polarización política y el papel del nacionalismo hindú bajo el liderazgo del primer ministro Narendra Modi generan preocupación en sectores internacionales por el respeto a los derechos democráticos.
India ya es, sin duda, una potencia regional influyente y un actor global cada vez más relevante. Su ascenso dependerá de su capacidad para equilibrar el crecimiento económico con inclusión social, mantener su autonomía estratégica sin aislarse, y consolidarse como un modelo atractivo de desarrollo democrático.
Aunque no todo está resuelto, el mundo observa con atención a India. Y todo indica que, si logra superar sus desafíos internos, el futuro geopolítico del planeta tendrá acento indio.
La Verdad Yucatán